miércoles, 27 de mayo de 2009

Los padrinos e hijastros de la cochina y falaz "Prensa".



Acabo de leer en la página web de un diario nacional las declaraciones de Rafael Correa, en las que menciona la necesidad de crear una Instancia de Control suramericana que proteja a los gobiernos dictatoriales y socialistas de las desinformaciones y tergiversaciones de la Prensa incondicional a los intereses de sus “enemigos” de la oposición politiquera.

Pero, el Tirano como es ya costumbre en él, se olvida, a propósito, que los mismos defectos, vicios y malas costumbres imputables a la prensa corrupta conservadora o como suele decir él, “pelucona”; son perfectamente visibles en los medios de comunicación controlados actualmente por su gobierno, por el gobierno de los chauvinistas y patiños correanos.

GamaTv, Tc, El Telégrafo, son medios cuyas informaciones noticiosas y opiniones editoriales están dirigidas a manipular a la comunidad y a presentar los sucesos, siempre en términos que beneficien y favorezcan los intereses del “rafita” Correa y sus viles aliados de la partidocracia socialista y seudo comunista.

Ciertamente, los principales diarios nacionales y canales de televisión, son verdaderos negocios familiares. Corporaciones privadas, usadas por los accionistas de éstas, para apuntalar y promover sus intereses políticos, económicos y sociales. Pero, Correa, que cada rato nos parlotea sus supuestas diferencias con los comunes politiqueros tradicionales, enfrenta las degeneraciones del periodismo y la prensa corrupta, recurriendo a las mismas estratagemas corrompidas de aquellos a los que dice combatir. Alcahuetes, de sus respectivos amos; deambulan mojigatamente falseando, y distorsionando la realidad; viles gacetilleros, llenan de basura tramposa las espacios de opinión e información; plagan de noticias tendenciosas dirigidas a desinformar o informar maliciosamente; saturan de mentiras a medias y verdaderas parciales; todas ésas, bellaquerías perfectamente observables en la cochina y falaz prensa “correísta y anticorreísta”.

Pero, para nada, y me refiero a las hordas “correístas y anticorreistas”, les molesta que la ciudadanía sea simplemente ignorada o maltratada por las alternativas corruptas de información, participación y comunicación social. Por ejemplo, hace unas semanas escribí algunos comentarios en la página web de un diario de Quito, a título de la supuesta moderación, los comentarios, tardaban, en la mayoría de los casos horas y horas en publicarse. Así un comentario enviado a las ocho de la mañana, bien podía ser publicado después de dos horas o después de cinco o siete.

Cuando reclamé por el ningún respeto y eficiencia que los encargados de esa sección tenían para quienes perdíamos el tiempo en aquella opción, recibí una contestación de uno de lo principales de aquel medio, en la que, en términos generales me culpaba de la incompetencia de sus empleados. Y es que ciertos empresarios del periodismo, se creen los dueños de la verdad; más bien debería decir, se consideran a sí mismos infalibles, aunque las pruebas y evidencias demuestren lo contrario.

Es triste ver como, gane quien gane este combate de pérfidas arpías y sátiros enfermizos, bolcheviques o chapetones, al final, el triunfo seguirá siendo para una de las facciones mafiosas que predominan en el País. Los ciudadanos no tenemos un medio público libre de los malos influjos de la sucia partidocracia curuchupa o socialista. Si queremos dirigirnos a la opinión pública nacional debemos pedir permiso a los tiranos, gamonales y banqueros dueños de los medios de comunicación, o a sus principales testaferros es decir, a los: Jorge Ortiz, Andrés Carrión, Paco Velasco y Carlos Vera, aunque este último momentáneamente se quedó sin padrino que acolite sus verborreas insidiosas y monopólicas.

Lo que plantea Correa al pretender instaurar su Institución suramericana “mordaza pro socialismo del siglo XXI”, es simplemente copiar lo que los dueños de la prensa “derechista”, han venido haciendo desde hace mucho tiempo atrás; acaparar y controlar los medios de comunicación, para a través de ese monopolio adueñarse de la opinión pública. Es decir, todo se reduce a una lucha entre mafias por apoderarse del monopolio de los medios de comunicación y del control de la opinión pública.

La partidocracia del socialismo del siglo XXI, se parece cada vez más a la partidocracia curuchupa y conservadora, de hecho son prácticamente iguales, salvo por algunas ligeras variaciones, más bien folklóricas. Podrán diferenciarse en sus tradiciones fiesteras, en las percepciones despectivas que tengan para con la masa social a la que explotan cada vez que pueden; tibias diferencias. Pero, son notoriamente iguales en el fondo, en el carácter, en las intenciones, en sus cochinos intereses, en el deseo de implantar una dictadura en la que ellos sean los que gobiernen, independientemente que se llame dictadura comunista, socialista, capitalista o mercantilista.
Para aquello es fundamental el control de los medios de comunicación. La consecución de aquella trama maquiavélica, y me refiero al domino de la sociedad, exige que la opinión pública sea encarnada en la forma del discurso del disque todopoderoso caudillo “empresario” o en la perorata incuestionable del amado y temido líder revolucionario.

