miércoles, 29 de abril de 2009

Los Dueños del Circo Inmoral no van a la cárcel.




Quisiera comentar rápidamente la novedad del ex ministro de Deportes, Carrión creo que se llama; que habiendo sido parte de un escandaloso caso de corrupción, que descubierto en sus oscuros negociados, él y sus testaferros; que hallándose preso por pillo; sorpresivamente, después del triunfo del mudo Correa, de quien Carrión decía lo quiere muchísimo; pues, no gracias a las bendiciones de la churona, resulta que el personaje, éste, está libre. Sí, está libre, ni más ni menos. El Mudo sinvergüenza ni siquiera espero un tiempo moderado para sacarle de su confortable habitación en el Penal. El Mudo, ni bien conoció los resultados que le declaraban virtual ganador, enseguida ordenó a la basura de juez, encargado del caso, que dejara libre a su querido amigote.

A quién cree que engaña el Fiscal subrogante con sus falsos aspavientos. Todos hemos sido testigos de como el ampuloso Fiscal General en más de una ocasión a mostrado sus simpatías cómplices para con el Gran Patán y sus “angelicales travesuras”.

Es triste decirlo, pero, todas aquellas personas que votaron por Correa, son indirectamente responsables de la salida de ese delincuente del Penal; y lo son, por la completa incondicionalidad que le han ofrecido a Correa; son responsables por la fe ciega que tienen para con el mudo; le han firmado un cheque en blanco; se han constituido en garantes de los despilfarros y actos de corrupción de Correa y sus patiños.

A tal punto llega la "fe", que tienen en este tipo que están dispuestos a mirar con odio a la verdad, dan las espaldas a la evidencia incuestionable, desvían, de manera cómplice, la vista cada vez que el Gran Patán y su jorga de chauvinistas, meten la pata o cometen algún desafuero.

Ustedes lo han querido así. Ustedes han transformado en un "mesías" a un tipo vulgar, arribista y demagogo.

Seguramente la mayoría mirará para otro lado; otros lanzarán indirectas o injurias contra aquel que teniendo calidad moral se atreva a rechazar tal acto de inmoralidad; otros simplemente reirán complacidos de saber que gente como Carrión tiene luz verde para delinquir, con la impunidad que su Gran Padrino le garantiza. Quizá algunos ingenuos sientan un poco de vergüenza y justifiquen su decisión de apoyar a su amado Tirano, sobre la base de haber votado por el menos malo.

Ojalá que nadie que ha adoptado esa posición de absoluto servilismo en favor de Correa, se atreva a criticar la salida de Carrión, pues sí lo hace, solamente estará demostrando que se trata de un miserable bufón e hipócrita.

¡Qué sabias aquellas personas que calificaron a este escenario político ecuatoriano como un circo grotesco e inmoral!

Es lo que tenemos, esa es la realidad, que no pude encubrirse con campañas de publicidad millonarias o simplemente mirando para otro lado. Los resultados electoreros no significan nada, salvo que existe una mayoría social que sigue cándidamente comiendo cuento de las mentiras, fraudes y engaños de las mafias politiqueras. Todo se justifica en favor de la tal Revolución Correana. Supongo que la impunidad de Carrión es fundamental para que el proyecto correano socialista se cumpla.

La gente en este país ya no debería sorprenderse de nada. De manera que no nos quedemos estupefactos, si mañana escuchamos a algún chauvinista verdeaguado, o talvez, algún aburrido patiño, e incluso al mismísimo Héroe de Dayuma, defendiendo al forajido liberado con el típico:
“tuturururututututurururututututututurururututututurururutu……………………..”


lunes, 27 de abril de 2009

Domingo Justiciero.



Cómodamente acostado en la litera, miraba con atención, frente a mí, a Shreck, finalmente armándose de valor y declarando sus sentimientos afectivos para con la otrora esbelta y sensual Fiona, en aquel momento, convertida en una maciza y corpulenta Ogra. Momentos después la voz de Eddy Murphie en la gruesa y trompuda befa del noble corcel “Burro” sonaba a volumen moderado. Sin embargo de improviso, un pequeño llamado de atención silbó en mi conciencia. “No les des motivos a estos malnacidos”, “en un futuro puedes necesitar el dichoso papelucho”, “tienes una obligación contigo mismo, cúmplela”. A regañadientes le hice caso a mi conciencia, y me levanté; observé, el reloj que se encontraba encima de mi escritorio y, noté que eran casi las 4:30 de la tarde. Revisé si había algo interesante en la televisión y al comprobar que no había ninguna opción válida que justificara mi permanencia en la casa salí rumbo al edificio electoral.
A mi paso se abrían riachuelos de gente, era obvio que la mayoría ya había votado en horas de la mañana. Crucé el parque, vistosamente regado de hojas, mismas que debido al sol canicular de aquellos días habían terminado sofocándose cayendo grácilmente sobre la mayoría de los adoquines de variopintos colores.
Caminando tranquilamente, debo haberme demorado alrededor de quince minutos, finalmente llegué al colegio que fungía como recinto electoral. Ingrese al patio y empecé a buscar la junta donde debía dejar en claro mi opinión. Luego de realizar un breve análisis de donde podría estar la mesa donde debía sufragar, me encaminé al segundo piso. A lo largo de un extenso corredor se encontraban apretujados una serie de pupitres, ocupados por los miembros de las respectivas mesas electorales. Recorrí quizá unos seis metros y ahí estaba finalmente el lugar requerido. Me identifique e inmediatamente un muchacho me extendió las seis papeletas y me señaló un cartón viejo, a no menos de cuarenta centímetros del lugar donde nos encontrábamos, que servía como improvisada mesa y que se encontraba prácticamente adosada a los balaustres metálicos de aquel corredor.
*Dónde me siento*, le dije, al observar que la silla destartalada se encontraba ocupada por otra persona que en ese momento estaba votando; "ahí acomódese como pueda", me dijo señalando el cartón viejo, lo tomé con sentido del humor; recordé lo que fui a hacer, la sugestión de mi conciencia y entonces, le dije con dejo de ligero fastidio: *aquí no más*. Entonces, coloqué las papeletas en la tapa del pupitre donde el chico se encontraba y empecé a rasgar generosamente con el esferográfico que me habían proporcionado, todas y cada una de las columnas y rectángulos, además de los rostros mojigatos de los patrioteros dibujados en aquellos delgados papeles; ahí mismo frente a todos los miembros de la mesa. *Esta es la única opción válida y honrada para rechazar a la puerca partidocracia*, les dije, mientras blandía mi singular espada contra los rostros fatuos de aquellos politicastros. Como me mataba de la risa, interiormente, escuchando expresiones, como “veeesshhhhh”, expresiones ciertamente de inocente sorpresa en algunos, rostros de desencanto en otros, y alguno que otro de enojo y quién sabe, talvez de odio en algún criado de la partidocracia. Firmé, recibí la dichosa credencial y me retiré satisfecho de haber cumplido como ciudadano.
El resultado final me importaba un comino: era obvio que, triunfase quien triunfase, la Partidocracia purulenta había colocado a uno de sus bastardos nuevamente en el poder. Pero, los payasos y los dueños de este circo grotesco y siniestro, tampoco en estas elecciones habían podido conmigo. Una vez más mi voto había sido Justiciero. No importaba que las nuevas Mamas Luchas, continuaran tragando en el IESS; no importaba que el mudo Correa con sus patiños y chauvines siguieran haciendo de las suyas; la posibilidad real de que los delincuentes, serviles y testaferros de la partidocracia saturasen la nueva asamblea resultaba intrascendente; carecía de valor que Gustavo Larrea, continuara engordando gracias a los opíparos banquetes pagados con el dinero de nuestros impuestos. Qué carajos importaba que la torpe y servil chusma hubiera seguido confiando en los Gutiérrez, Noboa, Bucaram y Correa.
No, lo que realmente importaba era que, Yo, había rechazado a la sucia y repugnante partidocracia.
*Misión cumplida*, me dije mientras una sonrisa de satisfacción se dibujaba en mi rostro y entonces, me volví a mi casa con el ánimo elevado y mi conciencia tranquila.

