miércoles, 25 de marzo de 2009

Los Mercachifles de la Partidocracia.



“Pues bien damitas y caballeros, les saluda este grupillo humilde de testaferros y facinerosos politiqueros, necesitados de sus dineros para satisfacer las ambiciones y apetitos antropófagos que honorablemente heredamos de nuestros ancestros corrompidos.

Pues si, mira, damitas y caballeros, yo sé que ustedes tienen derecho a transitar libremente sin que nadie les moleste, yo sé que ustedes como ciudadanos pagan sus impuestos y merecen moverse tranquilamente sin que delincuentes como nosotros intentemos fastidiarles el día; pero, entiendan que necesitamos aprovecharnos de ustedes, de sus ingenuidades, de su ignorancia, de su indiferencia y laxitud; es nuestra naturaleza, para eso existimos, para eso fuimos creados, parásitos de la sociedad somos, nuestra madre es la incultura amoral, sórdida nodriza que nos amamantó desde que tuvimos conciencia de nuestra ralea escandalosa.

Pues sí damitas y caballeros, voten por nosotros, voten por nuestros padrinos, por los reyes del hampa demagógico, por los hambrientos patriotas dispuestos a sacrificarse en onerosos vicios costeados con los dineros que ustedes de manera gentilmente tonta nos ofrecen. Sí, nosotros patriotas de cepa, estamos dispuestos a morir por nuestra Patria, quien sino, estaría dispuesto a desgañitarse tragando las deliciosas frituras de los opíparos banquetes oficiales, quién sino, se ofrecería en instinto degenerado a horas y horas de sexualidad rosada y sadomasoquista. Pues nosotros, solamente nosotros los hijos de la puerca y sórdida partidocracia.

Pues si, damitas y caballeros, dennos su apoyo, permitan que nuestras infames larvas se adhieran a las groseras y sanguinolentas llagas, para que medren prolíficamente. Necesitamos nietos y bisnietos que eternicen nuestra existencia repugnante y miserable, de los que podamos regocijarnos y jactarnos. Si damitas y caballeros, voten por nosotros, sucios y asqueroso mendrugueros de la partidocracia, ¡háganlo, háganlo!, o es que desean que la próxima vez que intentemos joderles, lo hagamos furiosamente amparados por la inmoralidad del sistema; no nos obliguen a recurrir a la arma infame y cobarde.

Pues si, damitas y caballeros, o votan por nosotros o se joden, no importa por quien lo hagan, con tal que sea hijo de la prostituta partidocracia: ora el Emperador Bokassa, héroe de Dayuma; ora Alvarito, el enviado de la chusma oligarca; ora el Gutierrito, el mico pinochetsco; ora la bucarana Roldós, la ecologista del sindicalismo pipón; ora cualquier bailarín o chimbador deseoso de negociar sus pillajes electoreros con el mafioso que convenga a sus intereses patrióticos y bolsillos muertos de hambre. Cualquiera vale, cualquiera representa para nosotros la posibilidad de parasitar ampulosamente de este nuestro padrastro Estado, o de esta nuestra cortesana sociedad.

Eso sí, ¡cuidado!, cuidado y anulan su voto. Anular el voto es antipatriota, ¡cómo van a creer! Que no se dan cuenta que el voto nulo es el peor castigo que podrían dar a los titiriteros y polichinelas de este circo grotesco y delincuencial. No serán traidores, no serán traidores a nuestra concupiscencia, no serán ingratos con nuestros gentiles negociados, no nos nieguen nuestro derecho a robar, respeten nuestra condición inmoral, o es que quieren que nos deshonremos trabajando honradamente, o es que desean que nos ganemos la vida con el fruto de un trabajo esforzado y decente; ¡eso es lo que quieren, es eso lo quieren!, hasta allá llega su infamia, ¡tanto mal nos desean! No, damitas y caballeros, cada uno a su tarea, ustedes a trabajar como pobres y lastimeros burros de carga y nosotros a beneficiarnos descarada y patógenamente de ustedes y del fruto de su jornada diaria debajo de ese sol canicular e indiferente o de esa lluvia indolente y gélida. Un trabajo duro, cierto, el nuestro, pero, alguien tienen que hacerlo y para eso estamos nosotros, fieles patriotas de nuestra reputada Partidocracia.

Pues bien damitas y caballeros, ya pueden ir practicando, ya saben: voto plancha, voto manada, voto a lo bruto.