Como en los demás temas vinculados con el quehacer político, económico y social, la discusión acerca de la prensa y su papel en la sociedad, ha terminado cayendo en las pútridas aguas del riachuelo cloacal, en donde los testaferros del conservadurismo, neo y tradicional, pelean, con los criadillos del socialismo del siglo XXI. El enfrentamiento como es lógico, termina convirtiéndose en una competencia de quien tienen el rabo de paja más largo y visible. En ese escenario “El Pueblo” ingenuo (nótese que no lo califico de chusma estúpida aunque bien merecido se lo tendría), en lugar de exigir verdadera Libertad de Expresión y medios de comunicación libres de injerencias económicas bastardas o de influencias inmorales y prejuicios sociales manipuladores; asiste boquiabierto, ora apoyando a su Emperador Bokassa, ora defendiendo a los tradicionales gacetilleros de sueldos ampulosos. Mientras tanto el verdadero Periodismo, aquel que es inherente con la Verdad, la Justicia y la Objetividad, simplemente continúa siendo una Utopía.



domingo, 24 de mayo de 2009

¿Cuál es el nombre?........¡cuál es el nombre de la canción!





Cuando eres niño, principalmente, y luego adolescente, tienes concepciones y percepciones muy pintorescas e ingenuas respecto de las diferentes manifestaciones humanas que se desarrollan en este mundo.
Por ejemplo, cuando tenía cinco o seis años, estoy hablando del segundo lustro de los años 70, tenía la cándida idea de que la lucha libre profesional era 100% verídica. Para esas épocas llegaba a la televisión ecuatoriana desde la Argentina el programa de los famosos "Titanes del Ring". Todavía hoy recuerdo a algunos luchadores de aquella época dorada de la lucha libre gaucha, así: el gordo Martín Karadagian, la Momia y Yolanka.
Bueno, pasó el tiempo y atrás quedaron las luchas casi “fratricidas” de los voluminosos titanes de carne, hueso y mucha grasa. Creo que fue después del mundial de futbol del 86 en México, donde por cierto, Maradona fue un Fórmula Uno en medio de modelos económicos y alguno que otro Porsche y Ferrari que en vano intentaron competir con ese entonces, Genio del Fútbol; pero en fin, como decía, fue en aquellos tiempos, que apareció en la televisión del Ecuador el espectáculo de la WWF, World Wrestlsing Federation.
Si bien en aquella época, tenía perfectamente claro que los enfrentamientos eran parte de un guión previamente establecido, la parafernalia y ambiente que adornaban todo el espectáculo eran ciertamente cautivantes para un muchacho en plena adolescencia. Algo que me impresionaba mucho, más que las luchas mismas, que generalmente eran bastante aburridas, eran las impresionantes entradas de los luchadores más queridos y admirados. Abrupta y soberbiamente se dirigían hacia el cuadrilátero, escoltados de manera portentosa por los estridentes acordes de lo que venía a constituirse en una especie de canto de guerra de aquel “gladiador”.
Muy especialmente recuerdo la entrada estrepitosa de Hulk Hogan con su “Real American”, mientras la gente lo vitoreaba hasta casi la histeria. Aunque Ricky “the dragon” Steamboat, que había elegido la canción Sirius de Alan Parsons Proyect, no se quedaba atrás.
Sin embargo, en la medida en que vas creciendo vas abstrayendo lo interesante de lo repetitivo y aburrido. Finalmente la afición por las luchas quedó atrás así como la mayoría de las conductas irreflexivas e irreverentes tan propias de la adolescencia; no así el gusto por la buena música.
Pero, una pequeña espina quedó clavada en mi agenda mental de frustraciones como consecuencia de mi encuentro con la lucha de la WWF. Se trataba de Wrestlmania. Todos deben saber lo que es Wrestlmania, en principio fue un evento creado para explotar la imagen de Hulk Hogan; pero, debido al gran éxito que significó, el acontecimiento terminó por constituirse en un espectáculo anual en el cual lo mejor de los actores luchadores de aquella empresa de entretenimiento se enfrentaban entre ellos, de acuerdo con una serie de planes, venganzas, insidias, ambiciones y traiciones previamente establecidas. Así, en Wrestlmania I, el famoso Mr. T y Hogan luego de muchas “afrentas y cobardes agresiones” terminaron encontrándose con los luchadores “malos”, Pipper y Orndorff. Una lucha que no pude ver en aquel entonces.
Pues bien, hace unos meses mientras miraba la televisión, de repente apareció el Equipo A, ya saben a quien me refiero, John “Hannibal” Smith, “el loco” Murdock, Tempelton Peck y por último el mismísimo Mario Baracuss. Hacía tiempos que no los veía. A principios de los ochenta eran sintonía total. Así como en los comics de improviso se prendió el foquito. Me acordé primero de un capítulo en el que Mr. T actuaba junto a Hulk Hogan. Casi enseguida aquella pequeña espinita empezó a punzar ligeramente. Más que nada por cumplir aquel deseo de la adolescencia me dirigí a la computadora, ingresé a Youtube y comencé a buscar aquella lucha de antaño.
No fue difícil y enseguida deje correr el video. Como es lógico no me impresionó como probablemente si lo habría hecho en el pasado, pero la satisfacción de cumplir conmigo fue bastante reconfortante. A punto estaba de salir de aquella página cuando en uno de los íconos impresos en la pantalla, aparecía un luchador famoso que se llamaba The Sheik, junto a su imagen, un sucinto título decía más o menos: Tribute legends wrestlsing. Por esas cosas de la vida que no se atina a comprender, decidí revisar sobre que se trataba.
Una serie de luchadores, retirados la mayoría de ellos, pasaban en secuencia, unos más populares y exitosos que otros; todos, ante mi mirada casi indiferente, y eso porque, ni bien había comenzado el video, mi atención se había puesto en la canción que acompañaba al desfile de ex luchadores profesionales. Una y otra vez repetí el video solamente para deleitarme con aquella canción que hasta entonces había sido desconocida para mí.
De repente se manifestó la incertidumbre, ¿cómo se llamaba la canción? y ¿cuál la banda? Busqué y busqué en los comentarios pero nada se hablaba al respecto. Entonces decidí escribir a la persona que había subido el video para inquirirle acerca de aquellos datos. Luego de hacerlo, bajé el archivo con la tranquilidad de que al margen de cualquier respuesta siempre contaría con aquella opción. Al día siguiente noté que la persona había respondido a mis indagaciones desgraciadamente haciéndose la “gringa”, recurriendo al tal copyright y no sé qué más excusas.
Debo confesarlo, el motivo del post es precisamente denunciar al mundo mi necesidad de conocer el nombre de la canción; ¿cuál es su nombre?, su nombre, ¿quién la canta, cuál el grupo musical de cuyas herramientas emana aquella melodía?
Estimado lector ayúdeme a conocer los orígenes humanos de aquellos sonidos. No permita que Saulo termine con la misma frustración de Adso de Melk, aquel pobre monje que luego de alcanzar la gloria de los placeres ofrecidos por la exuberancia amorosa de una diosa humana, terminó sus días angustiado ante la terrible realidad de jamás conocer el nombre de aquella armonía de belleza, su nombre, ¿cuál fue su nombre?, ¿cuál fue el nombre? Cuál fue el nombre de la rosa.