jueves, 23 de abril de 2009

¡¡ Cómo disponga Vuecelencia Tirana !!



En su obra “Las Catilinarias”, página 140, Montalvo narra una historia que parece más bien un cuento burlesco dirigido contra el asqueroso servilismo. Lo hace de esta manera:


“Cuentan por ahí que el Rey Luis XIV dijo una vez por equivocación en masculino un nombre en género femenino: habiendo caído en cuenta de su error, el augusto monarca se encendió en vergüenza, de suerte que las orejas parecían ascuas vivas. ¿Qué hicieron sus cortesanos?, salieron algunos de los camastrones, y a la vuelta de seis horas andaban circulando por la ciudad de París magníficos artículos con firmas ilustres, en los cuales aquel vocablo hembra se había convertido en macho, no siquiera de la noche a la mañana, sino así, del mediodía a la noche. Desde entonces quedó variado el género de ese sustantivo………..”




Cuántas veces hemos escuchado y visto a los cortesanos y cortesanas de los emperadorcillos de turno, en su faceta trapera de Presidentes de este pequeño País, justificar torpe y cínicamente los grotescos exabruptos de sus amados Líderes. “¡Jamás!”, los muy imbéciles y amados tiranillos se equivocan, ¡jamás!, según sus alcahuetes y concubinas. Nunca cometen ni siquiera un ligero desliz. Sus monumentales y trascendidas ventosidades, de acuerdo con las fosas nasales de sus sórdidos criadillos huelen a perfume de rosas. Son prácticamente perfectos; perfectos en su autoritarismo, en sus magros vicios, en su desvergüenza. ¡No!, ellos nunca se equivocan; son los simples mortales los que no entienden las profundas y desinteresadas intenciones de los serafines de apetitos ampulosos; son los efímeros humanos los que malinterpretan las redundantes dotes artísticas e intelectuales de “Vuecelencia”.

Cuántas veces Montalvo tuvo que salir rumbo al ostracismo, so pena de quedarse en estas tierras olvidadas y terminar sus fustigados días en las crueles manos de los santos conservadores o sufrir las aciagas venganzas de los liberales curuchupas. Cuántas veces amenazado simplemente por decir la verdad. Cuántas veces infamemente afrentado por decir aquellas realidades incómodas, pero cabalmente evidentes y públicas. Cuántas veces insultado ferozmente por los testaferros de aquellos tiranos, a los que valientemente enfrentaba con la pulcritud de sus talentos como escritor.

Leyendo a Montalvo, uno se percata que el mismo oscurantismo moral que primaba en aquellas épocas, se mantiene en la actualidad; los mismos actos bochornosos de Ignacho de la Cuchilla son repetidos por el coronel Lucio del Nepotismo; la prepotencia grotesca del Santo del Patíbulo ha sido actualmente reemplazada por el autoritarismo patriotero del Héroe de Dayuma. La misma inmoralidad que azotaba aquellas épocas la sociedad ecuatoriana se la puede observar fehacientemente, solo que, más tecnificada, especializada e internacionalizada; pero, igualmente repugnante e idéntica a su similar de antaño. ¡Todo, todo ha cambiado!, y sin embargo, ¡no ha cambiado nada!

Pero, cuidado, ya no está de moda ser cucurucho conservador, hay que emigrar a otras latitudes politiqueras, para continuar medrando viralmente del Tesoro Nacional. Ahora ser curuchupa socialcristiano, o demócrata católico, si no pecado, puede resultar muy embarazoso; “agora Vuecelencia disfrácese de cuero de Ventimolla, quizá tan, Vuecelencia se confunda con hereje liberal”

Ninguno de los escribidores y testaferros del rancio curuchupismo se atreve a criticar a Montalvo en público; es más, muchos disque chapetones, sobre todo aquellos que se disfrazan de gallegos y durante las fiestas de la Capital acuden jactanciosamente al camal de Iñaquito a disfrutar del "arte" del sadismo, se etiquetan redundantemente de liberales y admiradores del otrora "zambo negro". Toda la partidocracia corrupta rinde “homenajes” y serviles adulos a su memoria. Sí, la partidocracia toda, ¡toda!; a pesar de que, Montalvo manda al carajo en sus escritos, con notoria expresividad, a los repugnantes ancestros de la actual partidocracia; y que conste que, si las estupendas sátiras y justicieras calificaciones mostraban en toda su plenitud las miserias de aquellos patriotas hijos de mala madre de finales del siglo XIX; es obvio que señalarán con igual efectividad las pérfidas conductas de los bolonios padrastros de la Patria de comienzos del siglo XXI.