Bueno, eso es todo por hoy, ya me despido, ya me voy, pero, para que vean como nos preocupamos por ustedes les doy una sugerencia para que sean felices: si el Emperador Bokassa les insulta, sonrían; si el shunsho Alvarito les desprecia, sonrían; si el Mico Gutiérrez, los reprime, sonrían; y así, si la vida les patea, sonrían; si el Aucas desaparece, sonrían. Si no hay gas, sonrían; si no tienen que comer, sonrían. Y no lo olviden la Partidocracia es todo. Hasta luego y gracias por apoyar nuestro pillaje, ya pueden bajar las manos.”


Los Mercachifles de la Partidocracia.

jueves, 19 de marzo de 2009

Matar, Mentir y Robar.





Hace unos años, más que nada por curiosidad, decidí comprar el libro: el Arte de la Guerra de Sun Tzu. Algo había escuchado acerca de la supuesta sabiduría que contenía tal escrito milenario. De manera que una vez adquirido procedí a leerlo casi de inmediato.

El libro presentaba una serie de políticas, guías, sugerencias imperiosas y tácticas dirigidas a: generar incondicionalidad entre los súbditos o seguidores, aniquilar al rival, destrozar a la población enemiga y manipular al adversario a través de medios engañosos. Una de las sentencias que se podía concluir de la serie de locuras metodológicas que se planteaban era por ejemplo: El Fin Justifica los Medios, axioma amoral tan comúnmente practicado por individuos carentes de escrúpulos.

Según los maestros de la Guerra, no importaba asesinar cobardemente, mentir descaradamente, rapiñar de forma virulenta al vencido y en general, arrasar sin misericordia al derrotado. Lo único que importaba era que los resultados de la Guerra fuesen propicios para el infame agresor y su corte de secuaces. No era difícil concluir que el tan promocionado Arte de la Guerra se podía resumir en las siguientes tres palabras: Matar, Mentir y Robar.

Obviamente, quienes participaban o participan en estas campañas bélicas, guerreristas o manipuladoras, debían o deben estar perfectamente entrenados en, naturalmente: Matar, Mentir y Robar.

Asesinar sin el menor escrúpulo. Engañar con absoluto convencimiento. Robar con la certidumbre de un falso derecho a rapiñar.

Sin duda, quien incluyó a la Guerra y a los patriotas que la defienden, en la lista infame de los Jinetes del Apocalipsis, tenía sobrada razón para hacerlo.

Una vez que terminé de leerlo, no pude si no, rechazar las sugerencias que los editores hacían de las crueles y engañosas estratagemas, en el sentido de aplicarlas en la vida diaria. “Aplicables a nuestra vida: Empresa, Familia, Relaciones Sociales,….”, decía una leyenda en la tapa del libro.

Y sin embargo, a pesar de que la mayoría de individuos moralmente descalificados y siniestros que deambulan por este mundo, esperando el momento propicio para cobardemente asaltar a sus víctimas con engaño adulador o nefanda sevicia, difícilmente leyeron este manual de mentira y crimen, basta ver como todos los días, tales sofismas brutales se manifiestan principalmente en los patriotas corrompidos, los politiqueros corruptos y la chusma sórdida, en la forma de actitudes taimadas y engañosas o conductas criminales y rapaces. Nuevamente se puede concluir que mucho de ese conocimiento funesto se transmite a través de una cultura sórdida perfectamente visible pero hipócritamente negada. Fortunas fruto del latrocinio, sostenidas de generación en generación: Si el abuelo se benefició de la infamia, enseñará sus malas artes a su hijo, y éste a su hijo, manteniéndose esa ruin herencia en un ciclo degenerativo, pues el vicio tiende a “perfeccionarse”.

“Matar, Mentir y Robar”, una frase que resume la condición humana del chovinista dispuesto a recurrir a cualquier acto por ignominioso que sea, sobre la excusa de la Seguridad Nacional, o del mercachifle de ingresos dorados capaz de vender a su propia madre con tal de acumular un centavo más a sus pingües ganancias. “Matar, Mentir y Robar”, expresión contundente que refleja una verdad incuestionable; aunque de seguro los fieles seguidores de aquellos fatales enunciados preferirán usar el hipócrita eufemismo de: El Arte de la Guerra.

viernes, 13 de marzo de 2009

La chusma no tiene nada que perder.