Pdata: El video completo lo pueden encontrar en la siguiente dirección:
http://www.youtube.com/watch?v=RtUYWernipA&feature=fvsr


lunes, 18 de mayo de 2009

Una más de las notorias contradicciones de este mundo social.

La decisión de otorgarle a Albert Gore el Premio Nobel de la Paz, es algo que quería tocar desde hace mucho tiempo atrás, pero como gran cantidad de cosas en la vida, ora por olvido, ora por desinterés, etc., quedó casi perdido en las oscuridades de mi inconsciencia; pero, si hay una verdad de a kilo, esa es que, hay cosas que tarde o temprano tienen que hacerse porque tienen que hacerse.

Sin embargo, tocar el tema exclusivo del Gran Bobo que acompañó al “fálico narizotas” Clinton en la dirección de Gringolandia por demasiado tiempo, y su sorpresiva nominación y grosera premiación, me pareció un tanto exagerado para abrir un post. De manera que decidí mostrar una más de las estúpidas y groseras sinrazones que son tan comunes en los pantanos sociales del Planeta Azul; lugares oscuros en donde la platinada basura humana es famosa, idolatrada y adulada; mientras que la espiritualidad, los principios morales y la sabiduría son vistos con recelo, temor, odio o indiferencia. Es decir, que mejor alternativa que confrontar la respetable Virtud con el sórdido vicio.

Cuando supe que le habían entregado, al gordo Gore, el premio Nobel de la Paz, me sorprendí, ¡ya lo creo que me sorprendí! No entendía que méritos había hecho el común y aburrido político estadounidense para ser catalogado como un Ícono de la Paz.

Por ahí de repente, apareció un video, ¿qué nombre tenía?, Mentiras verdaderas, o era Verdades a medias, o Verdades incómodas, no lo sé, jamás vi el video y espero no verlo, no me interesa viniendo de quien viene.

Que me late que el Nobel de la Paz, es el premio de consolación que Gore recibió por guardar actitud sumisa, cómplice y cobarde con la escandalosa primera elección de Bush Jr., como presidente de la nación gringa.

Que vergonzoso que el “piggy” Gore haya esperado a salir de sus mediocre vicepresidencia para acordarse de las debilidades de la democracia gringa, si es que se puede, a eso, llamar Democracia, o que de la noche a la mañana, muy de repente, se le haya dado por asumir su esnobismo ecológico.

Si tienen dudas al respecto de la actitud y conducta timorata y compinche del “piggy”, revisen el documental Fahrenheit 911 de Michael Moore, en donde se encontrarán con una serie de evidencias que demuestran que en aquella elección se dieron muchísimas cosas que estaban podridas. Como por ejemplo la imposibilidad de sufragar que muchos afrogringos sufrieron de parte de los republicanos ansiosos por colocar en el poder al “asshole” que sabemos; conspiración que finalmente tuvo éxito. En el documental se ve claramente que Gore pudiendo intervenir a favor de los ciudadanos que eran víctimas del sistema, no lo hizo y más bien fue cómplice de dichas violaciones. Simplemente el político demócrata se arrodilló al sistema y se limitó a obedecerlo, a pesar de que éste claramente lo perjudicó. Y él mismo lo reconoció. Adicionalmente, ni siquiera tuvo la decencia de renunciar o hacerse a una lado de aquella farsa inmoral, sino que, terminó siendo parte de ella.