Cuántos santurrones tragahostias y cuántos curas sin sotana, disfrazados de liberales adorarán en público a Montalvo; pero, en secreto en sus clubes “elitistas”, en sus casinos of bankers, maldecirán y llorarán inconsolablemente por los justos calificativos que ése, “¡insolente zambo negro!”, profería en contra de sus añorados tatarabuelos y bisabuelos, siniestros espectros gracias a cuyos crímenes y felonías, los caciques aterciopelados heredaron la mamarrachada de sistema que patrióticamente predomina en el país; sistema, en el que ellos, son los “grandes señores”. Sin duda, la crema y nata putrefacta del país de los García Moreno, los Urbina, los Plaza, los Velasco Ibarra, los Bucaram, los Borja, los Duran Ballén, los Nebot, los Mahauad….…………., país de los Correa y sus patiños.

Jocoso pero grosero al mismo tiempo, verle al mudo Correa, etiquetándose, él mismo, de camarada guevariano y socialista, y casi enseguida vociferar sus “virtudes” como enfermizo seguidor de Alfaro, caudillo del liberalismo primigenio de finales del siglo XIX y principios del XX. Grotesco, el Avarito Noboa, echando espumarajos por la trompa, mientras desaforado grita las bondades de sus monopolios codiciosos y hambriento filibusterismo mercantilista, torpemente confundiéndolas, a propósito, de manera ruin, con la noble Doctrina Liberal. Que irritante y de mal gusto verle al ex cachorro de Febres Cordero, aquel, que después traicionó a su padrino, cuya protección y mandato, le permitió ser alcalde de Guayaquil, renunciar al socialcristianismo que lo cobijó y alcahueteó; describiéndose, él mismo, con carencia absoluta de sana humanidad , ¡él mismo!, inescrupulosamente, como liberal.

¡Ah Montalvo!, ¡cuán válidas son tus “insolencias”!, ¡qué acertadas tus “injurias” en contra de los sacrificados patriotas de la inmoral componenda!; ¡aquí, ahora!, en tu País, en el País de ese pequeño contingente honorable de “locos y tontos” que adoran la Verdad, la Libertad y la Justicia; ¡aquí y ahora!, tristemente, en el país de las manuelas y los patiños o de los Nebot y los Correa.

lunes, 20 de abril de 2009

¡El País, ya es, de la delincuencia!




