viernes, 12 de febrero de 2010
La Comisión de "la Verdad".
Se cuenta que Juan Domingo Perón, uno de los más grandes demagogos latinoamericanos solía decir: “Si quieres enterrar un asunto nombra una Comisión Investigadora.” Es decir, nombra un grupo de secuaces, incondicionales a tus intereses, que con el cuento de descubrir la verdad, ofrecezcan al público una visión de los hechos sesgada y embustera; un grupo de amigos que presentarán un informe que enseñará mañosamente “tu verdad”; aquella que más convenga a los espurios intereses del caudillo inmoral que creo dicha comisión.
Sea que se trate de esconder o enterrar un acto de corrupción o sevicia, o se intente presentar una realidad de los hechos torcida, trastornada, y fraudulenta, algo así como medias mentiras o medias verdades, en donde los torturadores y asesinos de un bando, son presentados en su verdadera dimensión y de vez en vez con ciertas cápsulas de exageración; mientras que los secuestradores y demás criminales que les resultan simpáticos (a los miembros de la comisión y sus amos) son presentados como héroes errados, víctimas inocentes e idealistas revolucionarios; sea como fuere, la sentencia del “gorila” argentino del siglo pasado es muy explícita en cuanto a nominar una estratagema política sucia e inmoral que los estadistas del crimen organizado suelen usar periódicamente para librarse de sus propias responsabilidades, cargarlas a otros, o explotar políticamente a su favor, los crímenes del terrorismo de Estado de gobiernos anteriores.
La máxima del Perón, consciente o inconscientemente, ha sido usada de manera recurrente por el actual gobierno ecuatoriano. Ya no recuerdo cuantas “comisiones de la verdad” han sido nombradas por Rafael Correa. Por ahí, una para investigar los manejos de la Deuda Externa, enterrando las pillerías de los ex jefes espirituales del tiranuelo y denunciando torpe, demagógica y extrovertidamente las estafas y robos de sus, supuestamente, “enemigos políticos”.
Por allá otra, aquella que encubrió la relación criminal entre funcionarios de alto rango del Gobierno de Rafael Correa y un grupo narcoterrorista, y la vinculación de éstos, en el escandaloso caso del ataque militar en Angostura, en el que tropas colombianas invadiendo territorio ecuatoriano, bombardearon un campamento del grupo terrorista FARC y posteriormente ejecutaron a tanto cuanto guerrillero encontraron, incluido un ecuatoriano aparentemente colaborador de aquel grupo facineroso; hechos que, además de demostrar la vulnerabilidad del País ante invasiones de fuerzas violentas extrañas, la corrupción del actual gobierno, entre otros, le significó al Ecuador ganarse una imagen internacional bastante bochornosa. Sin embargo, gracias a la capacidad para manipular mentiras y la impudicia de los patriotas de aquella “comisión de la verdad” nombrada irónicamente por uno de los principales imputados, el escándalo prácticamente ha quedado enterrado.
Sin duda, una herramienta falaz, ésa, de nombrar tantas cuantas comisiones de la mentira, tantas cuantas veces sea necesario esconder un acto de corrupción o manipular la verdad, y disfrazar la falsedad a favor del caudillo. Serviles, alcahuetes, patriotas dóciles al caudillo, siempre abundarán.
La lucha política entre los primos de la partidocracia siempre está vigente: la codicia, la ambición, el enriquecimiento ilícito, la impunidad, la torpe vanidad son tentaciones irresistibles para los hijos del latrocinio y el crimen. Por lo mismo, ante la confrontación pública que existe entre socialcristianos y correístas, por mantener el control de Guayaquil, en el caso de los neoconservadores, y por apoderarse, en el caso de los gulosos socialistas, no era de sorprender que Rafael Correa se inventara una nueva “comisión de la verdad”, constituida, como es lógico, por serviles a sus intereses. Pero, cuál sería el asunto que investigaría esa comisión de notables………alcahuetes; pues, aquel relacionado con la “guerra sucia” desarrollada en la Presidencia de León Febres Cordero (1984-1988); sucesos funestos que tuvieron entre sus principales actores al actual alcaide de Guayaquil Jaime Nebot, que para aquellas épocas del siglo pasado desempeñaba el cargo de gobernador guayaquileño, durante, lo que los cucuruchos de la época se dieron en denominar: “el Gobierno de la Reconstrucción Nacional”.