Sin embargo, de manera abrupta, naturalmente ya fuera del poder, el gordo Gore, todo un millonario por cierto, reinventa el agua tibia y nos viene con el cuento de que él y solo él, descubrió los efectos negativos de la polución industrial y los efectos negativos de la contaminación en el clima del mundo.

Para los gordos burócratas y los desinteresados (entiéndase desinteresados como apáticos), dueños de las elecciones del Nobel: las acciones, investigaciones, esfuerzos y demás actos encomiables llevados a cabo por principios, voluntariamente, valientemente; desarrollados por gran cantidad de ambientalistas, científicos naturalistas, así como hombres y mujeres amantes de la naturaleza, no significan nada, en comparación con la imagen farsante y demagógica del politiquero gringo, que no pudo ser presidente porque le faltó carácter para defender su triunfo y decencia para rechazar al sucio sistema.
Más de un incrédulo se ha preguntado, qué hizo el gordo Gore cuando fue Vicepresidente de la mayor potencia mundial, a favor de la naturaleza y en contra de la polución creada por las industrias y fábricas principalmente estadounidenses. ¿Qué hizo? ¿Se lo preguntaron los dueños de los premios Nobel o simplemente pasaron por alto aquella Verdad Incómoda?


Cuando supe que Dian Fossey había sido asesinada, una mezcla de emociones se adueñaron de mí: incredulidad, decepción, tristeza, pero también indignación. No podía entender como la raza humana capaz de producir seres majestuosos con calidades y valores tan sublimes como integridad, sensibilidad, solidaridad, respeto y amor; también podía degenerar en despreciables pestes semovientes que se arrastraban exclusivamente en la búsqueda de una víctima inocente o un ser digno, en donde clavar sus infames garras y viles colmillos para saciar su sed insaciable de codicia, sevicia y ruindad.


Que notoria es la responsabilidad de aquellos “famosos y famosas”, de los dueños de los dorados homenajes, de los comensales de aquellos banquetes millonarios del jet set internacional; en aquellos actos perversos que se cometen en contra de la dignidad e integridad, manifestada físicamente en aquellas personas que han hecho de sus principios morales un verdadero apostolado práctico.

No, para los dueños de los premios Nobel, Dian Fossy no se merecía tal galardón, pero sí el pipón Gore. Como que aquellos magos de la Literatura que han recibido en su momento aquel premio debieran sentirse un tanto ofendidos de recibir, en su momento, aquel homenaje.

La entrega del Nobel de la Paz, a Albert Gore, ofende la calidad y decencia de los trabajos y acciones de quienes realmente se esforzaron por conseguir un mundo mejor; muchas veces a riesgo de sus vidas; muchas veces pagando con sus vidas sus inocentes sueños de un Paraíso en esta tierra.

En cualquier caso, la opinión favorable y valiente de un hombre honesto a favor de las acciones generosas y sublimes de aquellos hombres y mujeres libres, vale infinitamente muchísimo más que cualquier miserable premio mundano o que las muestras de servilismo, adulación, e ignorante sumisión de las enormes manadas de gaznápiros en favor de las famosas creaciones humanizadas de la moda, el glamour, la depravación, la mentira y la maldad.

Ciertamente las cualidades de la virtud y sus magnánimas doncellas y sublimes hijos; nada, pero que nada, tienen que ver con los malsanos virus que deambulan en los miasmas mundanos del vicio y el crimen, muchas veces disfrazados de burda sensiblería y morboso éxito. Muy cierto.





Pdta.: A pesar del desagrado que me causaba incluir la fotografía de Gore y Bush Jr., par de farsantes, mediocre y siniestro, respectivamente, opté por incluirlos para hacer más palmaria, todavía, la contradicción. Por una lado la corrupción y la miseria humana representadas en las vergonzosas imágenes de dos de sus bastardos más visibles y reputados; y por otro, la riqueza humana y la majestad moral de Dian y la confraternidad con sus Gorilas en la Niebla.



miércoles, 13 de mayo de 2009

Ustedes deciden: Hombres Libres o viles esclavos.

En alguna oportunidad divagaba en mi mente respecto de la fragilidad de la vida. Somos un milagro de la evolución o de la creación, y sin embargo, dada nuestra condición perecedera, estamos a expensas del natural deterioro de nuestros cuerpos, de los influjos externos enfermizos, de los causales o casuales accidentes y funestamente, de la sevicia y maldad del propio ser humano. Y es sobre esta última particularidad, aciaga por cierto, que pretendo emitir mi comentario.

Créanme cuando les digo que estoy cansado de escuchar que, a diferencia de las películas, el hombre malvado termina triunfando en el cometimiento de sus crímenes y fechorías. Estoy fastidiado de leer en el periódico que un hombre honesto cayó víctima de las balas de algún infame sicario. Me molesta enterarme que los criminales han cegado la valiosa vida de un hombre o mujer libre y comprobar que este vil acto, termina siendo sencillamente irreparable, independientemente de que los asesinos materiales y muy excepcionalmente los instigadores sean detenidos y castigados.