Respecto del preocupante incremento de la delincuencia en la sociedad ecuatoriana, quisiera mencionar el caso lamentable que le sucedió a un ex compañero de universidad.
Completamente indignado, mientras nos tomábamos un par de heladas cervezas en un bar de la Capital, mi buen amigo, inició su relato.
Según me dijo, serían las once de la noche cuando, con la totalidad de su familia acostados y durmiendo, en el momento en que su cabeza deambulaba entre la inconsciencia del sueño y la escasa realidad encadenada al ruido del televisor, creyó escuchar un ruido en el patio que lo sacó de su adormecimiento, por lo sospechoso y raro del mismo. Se levantó, salió al jardín de su casa, prendió las luces y revisó rápidamente cualquier novedad; cuando a punto estaba de volver a su lecho, notó que en una esquina un bulto negro semejante a una sombra, se movía con aparente vida propia. Acercándose comprobó que se trataba de un tipo que amenazadoramente le miraba con gesto perdido. Cuando le pidió que se identificara y explicara las razones de su ingrata presencia en propiedad privada, el tipejo había empezado a insultarlo, razón por la que el hermano cofrade, absteniéndose de llamar a la policía había procedido a agarrar al tipo, halarlo hasta el portón de su casa y luego de abrir éste, echarlo a la calle sin antes darle un buen empellón de despedida. Hasta ahí todo no había pasado de ser un desagradable momento intrascendente.
Pero lo problemático y desgraciado del asunto viene después. Mi ex colega de andanzas, recordando no haber cerrado correctamente el portón de su casa, regresa, en pijamas y descalzo, a corregir su olvido. ¡Oh sorpresa!, cuando está a punto de introducir el cerrojo, la chapa, que se yo, siente un fuerte golpe en los latones del portón; inmediatamente abre un espacio entre las alas del portón y sale a observar el origen del golpe. Extrañamente, se encuentra con un tipo que sin mediar explicación alguna le lanza un puñete; aquí debo mencionar que mi colega de cheves, no es ningún omoto, ni tampoco de los que se dejan. Pues bien, mi amigo consigue esquivar el golpe y contragolpea eficientemente, según me dijo. Pero nuevamente, ¡oh sorpresa!, casi enseguida, es rodeado por un sexteto de pillos que primero con piedras y después en manada y por todos lados se lanzan a agredirlo. El solitario colega consigue protegerse dentro de la casa; pero, un par de segundos después, ¡¡cras!!! , los vidrios de una de las ventanas de su hogar. Enseguida llama a la policía y mientras lo hace, nuevamente otra ventana es víctima de los vándalos. Sale aprisa y en la calle persigue a uno de los delincuentes, hasta 20 metros más allá, pero, debe detenerse, pues, otra vez, ¡Oh sorpresa!, funesta casualidad, uno de los pillos vivía en una casa de aquellas, y de hecho, toda la piara de criminales estaban esperándolo para quien sabe que infamia cometer. Afortunadamente consigue evitar la celada de los pandilleros. Cuando regresa a su casa, ya la policía había llegado. Le comenta a uno de los policías la situación, el uniformado revisa las ventanas rotas y le dice que se esté tranquilo que: “ni bien agarré al pillo bribón, va a ver lo es bueno”. La víctima se tranquiliza un tanto al observar que por lo menos alguien lo acolitaba contra semejante manada de bestias. Pero, ¡oh sorpresa!, una vez más; toda la familia de uno de los delincuentes, patota incluida, que como ya mencioné vivía unas decenas de metros más allá, llegaban insultando a diestra y siniestra con gestos amenazantes. Al principio el chapa, y nótese que ya no digo policía, sino el chapa, supuestamente intenta repeler los insultos y agresiones verbales de la manada de marrulleros contra mi amigo; pero, después que una vieja, la más malnacida de todos, según el colega de tragos, me imagino parecida a la Mama Lucha, amenaza al chapa con denunciarle ante un pariente de ella, un tal Coronel “Perico de los Palotes; enseguida, el chapa cobarde y mamarracho, cambia totalmente de actitud y le reclama a mi amigo que deje de armar relajo en la calle, que se meta a su casa y que si quiere, mañana denuncie las agresiones ante la fiscalía.
Mientras una sonrisa de incredulidad se dibujaba en mi rostro, mi amigo, sorbía un abundante trago de cerveza y luego con rostro serio y gesto afirmativo, me confirmaba cada una de las palabras que aquí menciono.
Pero no todo quedaba ahí. Luego de verse apremiado a ingresar a la casa por parte del chapa miserable. La manada de delincuentes, acicateada, por la actitud pusilánime del uniformado encargado de “servir y proteger” se mantiene por un “buen” rato frente a la casa del agredido, lanzando insultos e increpándolo para que saliera a la calle; serie de actos nefandos a los que habría que añadir, las no pocas piedras que habían vuelto a caer en el interior de su hogar.
Al día siguiente, más que nada estimulado por su familia, mi amigo, decide poner una denuncia ante la Intendencia; “simplemente para que me devuelvan el costo de los materiales destruidos”, me dijo, mientras pedíamos ¡dos más!
Bueno……, llega donde el abogado; el tipo le dice que tiene que presentar la denuncia en la Intendencia y así lo hace; después para citar al delincuente, se ve obligado a pagar a alguien para que le entregue la citación al forajido que estaba plenamente identificado; obligado por las leguleyadas tiene que repetir tal acto “procesal” por tres oportunidades, lo que implicaba volver a pagar a alguien para que le entregue la citación al delincuente.
Ni modo, por fin, llegó el día del: cara a cara. Entra mi amigo con su abogado, entra el delincuente con su picapleitos, todos frente al “angelito tenebroso” del Intendente, pero insisto, una vez más, ¡oh sorpresa!; los delincuentes, abogadillo y criminal, habían iniciado una demanda penal, déjenme ver que término usó mi amigo, ¡ah ya!, una querella penal.
“Pues entonces nada tengo que hacer yo”, habría gangueado el “señor” Intendente. Mi amigo absorto sin saber que hacer, conteniéndose, se ve obligado a simplemente seguir a su abogado, eso sí, un tanto enfadado de ver que éste, su abogado, saludaba cariñosamente y se despedía de manera muy gentil con el abogado del delincuente que lo había demandado supuestamente, porque, la víctima del ataque criminal los había calificado, a sus compinches y a él, como “hijueputas”.
Camino a la oficina, el abogado, le dice a su inocente defendido: “No se preocupe, eso hacen para chantajearlo e intimidarle, orita, le metemos nosotros otra querella, a ver como les va, usted consígase, unos tres testigos, yo me consigo otros tres y con eso les jodemos”. Entonces mi cofrade le dice, indignado interiormente, “sabe que doctor dejemos no más las cosas así, cuánto le debo”. Un tanto sorprendido el abogado, talvez, decepcionado, porque consideró que se le había escapado la víctima o por el desprecio al sistema judicial tácito que el rechazo implicaba, le fijó los honorarios, siendo estos cancelados de inmediato.
Mientras libábamos las dos últimas, comentábamos respecto de esta asquerosa sociedad en donde el delincuente consigue perjuros en cantidad industrial, mientras la víctima a pesar de tener la razón y la verdad de su lado, prácticamente no consigue un solo testigo. Aunque, hasta cierto punto es lógico que nadie quiera meterse en pleito ajeno considerando las venganzas de una delincuencia criminal y avezada, que tiene entre sus mejores defensores y cómplices a los sistemas judiciales y fiscales corruptos e incompetentes.
Después de solidarizarme con mi colega, ya, en una de las calles o avenidas de la ciudad, por la 10 de agosto, cerca de la Alameda, creo, o era por el Ejido o quizá Santo Domingo, no lo recuerdo exactamente, lo cierto es que nos despedimos con un honesto apretón de manos. Él, agarró para su casa, taciturno, más bien agobiado, probablemente asqueado de las realidades violentas de esta tercermundista Suramérica; y Yo, me encaminé con rumbo incierto reflexionando sobre la “maravilla” de País, éste, en el que vivimos, paraíso de la partidocracia, edén de los malhechores con inmensos prontuarios descarnados; lugar donde, increíblemente, los “derechos” de los delincuentes están por encima de los derechos de la gente honrada y decente.
Así me abrí paso, en medio de la indiferencia natural de la gente, por ahí, alguna que otra mirada tímida de alguna generosa damisela, alegró aquella tarde o noche; cruce por la Marín y luego, esperanzado enrumbé mi sendero hacia el otrora famoso teatro Bolívar, ingenuamente imaginando que después del lamentable incendio, había sido rehabilitado, para que solitarios voluntarios como Yo, disfrutarán de horas y horas de películas de toda variedad.
Qué pasó después,…………..esa,…. esa, es otra historia, que tal vez, en alguna ocasión, me anime a contarla.


jueves, 16 de abril de 2009

La mafia del MPD, enemiga de la propiedad privada y amante pornográfica de los vicios del capitalismo.

