jueves, 18 de febrero de 2010
Televisión Cable para el Pueblo.
Conspiración para embrutecer al Pueblo; así se titulaba el comentario que escribí hace más o menos tres años; palabras publicadas en un foro que hace tiempo dejó de existir. La esencia del mismo convergía en la pésima calidad de la televisión ecuatoriana, y sobre cómo los contenidos en general afectaban nocivamente la salud mental, moral e intelectual de la gran mayoría de ecuatorianos, sobre todo de niños y adolescentes, pues en el caso de los adultos fieles a los culebrones banales y los programas rosados, el asunto era un caso perdido.
En consideración a la realidad nauseabunda de la televisión ecuatoriana y a ciertos hechos que se han venido desarrollando durante estos casi incomprensibles tiempos, sobre todo el referente a la incautación de los medios de los banqueros Isaías por parte de Rafael Correa, decidí retomar aquel tema, incluyendo algunos aspectos que ya mencioné en aquel entonces pero que tristemente continúan siendo vigentes gracias a la irresponsabilidad, codicia y torpe vanidad de los propietarios de aquellos medios de comunicación; añadiendo uno en particular que me parece fundamental y que sistemáticamente lo iré desarrollando en los siguientes párrafos.
Daría la impresión que existiría una oscura conspiración para embrutecer al Pueblo, esa parecería ser la intención de los canales de televisión de señal abierta, de acceso general y nacional; así como también del gobierno de Rafael Correa. Lo digo por la asombrosa y escandalosa cantidad de basura televisiva y propaganda oficialista maquiavélica, que saturan la programación de los medios vinculados con la caja electrónica, o como la califican algunos: el cajón de entretenimiento para tontos.
Sorprende por ejemplo la forma alevosa en que los diferentes canales incluyen en sus programaciones horas tras horas de groseros culebrones y telenovelas, ora mexicanas, ora argentinas, ora colombianas, ora venezolanas, y hasta españolas o incluso coreanas; todas plagadas, ¡todas!, de: prejuicios estúpidos, estereotipos sociales frívolos, modelos enfermizos, mensajes subliminales y recomendaciones maliciosas. Babosadas que se reproducen una y otra vez en horarios familiares y estelares, como si hubiera un plan manifiesto, como si existiera la intención expresa de imponer, a todos, socialistamente, todo ese aluvión impresionante de inmundicia aturdidora, engañosa y adictiva. La vanidad más estulta y simplona llevada a paradigma social.
Recuerdo que en mi época de escolar, luego de salir del centro de torturas, llegaba a la casa y encendía la televisión, ahí estaban: Popeye, Pedro Picapiedra y Pablo Mármol, Bugs Bunny, Porky y el gallo Claudio, o Herman Monster y el abuelo. Pero, ahora, los niños llegan de la escuela, encienden la televisión y se topan con los “interesantísimos” programas rosados, en los que una jorga de andróginos de sexo indefinido se confunden con señoritas cuya inteligencia es directamente proporcional a la cantidad de ropa que usan. Ante tanta carne cruda, uno entiende fácilmente por que, ahora, los niños quieren jugar al ginecólogo y la enfermera, o a la pareja “progre”.
Aclaro, no digo que se deba sacar del aire aquella basura televisiva, si hay gente que gusta de ese tipo de contenidos, pues que los disfruten, pero, se deberían transmitir en horario de las 10 de la noche en adelante.
Qué decir de la calidad de los noticieros. Todos típicamente ecuatorianos; con el ruco caduco con complejo de hombre honesto, y que lleva años y años en el “periodismo investigativo”, sin pena ni gloria; o con el arlequín insolente, maquillado y bravucón, que se cree el dueño de la verdad y se da el lujo de imponer sus agendas, previamente fijadas por sus reales patrones. Por ahí las tentadoras locutoras “cheerleaders”, cuyos méritos pasan por su exuberancia física y su capacidad para “trabajar horas extras con su respectivo jefe”. Noticieros mediocres que rara vez se acuerdan del compromiso ineludible que el buen periodismo tiene con la Verdad y la Imparcialidad. Inexorables con el pobre diablo que cometió alguna vileza o un error; pero alcahuetes y encubridores con los caudillos de la corrupción elitista. Programas informativos que terminan constituyéndose en shows e instrumentos falaces, que se limitan a contar las verdades a medias, las mentiras completas y las versiones corrompidas de los amos de turno en el poder; ni que hablar de los periodistas “independientes, libres y honestos”, personajes que generalmente se limitan a seguir el guión impuesto por el mecenas que firma los cheques.
