jueves, 13 de noviembre de 2008

¡Beba Quito! y ¡Viva el sadismo sanguinario!


Recuerdo que muchos meses atrás, talvez más de un año, mientras escribía en el foro de Radio la Luna, un esmerado servil del Amado Líder, a saber, Rafael Correa, mencionaba que: después que la Asamblea terminase su trabajo, toda forma de violencia sádica y brutal en contra de los animales estaría vetada definitivamente de las tierras ecuatorianas. Lo tomé con beneficio de inventario, dejando muy en claro que si tal supuesto terminaba siendo cierto, Correa, contaría con mi apoyo.

Pero desgraciadamente, tal hipótesis terminó siendo una mentira más del Gran Bocón y su sarta de alcahuetes. La prueba está en que nada, absolutamente nada, se ha hecho para frenar la masacre sanguinaria que se desarrolla en el camal de Iñaquito.

Por ahí leí que las hordas de aburguesados chapetones avergonzados de su identidad ecuatoriana, reivindicaban su derecho a disfrutar de las manifestaciones “artísticas” de la Tauromaquia, eufemismo ridículo con el cual se pretende encubrir la sevicia infame en contra del noble animal.

Hace un año, iniciando mis intervenciones en internet, escribí algo sobre la sordidez de este tipo de manifestaciones. Recibí, salvo algunas expresiones de simpatía de personas decentes, las cóleras rabiosas de los amantes del espectáculo sanguinolento y las cantinelas enfermizas de los adoradores de la vestimenta españolizada. Aún recuerdo haber tranquilizado las furias amaneradas de un insolente con complejo de español híbrido, señalándole a manera de sentencia profética que: debía tranquilizarse, pues, después de todo estábamos en el País de la Manuelita, lugar donde el bruto puede dar luz verde a sus brutalidades.

Como ya mencioné en otro apartado de mi blog, hasta hace un par de meses carecía de mi página en internet donde patentar mis opiniones. La mayoría de mis intervenciones se hallaban registradas en el foro de Radio La Luna, pero, hace algunos meses, en un acto de miseria propia de los viles caballeros del falso comunismo, se procedió a borrar inmisericordemente las participaciones de quienes en un momento perdimos el tiempo en aquel lugar plagado de desorden y violencia. Hecho que por cierto, demostró la estupidez y el irrespeto a la libertad de expresión que prevalecen en aquella radio servil a los intereses del Amado Líder.

Me parece que en aquel momento dije todo lo que tenía que decir acerca de las infaustas y mal llamadas corridas de toros. Por lo que simplemente voy a transcribir mis palabras expresadas, aproximadamente hace un año.

El siguiente comentario está incluido en la siguiente dirección:

http://blog.cre.com.ec/Desktop.aspx?Id=277&e=897



La bestialidad de las corridas de Toros.

Faltan pocos días para que comiencen las fiestas de Quito, y ya, algunos canales de televisión, promocionan el espectáculo sanguinario del coso de Iñaquito.

Es vergonzoso que canales, que pretenden dar una imagen de protectores del ambiente, publiciten escandalosamente semejante evento de barbarie perverso, que ofende la sensibilidad de las personas decentes y que sin duda, se ha constituido en una mancha horrible en la reputación de Quito.

Es igualmente terrible que marcas comerciales presten sus nombres, solamente con el único fin de hacer dinero.

Que lamentable que en nuestro País no exista el principio del respeto a la vida y menos todavía la cultura del respeto a la naturaleza.

Casi seguro que las graderías estarán pletóricas de individuos que, botella en mano, alabarán impúdicamente las “artes magistrales” de un grupo de vagos, que no sirviendo para trabajar en actividades honestas, incursionaron en las perversiones de la tortura y el sadismo sanguinario.







Y luego expresé un comentario respecto de ciertas palabras que recibió mi artículo: La bestialidad de las corridas de toros.



Comentarios acerca de la Tauromaquia.


Me parece importante, que quienes defienden el sadismo y el prejuicio social, conozcan las razones por las cuales este espectáculo, llamado “Feria Taurina”, debería ser suprimido de las fiestas de Quito y de cualquier otra ciudad ecuatoriana.

Está comprobado que el toro es lanceado, acuchillado, mutilado, estoqueado, desgarrado y apuñalado, con las diferentes herramientas ignominiosas.

Está demostrado que el animal es cobardemente humillado, burlado de manera inmisericorde, y vilmente menospreciado durante todo el desarrollo de la lidia.

Por lo tanto, no creo que exista ningún término más adecuado, que refleje con absoluta claridad el trato que el toro recibe en la arena, que la palabra Tortura.