En el post anterior, un inteligente y honesto bloggero, fue efectivamente certero al señalar el cinismo desvergonzado de los seudo comunistas del despreciable MPD. Por un lado, mientras públicamente, estas lacras de la sociedad se llenan el hocico vociferando contra “el Imperialismo”, “los cerdos yankys”, “el neoliberalismo”, “las oligarquías” y las papas con cuero; en la realidad, en la práctica, las “élites del politburó”, los caternicos Terán, los Castello, los grosne Hurtado, los Ciro Guzmán y pillos Villacís, vagabundean cínicamente montados en las camionetas del año de la General Motors, en los automóviles de la Ford, en lo modelos de lujo de la Chrisler, ellos y sus angelicales larvas patógenas.

Los plasmas de última generación de Sony, Lg, Panasonic, Phillips, tiene entre sus principales propietarios a los seudo comunistas del MPD; televisores que la clase obrera y el pueblo indigente, apenas pueden mirar en los escaparates de los negocios de electrodomésticos, y que probablemente, jamás poseerán uno.

Acaso no le hemos visto al caternico Terán alborotando escandalosamente en las calles con su celular, comprado a los “cerdos capitalistas” de la Nokia.

Un amigo, me comentaba que el plastón Escala, famoso por su insolencia soez y educación emepediana, andaba, colgado de su regordeta patita, nada más y nada menos que un Rolex. ¿De dónde el dinero, un maestrito de cantina, con el escaso sueldo que cobra, para comprar un reloj de oligarca?

Se llenan las fauces criticando los vicios de un modelo filibustero y depredador basado en la codicia, pero gracias a ese mismo modelo, se llenan los bolsillos de dinero y se reproducen de manera virulenta, para desgracia de este País.

La insidiosa prosperidad de la mafia emepedista, ha sido alimentada por los frutos del chantaje, la rapiña, la apropiación ilícita de los recursos públicos y la estúpida violencia. Han mamado de todos, de todos los gobiernos; inclusive de aquellos a los que dicen haber combatido, por ejemplo, tragaron del gobierno socialcristiano de Febres Cordero, se atragantaron con la plata que les dio el coroneLuchio, por lo menos hasta que les duró, luego se declararon sus opositores; actualmente están parasitando del gobierno del mudo Correa, pero, si mañana, el mudo cae en desgracia y está a punto de quemarse, no se sorprendan de ver a los roedores seudo comunistas cargando leña para la hoguera.

Se apropian de la propiedad pública, la propiedad de todos los ecuatorianos y la explotan desvergonzadamente a su mezquino interés, como si fuera propia, que digo, ¡peor que si fuera propia! Así lo hacen en el IESS, en los diferentes ministerios, a través de sus corruptos sindicatos, y tristemente, en el Sistema Educativo Público, lo que les ha permitido destruir el futuro de generaciones y generaciones de ecuatorianos, con el infame y cobarde terror que han implantado sobre todo en colegios y universidades.

Esos son los dueños del aquel sistema oprobioso más conocido como “Dictadura del Proletariado”. Dictadura de Rateros, Brutos, Farsantes y Codiciosos, es que debería llamarse.

lunes, 13 de abril de 2009

¡29 de Febrero, Día de los Maestritos de cantina!