Desvariando en mi pensamiento, he cuestionado por qué los hombres y mujeres justos no pueden tener la protección de una coraza que los proteja de las maldades de las creaciones pervertidas del vicio. Una armadura insigne y real, que conjuntamente con los nobles instrumentos ofrecidos por la verdad, la evidencia, la honradez y la justicia, les permita enfrentarse con un mínimo de seguridad contra las huestes feroces e inhumanas de sicarios y malhechores que siempre están prestos a cumplir las órdenes de sus malignos amos.

No es justo, definitivamente, no es justo. Irónicamente, los seres humanos creamos un Estado para que nos proteja de las degeneraciones de la sociedad y funestamente aquella creación terminó volviéndose contra aquellos que debía proteger. Porque lamentablemente, aquel Estado con su incompetencia y corrupción natural, si se considera quienes lo manejan a su arbitrio, ha terminado convirtiéndose en el primer enemigo de los hombres y mujeres justos, o en cómplice y protector de los delincuentes y asesinos.

Quizá todos nosotros somos los responsables de permitir que todo este concurso de circunstancias desgraciadas, hayan llegado a estos niveles de brutalidad y corrupción tan terribles. Quizá no. Quizá existe un contingente de sociedad irresponsable, vulgar, ignorante y apática que puede fácilmente ser señalada. Un segmento de pueblo conforme exclusivamente con satisfacer animalmente sus instintos básicos y sus vulgares tradiciones festivas. Talvez ellos sean los responsables indirectos de que los hombre y mujeres justos paguen un precio odioso simplemente por ser consecuentes con sus principios.

Lo sucedido en Guatemala con el caso del abogado Rodrigo Rosenberg, es una muestra más de la absoluta indefensión de las personas frente a la corrupción criminal y la complicidad de un Estado manejado por gente inmoral que es capaz de todo con tal de mantenerse en el poder mundano y así conseguir, satisfacer incontinentemente sus bajas pasiones. Por desgracia, aquellas manifestaciones magnicidas son comunes en la mayoría de los países de este orbe. Pero muy principalmente en aquellas naciones con una mayoría de gente ignorante, indolente, irresponsable, etc.

El otro día escuché una sentencia muy interesante: “Los ciudadanos no debemos temerle al Estado y a los políticos; son los políticos y el Estado, los que deben temer a los ciudadanos.”
Quizá el concepto de “temor” deba considerarse como una figura dirigida a incrementar el sentido de que los políticos jamás, pero que jamás deben levantar la mano injustamente, peor criminalmente contra los ciudadanos.

Pero, para que ocurra eso, son los hombres y mujeres libres los que deben tener el control del Estado. Solamente con una sociedad inteligente, sensible, y solidaria, conseguiremos que el Estado finalmente trabaje para nosotros los ciudadanos. Únicamente con ciudadanos honestos manejando el Estado tendremos garantizados nuestros derechos. Exclusivamente con una mayoría de pueblo educado, amante de las causas justas y las buenas costumbres, las mafias de rateros, criminales y asesinos serán finalmente derrotados.

Los seres humanos no somos eternos. Los hombre y mujeres libres, aquellas pocas creaciones honorables que actúan por principios no son inmunes a la maldad humana. Al final aquel pueblo ingenuo, servil, e insensible es el que tiene la palabra, o siguen sirviendo a la Tiranía corrompida de turno y se constituyen en cómplices de los latrocinios y asesinatos cometidos por esos viles canallas o, se arman de valor y emulando conscientemente al hombre justo se convierten en Pueblo Libre, simple y llanamente Pueblo Libre.

Ustedes tienen la palabra ingenuos nativos de este hermoso terruño. Aún estamos a tiempo, no permitamos que este País, se convierta en otro México, Guatemala, o Colombia.
Recuerden, al final ustedes deciden.






Pdata: Revisen los videos de Rosenberg en Youtube y saquen sus propias conclusiones.

sábado, 9 de mayo de 2009

Los Pecados de Alberto "tiroloco" Cutié y su Grey alcahueta.



Francamente no tenía ninguna intención de abrir un post acerca del curita lujurioso y sus conquistas de media noche, o más bien de medio día, para ser más exactos. En realidad la vida licenciosa de los hijos bastardos de la servil religiosidad, no es novedad.

Pero cuando una sociedad ignorantona y celestina, pretende encubrir y alcahuetear a un farsante y mojigato sotanudo con careta de niño dios; creo imprescindible dejar en claro algunas realidades que mucha gente, o no ve o no quiere ver.

Aclaremos por ejemplo que cuando los curas asumen el celibato o la abstinencia sexual, lo hacen libre y voluntariamente. Conocen perfectamente las presiones carnales a las que se verán sometidos, y lo aceptan, como los “machitos” que son. Entonces, de qué se quejan.

Pero, en el caso del cura Alberto Cutié y muchísimos, pero que muchísimos curas más, en realidad, el problema no es que tengan relaciones con una mujer o que tengan una familia, a pesar de que los dueños del Vaticano Inc., y la doctrina católica, apostólica, romana, vaticana, etc.., les niegue esa posibilidad. No, el problema no es ese.

Sin embargo, maliciosamente la chusma curuchupa y alcahueta, muy interesada en encubrir la sinvergüencería, pretende encaminar el asunto a la mera discusión de las polémicas conductas sexuales encubiertas del langarote santurrón, espacio que ciertamente le conviene; para, desde ahí, justificar la violación al juramento de “no comer carne” sobre la base de las intensas fogosidades de la mundana carnalidad. Soslayando a propósito o ignaramente el meollo del asunto: La ausencia de calidad moral del curita pudibundo y calentón.