Tampoco podemos olvidar, lo aburrido o molesto que resulta soportar la constante publicidad mentirosa, demagógica y patriotera de los hijos predilectos de Rafael Correa, sacrificados nacionalistas, ocupados en su inmoral saqueo de los fondos públicos.
Incluso las transmisiones de fútbol, famosas a nivel mundial por las típicamente pintorescas narraciones de los disque periodistas y comentaristas deportivos, terminan volviéndose en extremo desagradables debido a las locuciones parciales, regionalistas, vulgares y mentirosas de ciertos personajes bruscos, sesgados y alborotadores que se han adueñado del periodismo deportivo nacional, seguramente gracias al servilismo practicado con los dueños de los respectivos canales.
Lo cierto es que los programas que transmiten los canales de señal nacional son de calidad paupérrima, y apenas unos cuantos, en alguno que otro canal, realmente valen la pena ser vistos.
Pues bien, resulta que hace algún tiempo, Rafael Correa y sus socios de Alianza País, iniciaron por motivos que solo él y su jorga conocen, un proceso de incautación del hueso patrimonial que los hermanos Isaías dejaron en el Ecuador, buscando recuperar algo del dinero robado, luego de los latrocinios financieros que prácticamente quebraron al País durante el gobierno de Jamil Mahuad, a finales del siglo pasado. Entre las empresas incautadas estaban algunos medios de comunicación escritos y televisivos, entre ellos un canal de cable. Es decir que, literalmente los ecuatorianos de la noche a la mañana, por las acciones de Correa nos convertimos en dueños de Tv Cable.
Como ya mencioné en el inicio de este comentario, hace tres años, antes de la incautación, en un foro de un medio radial de este País, señalaba lo importante que sería para la sociedad ecuatoriana y fundamentalmente para los niños, adolescentes, jóvenes y adultos en general, la posibilidad de acceder a canales internacionales solo disponibles a través del sistema de televisión pagada o Cable; no como un regalo o favor del Estado a los ciudadanos, sino como el derecho de los ecuatorianos a acceder a televisión de buena calidad. Pero adicionalmente, dadas las condiciones de los patriotas inmorales de Alianza País, llegaba a la conclusión que Correa, difícilmente optaría por esa alternativa, pues, como reputado hijo de la ramera partidocracia no le interesaba que el Pueblo pudiera cultivarse con información diferente a la basura que generalmente recibe de los canales nacionales, incluido el primer canal público….. correano.
Como pueden notar, actualmente, a pesar que los ecuatorianos, somos dueños de un canal de cable, porque somos dueños de TV Cable, ni por esa realidad, tenemos la posibilidad de beneficiarnos de ese derecho, es decir, del derecho de acceder a televisión de calidad. Se dirá quizá que es un medio que existe por las ventas de sus productos. Pero, me pregunto, ¿acaso los ecuatorianos no pagamos impuestos?, ¿acaso los ingresos públicos que llenan las arcas estatales no salen de los bolsillos de los ecuatorianos, sobre todo de los pobres?, ¿los recursos naturales, explotados brutalmente, y que en enorme porcentaje se despilfarran o terminan en las cuentas privadas de los patriotas y en los sacos de sus socios comerciales, no son de todos los ecuatorianos?, ¿acaso el pueblo no merece, por lo menos tener la ligera satisfacción de sentarse detrás de su humilde televisor y mirar televisión de calidad?, ¿es demasiado pedir?
Seguramente los canales de señal abierta no estarían de acuerdo con la posibilidad de competir con medios internacionales. Posiblemente hablarían de una competencia desleal e injusta. Los politicastros de la partidocracia los acolitarían, señalando que eso significaría el fin de la televisión nacional. Las ratas patrioteras argüirían que se está violando la soberanía; bueno, razones estúpidas y malintencionadas abundarían. Pero lo cierto es que la posibilidad que varios canales culturales, infantiles, deportivos y de noticias, sean incluidos en la opción televisiva general, poco afectaría los negocios televisivos nacionales. Lamentablemente todo aquel mercado de basura televisiva seguirá contando con sus manadas y manadas de fieles seguidores, deseosos por conocer si el marido de la patrona se tiró a la empleada, o si el hijastro de la tía política de la abuela de la comadre del presidente de la compañía resulto siempre gay. Siempre habrá mareas y mareas de consumidores ansiosos por conocer el color de los calzoncillos de Brad Pitt, o quién funge actualmente de carne de cañón de la “honestísima” Madonna. Condición humana, simple y común condición humana.