El otro día conversaba con alguien, acerca de lo injusto que resultaba “festejar” el día del Maestro, justamente el 13 de Abril, fecha en que se celebra el natalicio de uno de los escritores honrosamente rescatables del Ecuador, Juan Montalvo.
Injusto y groseramente atrevido, porque, que yo sepa, Montalvo, no fue un profesor y menos todavía un tosco mercachifle de la sabiondez.
Pero, más injusto y grosero todavía es calificar de Maestros, a la grandísima mayoría de pobres diablos y zoquetes, etiquetados de profesores, que diariamente ofenden con sus malas “artes”, burdas mañas, torpe violencia y evidente pedantería, al noble derecho de niños y jóvenes de educarse con verdades y razones, en ambientes decentes y respetables.
En mi opinión, los distinguidos y bufonescos maestritos de cantina, deberían festejar su día el 29 de febrero de todos los años. Sí, ese día que echen pañuelo, trago y alpargate; sin duda, se lo tienen bien merecido. Generaciones y generaciones de tirapiedras, choros, palurdos y borrachos, les harán sendero de honores.
No es mi intención generalizar; ya en algún comentario anterior, analizando un caso de violencia en una escuela quiteña, cuando me solidarizaba con la reacción justa de los padres de familia en contra de un miserable profesor corrompido y las autoridades alcahuetas tanto de la misma escuela como la Dirección de Educación; mencioné que por mi experiencia, podía afirmar que: salvo uno o dos profesores inteligentes y respetuosos en el colegio, y tres o cuatro en la Universidad, lo demás valía poco que menos que estiércol de mono.
Aquí quisiera mencionar una anécdota. No recuerdo exactamente el año, quizá 1985 o 1986; yo cursaba el cuarto o quinto año en el colegio. Colegio que tiene la reputación de ser centenario en existencia. Colegio público, por cierto; característica de la que se puede fácilmente concluir que estuvo y está en manos de los delincuentes del MPD. Pues bien, resulta que aquella mañana, no sé si porque los mandamás del círculo estudiantil con su presidente a la cabeza, no querían tener clases o porque, ahí les nació, espontáneamente, seguir el consejo de Montalvo de rebelarse contra los tiranos, aunque en el caso de la ciudad en cuestión, estos sean simples tiranillos de pacotilla; decidieron armar en el interior del colegio un inocente mitin, con miras a estimular a la muchedumbre adolescente su adhesión, para posteriormente salir a las calles. Inmediatamente, los carceleros ordenaron a los serviles porteros, cerraran las puertas del establecimiento, de “nuestro colegio”, que irónico, “nuestro colegio”. Así lo hicieron, con celeridad mediocre propia de la esclavitud. Mientras la gran mayoría de guambras volvieron a sus aulas, nosotros, mi curso, nos mantuvimos acolitando al presidente y su grupo, que seguían gritando los llamados de atención típicos contra la autocracia, en un vano esfuerzo por convencer a las bestias adueñadas de la Dirección del Colegio. Cuando nos disponíamos a adelantarnos hacia las puertas principales, férreamente cerradas, nos percatamos que el casi eterno vicerrector, y casi siempre rector encargado, ya chino, ya cabezón, dependiendo de que coyuntura favoreciera mejor a sus apetitos, se aproximaba a nosotros con paso raudo y actitud amenazante. Con temor sin duda, esperamos la llegada del bruto, un tipo de mediana estatura, pero, notablemente voluminoso, quizá de unas 280 o 300 libras, de ahí que por lo menos Yo, lo conocía como: el panzón.
Con gestos y aspavientos propios de bravucón cobarde, el miserable panzón, dirigió finalmente su camino hacia el presidente y, sin mediar aviso alguno y con total alevosía descargó un furibundo chirlazo con toda la fuerza de su enorme y maciza figura contra el rostro del flaco adolescente atemorizado. Como es obvio, el pobre guambra cayó al suelo, cuan largo era. Aturdido, espantado y con su rostro enrojecido, nuestro representante se quedó mirando hacia abajo, mientras el zángano canalla lo insultaba y nos increpaba por nuestro intento irrespetuoso para con su dictadura prepotente y abusiva. De manera lenta y visiblemente golpeados en nuestra autoestima, dimos media vuelta y en silencio nos dirigimos a nuestras respectivas aulas.
El acto ruin e infame, quedó en la impunidad. Desconozco si la familia del chico agredido presentó alguna queja contra el agresor de menores. Lo que sí sé es que, cuando me gradué, el panzón, seguía enquistado en la vicerrectoría.
Cabe mencionar que cuando los delincuentes del MPD, deseaban manipular y usar a los estudiantes de la centenaria institución para beneficio de su sucia politiquería, simplemente las puertas del colegio amanecían con candados y cadenas, y nadie entraba, ¡nadie! Por ahí, de repente, aparecían los bastardos de los viejos garroteros y empezaban no más, la cantaleta del “Imperialismo y el neoliberalismo”, minutos después los rebaños gritaban disciplinadamente el estribillo y se movían hacia donde los neo capataces los guiaban, mientras se proveían de munición destruyendo las veredas y las calles. Todo mientras Yo, me quedaba cómodamente en la retaguardia contando chistes con algún amigo, y luego mientras la manada se perdía en la lontananza citadina, tranquilamente me dirigía a la casa; eso sí, excepcionalmente, alguna vieja decrépita murmuraba con la obesa vecina: ¡be pes, ya estan esos bagos en la calle, oy me muero, como no les correateara con juete, guambras bagos!
Con el tiempo, parece que el panzón se cansó de maltratar adolescente y decidió renunciar a la “docencia” o talvez se jubiló, no lo sé; para dedicarse exclusivamente a apuntalar sus negocios fundamentalmente basados en la especulación comercial. Sí señores como lo oyen, éste, primero socialista cabezón, después chino emepedista, tenía y tiene una serie de negocios mayoristas, vinculados con la compra venta de artículos de primera necesidad, y cuyo éxito se basa en el lema mercantilista o “neo liberal” de: compra barato y vende caro.
El panzón a través de sus vínculos con la partidocracia corrupta, ha conseguido ser uno de los proveedores del comisariato, propiedad del municipio. Tiempo atrás, había intentado, ora con los vagos socialistas, ora con las ratas del MPD, alcanzar algún cargo público, sin ningún éxito. Pero como ahora el País ya es de ellos, como ahora tienen al Emperador Bokassa alimentándolos, el panzón ha menospreciado a los vagos y a los garroteros, para venderse a los pipones de Alianza País, y es de hecho candidato a la concejalía de la ciudad por aquella jorga de demagogos.
Que cosas tan raras suceden en el País de las patrioteramente adúlteras manuelas, a vista y paciencia de la comunidad toda. Loor al “maestro que alumbra”, loor a los maltratadores de niños y adolescentes, loor al falaz sabihondo, loor al violador, loor al mantenido que viaja a los paseos de fin de año, ¡gratis!
“Pero, las manzanas podridas son solo unas pocas”, “¡Cómo te atreves a mancillar a nuestros maestros que se sacrificaron por nosotros!”, “¡cállate audaz!”, dirán los alcahuetes beneficiarios de las sueldos baratos de aquellos distinguidos maestritos, o alguna mente obtusa e ingenua, que todavía cree en el nacionalismo hipócrita de los padrastros de la pobre Patria.
De mi parte, solamente me resta decir: feliz 29 de febrero, Día de los maestritos de cantina y las profesorcillas de oropel.

martes, 7 de abril de 2009

¿Quiénes fueron los Titiriteros de Alfaro Vive Carajo?

Desde hace algún tiempo quería comentar algunos cabos sueltos acerca del tristemente célebre Alfaro Vive Carajo, A.V.C., y su violenta participación en el Gobierno Socialcristiano del siglo anterior. No voy a tocar las explicaciones públicas de los seguidores de aquella tropa de forajidos, pretendiendo legitimar sus acciones subversivas; el secuestro o cualquier acto criminal son manifestaciones vituperables desde cualquier punto de vista, de manera que pretender argumentar a favor de aquellas acciones demenciales y delictivas, es una completa locura y argumentaciones en ese sentido caen por su propio peso.

Algunas certezas se manifestaron a raíz de mirar en televisión a individuos, no sé si ex o actuales miembros de A.V.C, haciendo politiquería común y corriente; de la misma politiquería que decían combatir en su papel de “civiles armados”.

Pero, hay algunas situaciones oscuras respecto de esos capítulos sangrientos que no han sido debidamente dilucidados, entre esos por ejemplo la particularidad de que hasta antes del Gobierno de León Febres Cordero, nada se sabía de los “patriotas” de A.V.C. Curioso, ¿verdad?

Como muchos recordarán, cuando Borja y Febres Cordero, llegaron a la segunda vuelta, año 83 u 84, no recuerdo exactamente; fue Borja quien ganó la primera vuelta electoral. Con su característico narcisismo, y su frontal nariz “tiza de sastre”, Borja luego de su inicial triunfo, sorprendentemente se creyó el virtual Presidente de la República. En un acto de supina estupidez, vanidoso y sobrado como él, se largó de vacaciones fuera del País, mientras Febres Cordero se dedicaba a su campaña electoral.