El asunto es el siguiente. Después de que el amoroso clérigo ungía a su amada, de pies a cabeza, los aceites veniales; después que el beato cachondo lubricaba con religiosidad ascética cada orificio sacramental de su sensual hembra monaguillo; luego de venderse el uno al otro pagándose generosamente con sinfín de caricias y voraces penetraciones; el padrecito satisfecho en su libido, agarraba su túnica negroide, manchada por líquidos sexuales propios y ajenos, y se encaminaba a la Casa Oficial de Rezos de su parroquia, donde todos los desgraciados, pero alcahuetes pecadores le esperaban con ansias para escuchar sus puritanas diatribas.

He ahí el dilema trascendental. Pues resulta que el cura Beto, cansado todavía por la batalla carnal que había tenido con la serpiente, oliendo todavía a bacalao rancio como resultado de sus múltiples inmersiones a favor de la salvación de la relación prohibida y de la consecución del añorado orgasmo; llegaba y “puteaba” amorosamente a toda esa manada de pecadores; siempre amenazándolos con los terribles y eternos fuegos del Infierno; estimulando el complejo de culpa de la chusma; fortaleciendo la dependencia del populacho para con el padrecito amoroso; fomentando el miedo en su grey para que siempre vivan subordinados a su cariñosa pero tiránica autoridad y por supuesto castigándoles con las severas reprimendas verbales y las clásicas penitencias, por acá 100 ave marías y por allá 39 rosarios, dependiendo de la gravedad del pecado, de las simpatías que el feligrés le generaba y seguramente de las intenciones y la calidad de las curvas de la pecadora.

Pues sí, este hipócrita, porque, la Hipocresía, es la figura que se traduce de la actitud y conducta de este curuchupa fantoche, comía del fruto prohibido y enseguida corría a amonestar severamente a aquellos que hacían exactamente lo mismo que él, ora literalmente, ora en sentido figurado.

Lo único cierto es que el cura Alberto Cutié, no tenía calidad moral para dirigir ningún tipo de reclamo en contra de los pecadores que acudían a su Iglesia. Ese es el verdadero problema, hacia allá es donde deberían dirigirse las discusiones y reclamos. La ninguna calidad moral que todos estos, seudo sacerdotes, tienen para disque promover la moral y las buenas costumbres o para llamar la atención respecto de las violaciones morales de sus respectivos rebaños.

Pregunto, ¿si el celibato es una condición que resulta frustrante y atentatoria contra los derechos de los sacerdotes católicos, por qué estos hipócritas y sus correspondientes borregos alcahuetes, no se levantan contra los dueños del Vaticano Inc., y exigen una reforma al respecto; o por último, simplemente en función del derecho a la libertad de culto, por qué no forman su nueva y reformada Iglesia católica, apostólica,………………sin celibato, sin hipocresías y sin alcahueterías? ¿Por qué no lo hacen? Sería honesto y no tendrían que estar los unos actuando cobarde y mojigatamente, en tanto las ovejitas dejarían aquellos papeles hipócritas y cínicos que los muestran en una condición bastante lamentable.

lunes, 4 de mayo de 2009

"¡¡¡Sudacas!!!"............¿Qué?...¿Sudacas?




Deambulando por la red en busca de las películas de la saga Austin Powers, llegué a una comunidad llamada Directorio Warez, donde por fin las encontré. Varios internautas habían subido sus respectivos archivos; pronto, me dirigí a descargar uno de ellos, pero antes, por curiosidad revisé los comentarios de éste. Creo que fue el primero, parece que si, en el que un argentino mandaba al diablo a un español que había subido aquel archivo. Más o menos le decía: “oye gachupín, por qué no avisaste que era traducción española, me venís a hacer perder tiempo, como me alegro de ser argentino y no un zonzo español”; algo más o menos así. En el subsiguiente comentario, el español le respondía con una serie de calificativos poco amistosos, pero, sobre los demás, sobresalía uno: ¡sudaca!

Un tanto intrigado, por el sentido y origen de aquella expresión, y debo ser honesto en señalar que ya la había escuchado en la televisión de labios de alguna inmigrante residente en España, dejé de lado por un momento mi deseo de disponer de aquellos archivos y me concentré en averiguar que había querido decirle aquel español al colega suramericano.

La aventura que significó encontrar el significado de aquella misteriosa palabra nada tuvo que ver en acción, intriga y emociones con la cacería del Arca Perdida realizada por Harrison Ford. Unos cuantos clicks del ratón en los lugares adecuados, y una certeza razonable se abrió paso en medio de la incertidumbre.

Supuestamente el término Sudaca, surge del entronque de las palabras, sudamericano y caca. La primera palabra es obvia, nativo de América del Sur. La segunda muy popular, típica dirían algunos, popo o excremento. Enseguida tuve que reírme no del calificativo grosero, racista, xenófobo y malintencionado, sino del estúpido papanatas que lo resoplaba.