Pero, seguro estoy que más de un niño o niña, adolescentes y jóvenes, adultos, ancianos, hombres y mujeres, ecuatorianos inteligentes, agradecerían la posibilidad de encender su televisión y encontrarse con algo nuevo, muy diferente a lo aburrido, alienante y grosero que diariamente tienen que sufrir en aquella caja electrónica rectangular.
Aquel grupo excepcional de gente sanamente diferente, justifica la posibilidad de incluir en las opciones de consumo a canales cuya programación se traduce en educación, buen ejemplo, conocimiento, esperanza y saludable entretenimiento.
En consideración a la realidad nauseabunda de la televisión ecuatoriana y a ciertos hechos que se han venido desarrollando durante estos casi incomprensibles tiempos, sobre todo el referente a la incautación de los medios de los banqueros Isaías por parte de Rafael Correa, decidí retomar aquel tema, incluyendo algunos aspectos que ya mencioné en aquel entonces pero que tristemente continúan siendo vigentes gracias a la irresponsabilidad, codicia y torpe vanidad de los propietarios de aquellos medios de comunicación; añadiendo uno en particular que me parece fundamental y que sistemáticamente lo iré desarrollando en los siguientes párrafos.
Daría la impresión que existiría una oscura conspiración para embrutecer al Pueblo, esa parecería ser la intención de los canales de televisión de señal abierta, de acceso general y nacional; así como también del gobierno de Rafael Correa. Lo digo por la asombrosa y escandalosa cantidad de basura televisiva y propaganda oficialista maquiavélica, que saturan la programación de los medios vinculados con la caja electrónica, o como la califican algunos: el cajón de entretenimiento para tontos.
Sorprende por ejemplo la forma alevosa en que los diferentes canales incluyen en sus programaciones horas tras horas de groseros culebrones y telenovelas, ora mexicanas, ora argentinas, ora colombianas, ora venezolanas, y hasta españolas o incluso coreanas; todas plagadas, ¡todas!, de: prejuicios estúpidos, estereotipos sociales frívolos, modelos enfermizos, mensajes subliminales y recomendaciones maliciosas. Babosadas que se reproducen una y otra vez en horarios familiares y estelares, como si hubiera un plan manifiesto, como si existiera la intención expresa de imponer, a todos, socialistamente, todo ese aluvión impresionante de inmundicia aturdidora, engañosa y adictiva. La vanidad más estulta y simplona llevada a paradigma social.
Recuerdo que en mi época de escolar, luego de salir del centro de torturas, llegaba a la casa y encendía la televisión, ahí estaban: Popeye, Pedro Picapiedra y Pablo Mármol, Bugs Bunny, Porky y el gallo Claudio, o Herman Monster y el abuelo. Pero, ahora, los niños llegan de la escuela, encienden la televisión y se topan con los “interesantísimos” programas rosados, en los que una jorga de andróginos de sexo indefinido se confunden con señoritas cuya inteligencia es directamente proporcional a la cantidad de ropa que usan. Ante tanta carne cruda, uno entiende fácilmente por que, ahora, los niños quieren jugar al ginecólogo y la enfermera, o a la pareja “progre”.
Aclaro, no digo que se deba sacar del aire aquella basura televisiva, si hay gente que gusta de ese tipo de contenidos, pues que los disfruten, pero, se deberían transmitir en horario de las 10 de la noche en adelante.
Qué decir de la calidad de los noticieros. Todos típicamente ecuatorianos; con el ruco caduco con complejo de hombre honesto, y que lleva años y años en el “periodismo investigativo”, sin pena ni gloria; o con el arlequín insolente, maquillado y bravucón, que se cree el dueño de la verdad y se da el lujo de imponer sus agendas, previamente fijadas por sus reales patrones. Por ahí las tentadoras locutoras “cheerleaders”, cuyos méritos pasan por su exuberancia física y su capacidad para “trabajar horas extras con su respectivo jefe”. Noticieros mediocres que rara vez se acuerdan del compromiso ineludible que el buen periodismo tiene con la Verdad y la Imparcialidad. Inexorables con el pobre diablo que cometió alguna vileza o un error; pero alcahuetes y encubridores con los caudillos de la corrupción elitista. Programas informativos que terminan constituyéndose en shows e instrumentos falaces, que se limitan a contar las verdades a medias, las mentiras completas y las versiones corrompidas de los amos de turno en el poder; ni que hablar de los periodistas “independientes, libres y honestos”, personajes que generalmente se limitan a seguir el guión impuesto por el mecenas que firma los cheques.
Tampoco podemos olvidar, lo aburrido o molesto que resulta soportar la constante publicidad mentirosa, demagógica y patriotera de los hijos predilectos de Rafael Correa, sacrificados nacionalistas, ocupados en su inmoral saqueo de los fondos públicos.