Cada día me convenzo más, acerca de la incitación a la violencia que el adorado Tirano genera en la masa estulta y vulgar, a través de sus aburridas y nada lacónicas cadenas radiales de los sábados.

Debido a que nunca he escuchado, ni visto sus parloteos desafortunados, y generalmente cambio de canal cada vez que el Gran Guasón aparece en televisión o, apago el mismo, cuando sus pedantes y demagógicas cadenas nacionales se toman arbitrariamente la programación general; no había prestado atención a lo nefastas que dichas disenterías verbales resultaban y en el mal ejemplo que generaban en la masa estúpida, la gran mayoría ferviente defensora del amado Tirano. De hecho, en alguna ocasión, consideré que el Mudo de Carondelet hasta tenía de derecho de parlotear incesantemente, imaginando que el vulgo se cansaría de escucharlo y terminaría rechazándolo. Reconozco que cometí el error de darle demasiado crédito a la chusma.

Una de mis pasiones es caminar, lo encuentro relajante, entretenido y saludable. Sin embargo, este agradable pasatiempo desde hace algún tiempo se ha vuelto un tanto, no diría traumatizante, pero sí, ligeramente conflictivo, no por mí, sino por la irresponsabilidad y torpeza delincuencial de la gran mayoría de conductores, que sencilla y patrióticamente violentan el derecho de los peatones a transitar con seguridad por las calles de la ciudad.

Hace unos días mientras deambulaba por uno de aquellos caminos urbanos, me sucedió un hecho desagradable, pero, muy decidor de la violencia que predomina en la ciudad y ciertamente en el País.

De pie en una esquina, esperaba que el rojo del semáforo me autorizara a cruzar por el desteñido pero, visible rayado de l paso cebra. Cuando aquello sucedió, y luego de que el primer auto se detuvo, empecé a desplazarme hacia la otra orilla. Un nuevo auto paralelo al primero se detuvo ante la orden escarlata. Pero, a escasos dos metros de llegar a la seguridad de la acera, tuve que detener mi recorrido debido a que un…….., como calificarlo, sí definitivamente un imbécil, quien emulando a los autos fórmula uno cuando llegan a los pits, se introdujo entre el último auto y la vereda, casi rozándola, deteniéndose por encima del paso peatonal.

Cuando el bruto finalmente paró, continué, mirando hacia la cabina del torpe; cuando de repente, me percato que el imbécil gesticulaba con sus manos como diciéndome que me autorizaba el paso. Luz roja, paso peatonal y el esperpento social, me autorizaba a cruzar.

Como es lógico, honrado y natural, la insolencia e insignificancia del energúmeno, recibió como respuesta un gesto de desaprobación y desprecio.

Entonces, ya en la acera y con rumbo incierto, escucho un gruñido que semejaba las siguientes palabras: “¡¡¡te estoy dejando pasar, te estoy dejando pasar!!!” Casi seguro, que las palabras apenas inteligibles estaban dirigidas a mí, me volví, observando que el bruto con mirada torva me vigilaba desde su cabina.
¿Qué dijiste?, le pregunté, más que nada como una expresión de rechazo al grosero atrevimiento del torpe. “¡¡¡Te estoy dejando pasar, te estoy dejando pasar!!!, gritaba el bruto y enseguida empezó a insultarme con terminología propia de cantinera de burdel.

Frente a la agresión verbal del hocicón, me limite a señalar las miserias de su condición. Inmediatamente del insulto, la basura parlante, pasó a la amenaza y luego de un par de segundos arrancó y se alejó aceleradamente.

No tanto sorprendido, pues no es primera vez que enfrento a la chusma delincuencial, seguí mi camino un tanto enfadado, con la certeza de una realidad social que privilegia la brutalidad y menosprecia la sensatez.

De repente, vino a mi mente una escena de la comedia “La Tremenda de la Corte” del famoso y talentoso Leopoldo Fernández. Resulta que Trespatines intentaba defraudar a un camarero encarnado en el típico Casimiro. Entonces, Casimiro se lanzó una sentencia muy interesante; ante la posibilidad de darle una golpiza al escaso de carnes Trespatines o, dejarle pasar su intento de engaño, dijo: No te desbarato nada más porque me van a cobrar lo que no vales.

Que sentencia más válida, sobre todo en estas tierras olvidadas. Y es que, Damas y Caballeros, la gente honrada diariamente tiene que enfrentarse a gérmenes humanizados que no tienen nada que perder.