Es evidente que alrededor de este tipo de espectáculos, se monta una gran cantidad de negocios. Alimentos, bebidas, cigarrillos, etc. El mercantilismo amoral, esa es una de las principales excusas, que exponen algunas personas, para justificar semejante sinrazón. En otras palabras, se está diciendo que no importa torturar un pequeño número de animales, una vez al año, con tal de que alguien gane plata. Seguramente Maquiavelo, estaría de acuerdo con esta observación.

Muy cierto es, que algunos individuos asisten a este show, porque consideran que tal hecho los eleva de categoría social. Esa es una muestra de la ausencia de identidad de estas personas con su propia nacionalidad, con su identidad ecuatoriana, pues, recurren a fiestas extranjeras, bajo la explicación de una supuesta herencia española. Este prejuicio social, les permite aceptar que el toro sea “lidiado”.

El problema radica en que esta aceptación, sustentada en cuestiones económicas, prejuicios sociales, tradiciones ancestrales, etc., terminan creando y respaldando la infame cultura del maltrato a los animales.

Pero, el problema va más allá. La tolerancia, conformidad, afición, etc., hacia estas actividades, generan en el individuo insensibilidad y una absoluta impiedad, contra el ambiente, contra sus semejantes y contra sí mismo.

Por lo tanto, queda probado, el grave daño que este mal llamado arte, causa en la mente de las personas que toleran y aceptan este evento, y la influencia perniciosa que recibe la sociedad.

Mucho se habla de la Tauromaquia. Es notable la cantidad de publicidad y propaganda que circula en algunos medios de comunicación. Generalmente los dueños de estos, entusiastas promotores de esta fiesta, son los principales beneficiarios económicos de la misma.

Pero, qué es la Tauromaquia, pues se dice, que es el arte del toreo. Otros, son más ampulosos en sus criterios, recurriendo al eufemismo tramposo o a una grandilocuencia afectada, para intentar de alguna forma ennoblecer este show.

Lo cierto, es que la Tauromaquia es, el disfraz vanidoso, la parafernalia mojigata y el maquillaje ostentoso, que el vicio usa para intentar pasar por virtud. Las evidencias están ahí, qué no se las quiere ver, es otra cosa.

También se menciona que estos animales se crearon o existen exclusivamente para la lidia y la alimentación. Considerar que hay animales que existen únicamente para ser torturados me parece siniestro y perverso. El argumento cae por su propio peso.

Ciertamente, del ganado vacuno, obtenemos, muchos productos, entre ellos, su carne. Precisamente, en gratitud a este hecho incuestionable, lo menos que podemos hacer es lograr que el sacrificio de estos animales, sea lo menos, traumático y doloroso posible.

Les recuerdo a los amigos de la “Tauromaquia”, que hace muchos años cuando no existían tractores, la yunta de bueyes y toros, era la herramienta que el agricultor usaba para cultivar la tierra. Tan cierto es, que Quito, en reciprocidad a esa noble tarea tuvo la sabiduría de crear el monumento al Labrador.

También, se califica de arte a este show de tortura. Se dice que, “el arte se muestra a los ojos del espectador”. Es decir, según éstas personas que defienden la tortura sádica y que recurren al anterior adagio, al que evidentemente se malinterpreta a propósito, “es la condición humana, ausente de sensibilidad y razonabilidad, la que finalmente determina, qué es arte, y qué no lo es". En otras palabras, para estos sujetos: es la manifestación subjetiva y amoral del individuo, la que establece la calidad de arte de cualquier revelación o manifestación. Según estos razonamientos chabacanos, el lanzar bombas indiscriminadamente sobre ciudades pobladas, las agresiones xenofóbicas efectivas, la eficiencia siniestra de los campos de concentración nazis, o el maltrato brutal a los animales, tranquilamente podría ser considerado arte y los demás seres humanos estaríamos obligados a tolerar estas concepciones inmorales.

Lo cierto es que el arte, así como el amor, es difícil de definir, pero tiene componentes que son característicos, entre otros: el éxtasis, la conformidad moral, la sensibilidad emocional; manifestaciones sublimes que producen bienestar en el alma del hombre honesto.

Me parece que está, por demás demostrado que, La Tauromaquia puede ser cualquier cosa menos Arte.

Seguramente quienes defienden encarnizadamente su derecho a torturar y desjarretar toros deben ser católicos. Yo, no lo soy. Me gustaría cuestionarles dónde queda la historia de Francisco de Asís y el Lobo. Tengo entendido que en la tradición católica, se cuenta frecuentemente la metáfora del asceta religioso y el Lobo, según la cual Francisco se refería amistosamente a aquel animal injustamente perseguido como: Hermano Lobo.

¿Por qué el hombre no puede cesar tanta infamia contra el toro? Por qué el Hombre no puede llamar Hermano Toro, a aquel hermoso animal noble y fuerte, que mucho le ha dado y que a cambio, ha recibido violencia y martirio en una fiesta absolutamente impía y grotesca. Por qué.