Incluso las transmisiones de fútbol, famosas a nivel mundial por las típicamente pintorescas narraciones de los disque periodistas y comentaristas deportivos, terminan volviéndose en extremo desagradables debido a las locuciones parciales, regionalistas, vulgares y mentirosas de ciertos personajes bruscos, sesgados y alborotadores que se han adueñado del periodismo deportivo nacional, seguramente gracias al servilismo practicado con los dueños de los respectivos canales.
Lo cierto es que los programas que transmiten los canales de señal nacional son de calidad paupérrima, y apenas unos cuantos, en alguno que otro canal, realmente valen la pena ser vistos.
Pues bien, resulta que hace algún tiempo, Rafael Correa y sus socios de Alianza País, iniciaron por motivos que solo él y su jorga conocen, un proceso de incautación del hueso patrimonial que los hermanos Isaías dejaron en el Ecuador, buscando recuperar algo del dinero robado, luego de los latrocinios financieros que prácticamente quebraron al País durante el gobierno de Jamil Mahuad, a finales del siglo pasado. Entre las empresas incautadas estaban algunos medios de comunicación escritos y televisivos, entre ellos un canal de cable. Es decir que, literalmente los ecuatorianos de la noche a la mañana, por las acciones de Correa nos convertimos en dueños de Tv Cable.
Como ya mencioné en el inicio de este comentario, hace tres años, antes de la incautación, en un foro de un medio radial de este País, señalaba lo importante que sería para la sociedad ecuatoriana y fundamentalmente para los niños, adolescentes, jóvenes y adultos en general, la posibilidad de acceder a canales internacionales solo disponibles a través del sistema de televisión pagada o Cable; no como un regalo o favor del Estado a los ciudadanos, sino como el derecho de los ecuatorianos a acceder a televisión de buena calidad. Pero adicionalmente, dadas las condiciones de los patriotas inmorales de Alianza País, llegaba a la conclusión que Correa, difícilmente optaría por esa alternativa, pues, como reputado hijo de la ramera partidocracia no le interesaba que el Pueblo pudiera cultivarse con información diferente a la basura que generalmente recibe de los canales nacionales, incluido el primer canal público….. correano.
Como pueden notar, actualmente, a pesar que los ecuatorianos, somos dueños de un canal de cable, porque somos dueños de TV Cable, ni por esa realidad, tenemos la posibilidad de beneficiarnos de ese derecho, es decir, del derecho de acceder a televisión de calidad. Se dirá quizá que es un medio que existe por las ventas de sus productos. Pero, me pregunto, ¿acaso los ecuatorianos no pagamos impuestos?, ¿acaso los ingresos públicos que llenan las arcas estatales no salen de los bolsillos de los ecuatorianos, sobre todo de los pobres?, ¿los recursos naturales, explotados brutalmente, y que en enorme porcentaje se despilfarran o terminan en las cuentas privadas de los patriotas y en los sacos de sus socios comerciales, no son de todos los ecuatorianos?, ¿acaso el pueblo no merece, por lo menos tener la ligera satisfacción de sentarse detrás de su humilde televisor y mirar televisión de calidad?, ¿es demasiado pedir?
Seguramente los canales de señal abierta no estarían de acuerdo con la posibilidad de competir con medios internacionales. Posiblemente hablarían de una competencia desleal e injusta. Los politicastros de la partidocracia los acolitarían, señalando que eso significaría el fin de la televisión nacional. Las ratas patrioteras argüirían que se está violando la soberanía; bueno, razones estúpidas y malintencionadas abundarían. Pero lo cierto es que la posibilidad que varios canales culturales, infantiles, deportivos y de noticias, sean incluidos en la opción televisiva general, poco afectaría los negocios televisivos nacionales. Lamentablemente todo aquel mercado de basura televisiva seguirá contando con sus manadas y manadas de fieles seguidores, deseosos por conocer si el marido de la patrona se tiró a la empleada, o si el hijastro de la tía política de la abuela de la comadre del presidente de la compañía resulto siempre gay. Siempre habrá mareas y mareas de consumidores ansiosos por conocer el color de los calzoncillos de Brad Pitt, o quién funge actualmente de carne de cañón de la “honestísima” Madonna. Condición humana, simple y común condición humana.
Pero, seguro estoy que más de un niño o niña, adolescentes y jóvenes, adultos, ancianos, hombres y mujeres, ecuatorianos inteligentes, agradecerían la posibilidad de encender su televisión y encontrarse con algo nuevo, muy diferente a lo aburrido, alienante y grosero que diariamente tienen que sufrir en aquella caja electrónica rectangular.