Si bien es cierto que criticar el concepto per se de “Comisión Investigadora”, sería un error, pues, la posibilidad de encargar a un grupo de personas honorables e imparciales la investigación de un hecho enmarañado y polémico es una posibilidad muy válida; siempre y cuando aquellas personas sean diametralmente diferentes a esos patriotas cuyos testaferros y lameculos suelen promocionar a grandes voces, “quien se puede atrever a dudar de la honestidad de fulanito corrupto y zutanito inmoral”. Pero, el problema es que, a los politicastros corrompidos no les interesa La Verdad, sino, “su verdad”. Por lo mismo, se abstienen de nombrar a personas honorables e imparciales, y optan por “zutanito inmoral y fulanito corrompido”, pues, “quién se puede atreve a dudar de la honradez de semejantes patriotas”. Bueno, algunos ecuatorianos, no dudamos, sino que, estamos convencidos que son unos inmorales y corrompidos.
Pues bien, aquella nominación tramposa y malintencionada ha sucedido en la designación de los miembros de la “Comisión de la Verdad Correana” que investigará los crímenes que se desarrollaron en las dos últimas décadas del siglo anterior; aunque es evidente la dedicatoria al Gobierno de León Febres Cordero, los socialcristianos, y por cuestiones de coyuntura politiquera, muy especialmente a Jaime Nebot.
Francamente me habría causado grata sorpresa, constatar que un asunto que merece ser esclarecido, hubiese sido investigado por personas preclaras, inteligentes y objetivas; hombres y mujeres valientes cuyo único compromiso sea con la verdad y la justicia. Pero, definitivamente no es así. Algunos dirán y con razón: “pero, ¿dónde están esos hombres y mujeres?” En los antros de la partidocracia y sus alrededores nauseabundos definitivamente ¡No!
La presencia de una mujer como Elsie Monge, es una muestra evidente. Una persona que ha estado vinculada con las asociaciones y negocios socialistas o seudo comunistas dirigidos a proteger a sus brazos armados, a sus grupos de choque, en su enfrentamiento fratricida con los grupos violentos del conservadorismo. Persona que hace gala de un humanismo siniestro cuando se desgañita en favor de los derechos de los delincuentes contumaces, mientras ignora la violencia que sufren las víctimas inocentes; actividades inmorales encubiertas con el disfraz de activismo a favor de los Derechos Humanos. Una persona de ese calibre, nada tiene que hacer en una Verdadera Comisión Investigadora.
Qué imparcialidad pueden tener burócratas apáticos que aburridamente instalados pasan los días detrás de un escritorio adornado con la efigie de un veterano calvo, simbolizando a Eloy Alfaro, adjunto a un sticker del partido comunista, mientras a sus espaldas la foto de Ernesto “che” Guevara con su boina marcial, en una pose que más parece vigilar cabreado las huestes de serviles que no se cansan de adular su mito; leyendas e íconos que tan eficientemente han sido comercializados por los defensores de las formas de “democracia” tiránica.
Una imagen surge en mi mente, cómo reaccionarían los serviles de la hoz mocha y el martillo oxidado, si aquel mismo evento, el de Febres Cordero y su terrorismo de Estado, fuese investigado por curuchupas católicos que tuvieran en su escritorio la efigie de García Moreno, más allá en sitial de “honores” la bandera del Opus Dei; por acá, una replica en miniatura de la Virgen del Cisne, y en altar autoritario: el cuadro inmenso y pintoresco del Papa Juan Pablo II. ¿Cómo reaccionarían los seguidores serviles de Rafael Correa? Se quedarían callados o enseguida prorrumpirían en gritos y lamentos, unos más ofensivos y pornográficos que otros.
Dudo mucho, que se queden callados; imposible creer que la “Mama Lucha” del IESS guarde silencio. Difícil imaginar, callado, al extrovertido locutor Paco Velasco, aquel que, con su lengua incendiaria e instigadora, fue factor clave para destronar al tiranuelo Lucio Gutiérrez, pero que hoy, adula y gime ante la presencia del dictadorzuelo Correa. Gritarían y gruñirían, sin duda. Aunque, satisfechos y felices estarán con la parcial y espuria integración de la actual “Comisión de la Verdad Correana”, completamente convencidos que su verdad se verá ratificada en los informes de aquel grupo de fraternos amigos de Rafael Correa.