Luego, ya durante la segunda vuelta, seguro de su triunfo y soberbio respecto de sus pedantes capacidades intelectuales, Borja acepto, lo que después se demostró fue su peor error: El Debate con Febres Cordero. El rostro vencido de Borja, al final de la discusión entre el par de patriarcas de la politiquería de ese entonces, fue una prueba evidente de la golpiza verbal que Febres Cordero le encajó al aniñado narigón. Lo demás es historia conocida, Febres Cordero ganó la Presidencia y Borja dominó el Congreso desde donde sus secuaces comandaron la oposición tradicional.

No voy a entrar en detalles acerca del Terrorismo de Estado que Febres Cordero y su psicópata Ministro de Gobierno, Luis Robles Plaza, impusieron en el País. Alguna vez dije que tanto al cobarde terrorismo como a la delincuencia criminal se la enfrenta con la ley y la fuerza discrecional; no con terrorismo de Estado, porque tarde o temprano algún inocente saldrá lastimado. Ciertamente, los daños colaterales que afecten a civiles inocentes no son tolerables. Mi interés, más bien, es intentar atar algunos cabos sueltos, si es que se puede, respecto de la verdadera dirigencia de A.V.C., aquella que siempre permaneció bajo las sombras.

Ahora bien, así como el actual Tirano, que se ha apropiado del País con su Corte de Patiños no inventó el latrocinio público, así también Febres Cordero en su Presidencia tampoco inventó la corrupción. Veníamos de una serie de dictaduras militares corrompidas, unas más que otras, cuando se reinauguró las dictaduras electoreras de la tristemente repugnante Partidocracia. Primero Jaime Roldós, un pésimo Presidente, después Hurtado un curuchupa de lo peor. Sin embargo, y aquí viene una de las particularidades interesantes, en ninguno de los Gobiernos corruptos mencionados, sea el de Concentración de Fuerzas Populares, y después de la “rebelión” de Jaime Roldós, de Pueblo Cambio y Democracia; ni tampoco en el gobierno inmoral de la Democracia curuchupa Cristiana, en ningún momento aparecieron, por ningún lado, las huestes de los “civiles armados” de A.V.C. ¿Verdad que es sospechoso e intrigante?

Sin embargo, ni bien entra Febres Cordero al poder, ¡bingo! Inmediatamente aparecen las fuerzas patriotas de A.V.C.

Pero, increíblemente, termina el Gobierno de Febres Cordero y comienza el Gobierno “honesto” del narigón Borja y su corte de Patiños; sí, de patiños, y para muestra, ahí están entre otros, Vera aRrata, Gagliardo, Iza Obando, Cocíos, etc.; de manera sorpresiva A.V.C., decide dejar la lucha armada, olvida sus “compromisos con los pobres y los más caros intereses nacionales” y se manda a mudar, ¿por qué?, ¿quién lo ordenó? Obviamente quienes conocen tales incógnitas son ellos. Sí, ellos lo saben.

¿Verdad que hay algo que no cuadra?, ¿verdad que algo apesta en todo esto?

No sería difícil llegar a desarrollar una teoría que apunte a definir al conjunto de Alfaro Vive Carajo, como un grupo paramilitar creado específicamente para joder y golpear el Gobierno de Febres Cordero. Existen muchos indicios que ayudarían a sustentar la existencia de aquella conspiración.

Supongamos que así hubiese sido. Imaginemos que la venganza demencial de un grupo de mafiosos politiqueros, adoloridos por su ego enfermo, heridos por la derrota que los incapacitó momentáneamente la posibilidad de hincarle sus zafias mandíbulas al Tesoro Nacional, fuese el verdadero origen de A.V.C. Demos crédito a la teoría, de que un grupo de maquiavélicos y perversos titiriteros manipularon a un montón de jóvenes de ilusiones desequilibradas y sueños siniestros, simplemente con el objeto de fastidiar al primo de la partidocracia que tan vergonzosamente los hizo quedar. Si así fuese, ¿por qué Febres Cordero, se limitó a masacrar exclusivamente al segmento operativo y de origen popular, y para nada se ocupó de las "mentes grises" que seguramente fueron los que financiaron y dirigieron en realidad aquel grupo armado? ¿Por qué?
Será acaso que, para ambas facciones mafiosas, los crímenes, las torturas, las infamias que cometieron sus respectivos peones, unos más profesionales que otros, no fueron sino, juegos macabros que se festejaban en los clubes privados de unas y otras facciones, con frac y guayabera; a cuyos bacanales, obviamente estaban prohibidos de entrar, aquellos que mataban y morían o torturaban y sufrían, gracias a las nefandas órdenes de sus superiores en malicia y abyección.

Supuestamente, antaño, los horrores de la guerra estaban limitados únicamente a los miembros de la chusma que patrióticamente defendían los intereses de sus “señores”, de los “nobles” por los que peleaban. Daría la impresión que aquella máxima aristocrática se cumplió en aquellos fatídicos años, de mediados de la década de los ochenta y finales del siglo XX; ni más ni menos.

Pero si así fuese, si la teoría es cierta, me pregunto, específicamente respecto de los camaradas de A.V.C., ¿cómo, aquellos que sobrevivieron a sus compañeros pueden permanecer callados sabiendo que sus amigos y ellos mismos, fueron parte del perverso e infame juego de los malditos patriarcas de la Partidocracia de aquel entonces? ¿Por qué no revelan la verdad de quienes realmente, estuvieron detrás de esa torpe conspiración que causó tanta violencia, sufrimiento y dolor en el País? ¿Por qué no revelar las señas nominales de aquellos que vilmente los manipularon, que los engañaron para que terminarán siendo victimas del sadismo y la sevicia de un montón de psicópatas que lavaban sus crímenes horrendos con tres ave marías y un par de rosarios? ¿Por qué no lo han hecho? ¿Por qué? Si tuvieron el coraje para encañonar o disparar contra otro ser humano, ¿por qué no han tenido el valor para decir la verdad acerca de aquellas épocas oscuras y terribles? ¿Acaso no se lo deben a sus camaradas? ¿Por qué mantienen aquel silencio cómplice con las mentes grises que los guiaron por aquel sendero de violencia y terror? Está claro que solo ellos lo saben. ¿Por qué, solamente han revelado aquello que convenía para mantener el cuento chino de “la lucha contra la opresión oligarca” y la farsa de “civiles armados”? ¿Por qué no se han dado un baño de verdad? Acaso no temen a los fantasmas que los visitan en las noches exigiéndoles contar exclusivamente la verdad, solo la verdad, para dejarlos finalmente en paz.