Aquel grupo excepcional de gente sanamente diferente, justifica la posibilidad de incluir en las opciones de consumo a canales cuya programación se traduce en educación, buen ejemplo, conocimiento, esperanza y saludable entretenimiento.
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5 comentarios:
Concuerdo contigo amigo Saulo Ariel.
Han visto la programación de Ecuador Tv, de lo que se no llega todavía la señal a Ibarra, pero recomendaría que lo vieran via web si hay la opción, hay 4 programas que los recuerdo ahora que son muy buenos
Minicons
Programa hecho por jóvenes politécnicos que exponen temas científicos desde una onda muy fresca y juvenil llegando a desarrollar proyectos que explican las leyes de la física etc. Muy educativo y hecho en Ecuador.
Via Libre
Un programa donde los jóvenes exponen sus criterios de temas muy variados sexualidad, educación, etc.
En Búsqueda de la Verdad y En busca de Respuestas
Son programas de investigación de temas actuales.
Dentro de la Tv Nacional hay mucho facilismo, tanto así que ya no te dan opciones para escoger más que ¿Cuál novela vas a ver? No hay mas. Ahora se caracterizan por mostrar a los capos de las drogas como trafican, se matan y así. Y ahora las cuerazos tuneadas superficiales que son las novias de los mismos. ¿Que no hay público que reflexione? Pues no para eso no se usa a la televisión.
Este enlace es un ejemplo
http://www.youtube.com/watch?v=5K7UgVPXWmM
Antes por lo menos tenías la opción de mirar Peliculas Festival de los Hombres Duros, Viernes de Terror, y así peliculas de varios géneros en las noches y por otro lado competían Mr. Belvedere, Alf, Los Años Dorados, etc.
Buena época. Pero hay que reflexionar que es consumismo puro y duro pues no hay producción nacional.
Ahora es programación 100% femenina con novelas y una que otra pechugona semidesnuda para atraer el público masculino y pare de sufrir. Es un enfoque muy oferta y demanda donde la mujer es el centro de la estrategia pues las propagandas son enfocadas al consumo que le toca pagar al marido, novio, amante, machuchin, machucador, entre otros términos.
Igualmente no falta la venta de Biblias, Llantas para autos, Cepillos de Dientes, máquinas de afeitar con figuras femeninas en bikini. Vendiendo de paso el producto y el sexo en la misma funda tal vez reciclable para ganar adeptos.
Tal vez una de las cuestiones que les complicó el negocio a los canales es el hecho de no hacer publicidad de cigarrillos y alcohol pues esa debe haber sido una fuente muy grande de recursos.
Un buen pretexto de los canales de TV es decir que al público no le gusta temas serios etc. sino farándula, fútbol y ya.. ¿Será de preguntar que rating tiene Discovery Channel o Animal Planet?
Un detalle que se me pasó.
Los noticieros...
Te mandan una andanada de malas noticias de 20 minutos, muertos, accidentes, guerras, drogas, etc.
Y al final faltando un minuto la noticia refrescante, positiva, aparecen a mostrar una señora que le viste al perro con ropa de 50 100 dolares, o un cantante que se compró una mansión de tantos millones de dólares.
Uno se pregunta ¿Que tiene de positivo para la audiencia mostrar esas idioteces?
Palabras más palabras menos un periodista presentó algo similar luego de tantas noticias malas hay una positiva uno espera algo del país en lo deportivo, cultural, etc. pues nooooo La película Avatar ha roto todos los records de taquilla y reunió tantos millones de ganancias.
Mi pregunta fue noticia positiva.. ¿Para quién?
Hola, soy Verónica. leí tu post y la verdad creo que tampoco hay que ponerle muchas esperanzas a la gente y pongo un ejemplo.
hace unos años visité un lugar bastatne aislado del país donde sólo cogían 3 canales: 1 de tv abierta y 2 de cable. canal uno, discovery channel y uno de novelas.... adivina cuál canal era el favorito del pueblo? (grandes y chicos) nop no era discovery channel y menos canal uno, eran las novelas! así que no se si serviría tener señal por cable para que todos vean telenovelas o esos bodrios holliwodenses y las opciones de arte, cultura y educación seguro se quedan en el olvido.
Saludos Verónica.
Mientras más alternativas y opciones muchísimo mejor.
No sorprende el caso que mencionas, como diría alguien: hay casos que son causa perdida.
La posibilidad de incluir canales de cable, no tiene como razón u objetivo los amantes de los culebrones, las telenovelas y tanta bosta televisiva, sino aquel segmento de población que anhela entretenimiento de calidad.
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