Sea que se trate de esconder o enterrar un acto de corrupción o sevicia, o se intente presentar una realidad de los hechos torcida, trastornada, y fraudulenta, algo así como medias mentiras o medias verdades, en donde los torturadores y asesinos de un bando, son presentados en su verdadera dimensión y de vez en vez con ciertas cápsulas de exageración; mientras que los secuestradores y demás criminales que les resultan simpáticos (a los miembros de la comisión y sus amos) son presentados como héroes errados, víctimas inocentes e idealistas revolucionarios; sea como fuere, la sentencia del “gorila” argentino del siglo pasado es muy explícita en cuanto a nominar una estratagema política sucia e inmoral que los estadistas del crimen organizado suelen usar periódicamente para librarse de sus propias responsabilidades, cargarlas a otros, o explotar políticamente a su favor, los crímenes del terrorismo de Estado de gobiernos anteriores.
La máxima del Perón, consciente o inconscientemente, ha sido usada de manera recurrente por el actual gobierno ecuatoriano. Ya no recuerdo cuantas “comisiones de la verdad” han sido nombradas por Rafael Correa. Por ahí, una para investigar los manejos de la Deuda Externa, enterrando las pillerías de los ex jefes espirituales del tiranuelo y denunciando torpe, demagógica y extrovertidamente las estafas y robos de sus, supuestamente, “enemigos políticos”.
Por allá otra, aquella que encubrió la relación criminal entre funcionarios de alto rango del Gobierno de Rafael Correa y un grupo narcoterrorista, y la vinculación de éstos, en el escandaloso caso del ataque militar en Angostura, en el que tropas colombianas invadiendo territorio ecuatoriano, bombardearon un campamento del grupo terrorista FARC y posteriormente ejecutaron a tanto cuanto guerrillero encontraron, incluido un ecuatoriano aparentemente colaborador de aquel grupo facineroso; hechos que, además de demostrar la vulnerabilidad del País ante invasiones de fuerzas violentas extrañas, la corrupción del actual gobierno, entre otros, le significó al Ecuador ganarse una imagen internacional bastante bochornosa. Sin embargo, gracias a la capacidad para manipular mentiras y la impudicia de los patriotas de aquella “comisión de la verdad” nombrada irónicamente por uno de los principales imputados, el escándalo prácticamente ha quedado enterrado.
Sin duda, una herramienta falaz, ésa, de nombrar tantas cuantas comisiones de la mentira, tantas cuantas veces sea necesario esconder un acto de corrupción o manipular la verdad, y disfrazar la falsedad a favor del caudillo. Serviles, alcahuetes, patriotas dóciles al caudillo, siempre abundarán.
La lucha política entre los primos de la partidocracia siempre está vigente: la codicia, la ambición, el enriquecimiento ilícito, la impunidad, la torpe vanidad son tentaciones irresistibles para los hijos del latrocinio y el crimen. Por lo mismo, ante la confrontación pública que existe entre socialcristianos y correístas, por mantener el control de Guayaquil, en el caso de los neoconservadores, y por apoderarse, en el caso de los gulosos socialistas, no era de sorprender que Rafael Correa se inventara una nueva “comisión de la verdad”, constituida, como es lógico, por serviles a sus intereses. Pero, cuál sería el asunto que investigaría esa comisión de notables………alcahuetes; pues, aquel relacionado con la “guerra sucia” desarrollada en la Presidencia de León Febres Cordero (1984-1988); sucesos funestos que tuvieron entre sus principales actores al actual alcaide de Guayaquil Jaime Nebot, que para aquellas épocas del siglo pasado desempeñaba el cargo de gobernador guayaquileño, durante, lo que los cucuruchos de la época se dieron en denominar: “el Gobierno de la Reconstrucción Nacional”.