¡A qué españolitos, éstos! Y me refiero específicamente a los imbéciles y plagados de prejuicios; aquellos que llenan las iglesias católicas a la espera de la galleta que los libre de las tunanterías viciosas cometidas; a los remedos humanos que disfrutan vociferando y danzando alcoholizados, mientras se deleitan de las cuchilladas y los infames sablazos sufridos por un inocente animal; feroces estocadas cometidos por un sicópata, que ante su incapacidad para realizar un trabajo honrado terminó irrumpiendo en las oscuras y crueles perversidades de la tortura y el sanguinario sadismo festivo, propio y tradicional de aquellas tierras añejas.

“Hispanoamérica”, dicen; “Iberoamérica”, dicen los hipócritas y cínicos después de que sus deshonrosos ancestros asesinaron, despojaron y esclavizaron a los nativos de este hermoso continente. ¡A qué españolitos, éstos! No se dice Hispanoamérica, ¡gilipollas!, ¡criadillos de los Borbones!; hay que ser muy bruto para en pleno siglo XXI seguir arrodillándose ante reyes y princesas de oropel. Pero que se puede esperar de lo peor de Europa. Horda de españolitos, no se dice Iberoamérica; se dice Latinoamérica o América Latina, y por último si no son capaces de recordar dos palabras, entonces, basta con decir América; ¡América!

El argentino al que hago referencia líneas arriba tiene toda la razón, las traducciones españolas, realizadas por los, “sudacas” españoles, léase zopencos españoles, son paupérrimas. Pésimas. Todo ese galimatías vulgar, narraciones y diálogos redundantes en frases obscenas y desagradables, fastidian y molestan. Ese sentido del humor tosco, aburrido y desabrido, hacen de las traducciones borbonescas, simplemente intolerables.

Que diferencia con las traducciones latinoamericanas o más comúnmente conocidas como latinas. Por ejemplo, las traducciones mexicanas, excelentes, como alguna vez dijo Montgomery Burns, la voz del “tata” Arbizu, es la octava maravilla del mundo; las traducciones latinas gringas, de primera; los doblajes argentinos, colombianos y chilenos, entre aceptables y tolerables. Pero de las españolas con sus joder, coño, oles, flipeares, gilipolleces, o esos dejos y amaneramientos, propios de drogadictos y malvivientes, mejor ni hablar, como para quitar el audio.

En más de una oportunidad he preferido comprar una película con su audio original en inglés, incluso sin subtítulos en castellano, antes que adquirir una película traducida por españoles. La perorata española arruina la película; las jergas groseras y vulgares le dañan a la película.

Pero volviendo al cuento de la expresión sudaca, quisiera comentarles algo más. Yo puedo entender que los nativos de un determinado país reclamen por una inmigración descontrolada y desorganizada que de alguna manera esté afectando su calidad de vida. Yo lo entiendo. Entiendo muy bien que se defiendan y protejan ante la violencia o irresponsabilidad criminal de algún zángano que piensa que puede cometer las mismas salvajadas que hacía en su país de origen. Lo entiendo.

Pero lo que no puedo aceptar es que una bazofia humana, disque por ser español, agreda e insulte a una niña latinoamericana, simplemente, porque no es española, o porque en ese momento no hay un hombre que pueda defender a aquella niña. O que una jorga de aprendices de putas, maltraten brutalmente a una chica inmigrante solo porque el cabrón del enamorado de una de las distinguidas zorras la dejó por aquella.

Tampoco puedo consentir que la chusma española culpe de todo a la comunidad latinoamericana; olvidándose que la mayoría de aquellas personas simplemente buscan un trabajo para ganarse la vida y de paso, ayudar a sus familias que sufren la desgracia económica en sus países originarios; se olvidan las “sudacas” españolas que el trabajo esforzado de aquellos neciamente calificados de sudacas, ha influido positivamente en la economía española.

Yo tengo una idea más o menos clara de cual es la calidad del español promedio. Antena Tres y Televisión Española muestran perfectamente quienes son en su gran mayoría los españolitos de Franco y Aznar, de Julio Iglesias y el bonachón Borbón, de los Manolete y Pizarro.

Considerando esos antecedentes, antes de andar poniendo apodos y excitando resentimientos u odios; optando por cerrar las bocazas, los españolitos saldrían mejor librados. Sí, calladitos es que deberían quedarse. O por ultimo en lugar de andar agrediendo a quienes no pueden defenderse, ¿por qué no intentan recuperar el Peñón de Gibraltar?; recuerden a sus fanfarrones y ambiciosos ancestros; ármense del mismo coraje sórdido de sus antepasados conquistadores y recuperen aquella roca, hoy, en manos de los flemáticos ingleses. Sí, inténtenlo por lo menos, ¡valientes y corajudos hijos de Francisco Pizarro, el primer gran “sudaca” de la historia!

viernes, 1 de mayo de 2009

¡Viva Papá Aucas, carajo!