Muchísimas preguntas que los extraviados seguidores de A.V.C. deberían contestar, pero que probablemente jamás quedarán aclaradas, por lo menos no, por la generosidad de los actuales ex jovencitos que quisieron jugar a emular al "che" Guevara.

Ni modo. Como ya mencioné, solamente es una teoría. ¿O no lo es? En fin. Se los dejo a ustedes, estimados lectores, que seguramente estarán mejor informados que Yo. Probablemente ustedes sabrán encontrar el camino correcto de este laberinto inextricable y plagado de horrores, de la historia de éste, nuestro Ecuador.

viernes, 3 de abril de 2009

La Bella y el Gordo.



Hace algunos días, mientras revisaba ciertos archivos descargados de la web, de manera azarosa, me encontré con una especie de publicación que se denominaba Heavy Metal. Un montón de comics bastante estrambóticos y extremadamente grotescos se presentaban de principio a fin; salvo en las páginas centrales, en donde se desarrollaban una serie de comentarios y reportajes, principalmente vinculados con temas del mundo de la Cultura Heavy y del Séptimo Arte.

Como ya mencioné, el contenido y la calidad de los comics era de mal gusto; sin embargo, de repente, apareció una imagen que inmediatamente me produjo una sonrisa, que a su vez dio paso a una serie moderada de sonoras carcajadas.

Como podrán observar en la foto, se trata de una sensual mujer con un gentil escote que deja observar parte de sus hermosas y deliciosas glándulas mamarias. A las bellas montañas y enigmática hoya que más de un hombre sediento desearía recorrer en la búsqueda del la virtuosa correntada que sacie su sediento instinto carnal, acompaña, la guapa vampiresa, una sonrisa gloriosa y una pletórica mirada picaresca que ciertamente calentaría a los mismísimos pingüinos de la Antártida, si éstos fuesen esclavos del libido humano, desde luego.

Pero, lo que causa gracia es la actitud del distinguido caballero que se encuentra a la izquierda de la frondosa y libertina dama. Afortunadamente libertina, por cierto. Todo un espectáculo de emociones, el Gordo calenturiento. Ansioso, por descubrir lo que aquel hipócrita vestido apenas encubría. Desesperado, por acceder a la totalidad de la belleza de aquella majestuosa musa. Excitado, apenas imaginando el delicioso panal de miel que fluía de aquellas sensuales laderas y redondas cumbres. Intrigado, desafiando a su mente, exigiéndole una historia lo suficientemente atractiva que le permita ganarse los favores de la adorable hembra humana. Inseguro, planeando una estrategia cuya ejecución lo lleve a disfrutar lujuriosamente de aquel jardín abundante en erotismo. Pobre Gordo, muriéndose de sed en medio de la fuente; hambriento hasta desfallecer, teniendo a centímetros semejante bandeja de suculentas frutas. Pobre Gordo, burdo e insignificante “homo erectus” estallando en obsesiones sicalípticas ante la presencia fulgurante de la bella heroína.

Sería consciente, nuestra ex doncella, acerca de la batalla de pasiones que su adorable desvergüenza suscitaba en los instintos y sentimientos de su fisgón admirador. Quién era el bendecido hacia quién estaba dirigida la sospechosa hilaridad de la complaciente dama. Acaso su repentina deferencia buscaba liberar de compromisos e incitar al obeso y casi calvo voyeur que tenía a su lado. Cuestiones que jamás acabaremos por dilucidar mientras deambulemos en ese lapsus de falta de cordura, irónicamente, tan propio en quienes tienden a pensar más allá del común de los normales, esto último como sinónimo de homogéneo, de masa uniforme.

Que chistoso el Gordo, y que chistosos nosotros que en ocasiones haciéndonos los giles, actuación que por cierto, en muchos casos, se nos presenta más natural de lo que realmente nos convendría; descargamos nuestras intensas y amorosas miradas hacia aquellas diosas de ardientes imágenes curvilíneas, a escondidas, furtivamente, como imaginando que si somos descubiertos por aquellas, derramaremos el furor de su desprecio y seremos castigados con un gesto de fulminante indiferencia.

Oh realidad implacable. Canalla prejuicio que degeneraste la inocencia. Ni hablar, así están las cosas. Pero. Pero, que tal si divagamos por un momento. Sí divaguemos. Imaginemos un mundo en el que el prejuicio sexual no exista. Un lugar sin la contaminación religiosa. Un orbe donde los hombres y mujeres no tengan que incurrir en el fisgoneo clandestino para disfrutar de sus naturales atracciones sexuales. Una sociedad donde un tipo como Yo, se atreva a acercarse a una mulata exuberante y pueda decirle, “disculpe señorita, sería tan amable de mostrarme sus bubbies”, sin ningún riesgo de recibir a cambio un sonoro bofetón que me haga ver la constelación de la Osa Menor. Un Paraíso libertino donde una mujer pueda acercarse a un hombre cualquiera para decirle, “quieres tener un entronque de ligas mayores”, sin riesgo de ser calificada de grandísima cortesana de apetitos ninfomaníacos, y que a su vez el simple humano favorecido responda agradecido de su suerte: “tu departamento o el mío”.

¡Es demasiado pedir, es demasiado pedir! Por favor, por el bien del Gordo, y de todos los hombres, sobre todo de los hombres, construyamos aquel Paraíso. Si, por favor, verdad que si se puede, damas, verdad que si se puede, verdad que si.