Si bien es cierto que criticar el concepto per se de “Comisión Investigadora”, sería un error, pues, la posibilidad de encargar a un grupo de personas honorables e imparciales la investigación de un hecho enmarañado y polémico es una posibilidad muy válida; siempre y cuando aquellas personas sean diametralmente diferentes a esos patriotas cuyos testaferros y lameculos suelen promocionar a grandes voces, “quien se puede atrever a dudar de la honestidad de fulanito corrupto y zutanito inmoral”. Pero, el problema es que, a los politicastros corrompidos no les interesa La Verdad, sino, “su verdad”. Por lo mismo, se abstienen de nombrar a personas honorables e imparciales, y optan por “zutanito inmoral y fulanito corrompido”, pues, “quién se puede atreve a dudar de la honradez de semejantes patriotas”. Bueno, algunos ecuatorianos, no dudamos, sino que, estamos convencidos que son unos inmorales y corrompidos.
Pues bien, aquella nominación tramposa y malintencionada ha sucedido en la designación de los miembros de la “Comisión de la Verdad Correana” que investigará los crímenes que se desarrollaron en las dos últimas décadas del siglo anterior; aunque es evidente la dedicatoria al Gobierno de León Febres Cordero, los socialcristianos, y por cuestiones de coyuntura politiquera, muy especialmente a Jaime Nebot.
Francamente me habría causado grata sorpresa, constatar que un asunto que merece ser esclarecido, hubiese sido investigado por personas preclaras, inteligentes y objetivas; hombres y mujeres valientes cuyo único compromiso sea con la verdad y la justicia. Pero, definitivamente no es así. Algunos dirán y con razón: “pero, ¿dónde están esos hombres y mujeres?” En los antros de la partidocracia y sus alrededores nauseabundos definitivamente ¡No!
La presencia de una mujer como Elsie Monge, es una muestra evidente. Una persona que ha estado vinculada con las asociaciones y negocios socialistas o seudo comunistas dirigidos a proteger a sus brazos armados, a sus grupos de choque, en su enfrentamiento fratricida con los grupos violentos del conservadorismo. Persona que hace gala de un humanismo siniestro cuando se desgañita en favor de los derechos de los delincuentes contumaces, mientras ignora la violencia que sufren las víctimas inocentes; actividades inmorales encubiertas con el disfraz de activismo a favor de los Derechos Humanos. Una persona de ese calibre, nada tiene que hacer en una Verdadera Comisión Investigadora.
Qué imparcialidad pueden tener burócratas apáticos que aburridamente instalados pasan los días detrás de un escritorio adornado con la efigie de un veterano calvo, simbolizando a Eloy Alfaro, adjunto a un sticker del partido comunista, mientras a sus espaldas la foto de Ernesto “che” Guevara con su boina marcial, en una pose que más parece vigilar cabreado las huestes de serviles que no se cansan de adular su mito; leyendas e íconos que tan eficientemente han sido comercializados por los defensores de las formas de “democracia” tiránica.
Una imagen surge en mi mente, cómo reaccionarían los serviles de la hoz mocha y el martillo oxidado, si aquel mismo evento, el de Febres Cordero y su terrorismo de Estado, fuese investigado por curuchupas católicos que tuvieran en su escritorio la efigie de García Moreno, más allá en sitial de “honores” la bandera del Opus Dei; por acá, una replica en miniatura de la Virgen del Cisne, y en altar autoritario: el cuadro inmenso y pintoresco del Papa Juan Pablo II. ¿Cómo reaccionarían los seguidores serviles de Rafael Correa? Se quedarían callados o enseguida prorrumpirían en gritos y lamentos, unos más ofensivos y pornográficos que otros.
Dudo mucho, que se queden callados; imposible creer que la “Mama Lucha” del IESS guarde silencio. Difícil imaginar, callado, al extrovertido locutor Paco Velasco, aquel que, con su lengua incendiaria e instigadora, fue factor clave para destronar al tiranuelo Lucio Gutiérrez, pero que hoy, adula y gime ante la presencia del dictadorzuelo Correa. Gritarían y gruñirían, sin duda. Aunque, satisfechos y felices estarán con la parcial y espuria integración de la actual “Comisión de la Verdad Correana”, completamente convencidos que su verdad se verá ratificada en los informes de aquel grupo de fraternos amigos de Rafael Correa.
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2 comentarios:
dsculpe kien es la mama lucha del iess ??
Con gusto le respondo; ninguna otra que la redundante asambleista Betty Amores; "la dura" de esa institución plagada de burocracia, sindicalismo y demás funcionarios: corrompidos.
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