Apenas recuerdo aquella vez que asistí al Olímpico Atahualpa. Debo haber tenido seis o siete años, no más; en ese entonces, en Aucas jugaba Walter Maesso, un uruguayo de barba que actuaba de arquero; en la defensa estaban Jaime Herrería y Andrés Nazareno, mientras en la delantera jugaba un paraguayo de nombre Céspedes. No recuerdo exactamente pero, me parece que jugaban contra el Deportivo Quito, rememorando una vez el más “el Clásico del Pueblo”. No recuerdo el resultado final, pero, una imagen que no se me ha perdido en el olvido, es la de Gerardo Pelusso, defensa del Quito, en ese entonces, tenía una pinta de náufrago, completamente barbudo, muy diferente a la imagen que se carga actualmente en su función de entrenador. Lo encontré saliendo del estadio. Desde mi percepción de un niño de seis años, parecía un gigante.
No soy hincha de Aucas, aunque reconozco tener cierta simpatía por el equipo ex petrolero.
“Superclásico”, “Clásico del Pueblo”, verdaderos encuentros deportivamente encarnizados; fueron en su momento toda una institución en el futbol principalmente pichinchano; aunque, sobre todo en Ibarra, por los “afros” del Chota y algunos jugadores nativos de la otrora “ciudad blanca” que siempre engrosaban las filas de los clubes quiteños, muchos aficionados e hinchas ibarreños vivían atentos a los resultados de aquellos clásicos quiteños que ciertamente trascendían más allá de la Capital. Todos vinculados con el Aucas, con el ¡Papá Aucas! Porque Aucas era pueblo; porque Aucas es pueblo, sufrido, golpeado, maltratado, ingenuo, chupador de trago barato, bueno, los menos agraciados económicamente; pero también, esforzado y peleador hasta las últimas, típico pueblo, propiamente pueblo ecuatoriano. Porque los hamburguesitos de la Liga, siempre acomplejados, sabían perfectamente que en hinchada eran segundones, por lo menos en esas épocas; porque los taxistas y los chorizos del Quito, se sentían menospreciados por la enorme popularidad del Aucas.
Luego de casi veinte años de ostracismo voluntario, en 1998, me parece, invitado por un hermano, asistí a Chillogallo, para mirar el “Superclásico” Aucas - Liga. Francamente no recuerdo quienes jugaban en ese momento en Aucas; que irónico, me acuerdo de algunos jugadores de la década de los 80, pero no de los troncos de 1998, quizá se deba a que el Aucas en aquellas lejanas épocas, daba lucha, aunque como siempre, solo quedaba en el esfuerzo. Pero sí recuerdo a algunos jugadores de Liga, por ejemplo estaban los colombianos “gato” Pérez y Escobar, también el argentino Maggiolo; éste último fue quien finalmente hizo el gol del triunfo.
Como olvidar la sangre pesada de los cagatintas y plásticos de la Liga intentando vacilar a la hinchada auquista, jactándose de su triunfo con las típicas burlas zoquetes. Y sin embargo, para nada se hicieron esperar las reprimendas verbales, fuertes y populacheras, de la hinchada brava, que replicaba ante las ofensivas burlas de los albos lagartijos.
Cabreado por la derrota del equipo áureo escarlata, sobre todo ante los remilgados de la Liga, y reflexionando mientras me retiraba, llegué a la conclusión de que el problema no radicaba en los jugadores, cuerpo técnico, y menos todavía, en la hinchada siempre fiel a pesar de los malos resultados, de los pésimos resultados. No, el problema residía en la dirigencia del equipo. Mientras en otros clubes, los dirigentes llevaban recursos, invertían en sus respectivos equipos; en Aucas, los directivos, que digo directivos, los “muertos de hambre”, entraban solamente a ver que podían rapiñar y hurtar.
Es lamentable ver como en ocasiones los directores técnicos y los jugadores son víctimas de las tramas mezquinas de parte de los directivos de los clubes. Especialmente los jugadores, que a pesar de su importancia trascendental en la naturaleza y desarrollo del juego, terminan siendo simples mercancías que se desechan con relativa facilidad dependiendo de los intereses económicos y los trastornos emocionales de los casi todopoderosos dirigentes.
Hace algunos días miraba por televisión, a Ramiro Montenegro, pretender, con una carencia absoluta de ética, renunciar al técnico de Aucas, Etcheverry, e imponer a aquel colombiano, entre cuyas pobres características se halla un desaforado arribismo, un tipo de apellido Osma. Frente a la respuesta de los hinchas y jugadores, Montenegro, con una irresponsabilidad descarada, luego de refunfuñar como guagua de jardín, declaraba, que dejaba vacante la presidencia, al típico estilo de las ratas que abandonan el barco cuando este aparenta hundirse; simplemente, porque no le dejan hacer lo que le daba la regalada gana. Y pensar que el tipo es neurólogo; como que a uno se le eriza la piel, ¿verdad?
Finalmente el Diablo se fue y Montenegro se salió con la suya e impuso a Osma.
Lo que de alguna manera muestra el nivel de abandono de aquel equipo y la ausencia de mecenas que sumen y para nada resten, es precisamente que Montenegro, es uno de los dirigentes menos malos del equipo Indio; ya se podrán imaginar como serán los peores.
Pobre Aucas, pobre hinchada. No sé pero, lo que le pasa al equipo Indio, es algo similar a lo que sucede con este Ecuador. Un equipo muy popular, con muchísimas fortalezas sin explotar, con una gran hinchada, pero, desgraciadamente, en manos de un montón de miserables, expertos para todo, menos para lo bueno.
Ojalá, ojalá, algún dirigente racional aparezca por ahí, y asuma el reto de levantar al equipo que en algún momento histórico, fue el más popular de Quito. La hinchada se lo merece, sobre todo esos veteranos que nunca se pierden un solo cotejo de su querido y añorado: ¡Papá Aucas!