Increíblemente, delincuentes, tramposos y criminales, tienen garantías para cometer sus tropelías con absoluta impunidad. Prácticamente tienen “derechos” para agredir o delinquir, pues saben perfectamente que la respuesta del sistema contra sus infamias es sencillamente nula.

Pero, como no van a deshojar sus bajas pasiones, si tienen en el Mudo de Carondelet a su principal modelo. ¡Como no van a ser insolentes y majaderos, si nada más y nada menos que el mismísimo Presidente les incita a ser libertinos con sus naturales vulgaridades ignominiosas!

Pregunto señores, a ustedes, que defienden la Revolución bolivariana, guevariana, bolchevique y correana, ¿es lícito azuzar a la chusma sobre la base de la teoría marxista de la lucha de clases? ¿No sería mejor educar a esas bestias, desparasitando escuelas, colegios, y universidades de los parásitos de l MPD y el Socialismo canibalesco? ¿No sería mejor sancionar a los brutos que violentan impunemente los derechos de los ciudadanos, en lugar de excitarlos con demagogia siniestra?

¿Acaso esas son las estratagemas de los encarnizados seguidores del Socialismo del siglo XXI para alcanzar el Buen Vivir? “Buen Vivir” ¿para quién?, ¿para las manuelas, los patiños, los correas y los chauvines? Como se nota que lo seguidores del adorado Tirano tienen una percepción muy particular y bolivarista de lo que es: el Buen Vivir.

Los cambios para bien, no se generan con violencia irresponsable o conductas sinrazón. Los cambios morales no se crean enfrentando a ciudadanos con vulgares bazofias sórdidas que no tienen nada que perder.

jueves, 12 de marzo de 2009

Slumdog Millionaire.




Días antes de la premiación de los óscares, deambulaba, Yo, por muchos locales de venta de películas, buscando entre otras, aquellas que habían sido nominadas por la Academia de Gringolandia. Infructuosamente debo decir. De manera que no tuve más remedio que esperar hasta que los susodichos filmes estuvieran en la cartelera pirata.

A través de las informaciones de prensa, me enteré que por ahí, una película hindú amenazaba con destronar a las típicas y millonarias producciones de Hollywood. De manera que cuando conocí que Slumdog Millionaire había sido la gran triunfadora, en realidad, no me tomó de sorpresa. Aunque, las intervenciones tramposas de las mafias corporativas que dominan el negocio del cine, casi siempre, están volando como arpías funestas, moviendo los hilos a favor de sus favoritos, como ya sucedió en Titanic de James Cameron, una película aburrida y rescatable, exclusivamente, en los efectos especiales del final del largometraje.Como es natural, luego de su premiación, fue relativamente fácil conseguir el filme indio.

La película retrata con suma claridad y dureza las realidades contradictorias de una sociedad indolente, en donde el tener dinero se constituye en el principio y fin de la existencia de la mayoría de los individuos de esas sociedades enfermas. Muestra la condición humana en su verdadera dimensión, desde la maldad ignorante hasta la planificada perversidad consciente y voluntaria.

Pero también ofrece aspectos que son fundamentales como el libre albedrío, porque resulta que a pesar de tanta estupidez, violencia y maldad, al final somos nosotros los que terminamos decidiendo que camino escogemos y que tipo de personas somos o queremos ser.

Hay, sin embargo, un mensaje que me parece trascendental y que la película presenta con claridad meridiana: El triunfo de la Inocencia sobre la Maldad. Y es que a pesar de todas las presiones, vejaciones o infamias a las que pueda estar sujeto un hombre justo por parte de tanto hijo de mala madre que anda suelto por este mundo social de porquería, a pesar de todo, el hombre de convicciones morales siempre será: un Hombre Justo.

Pueden cargarse todo, tienen el poder, la impunidad y la malicia para hacerlo, pero jamás, jamás podrán apropiarse de la Inocencia.

Sin duda, esta vez, la Academia de Gringolandia le atinó a la mejor película.

viernes, 6 de marzo de 2009

"¡Lo qué agarro del IESS, me lo embucho!" : La Partidocracia.

Quisiera comentar algunas particularidades del escandaloso negociado que se pretende llevar a cabo con el IESS.

Por ejemplo, llama la atención, la sorpresiva y sospechosa actitud del Gobierno Correano para con los banqueros, ¡sí los bancócratas!, aquellos mismos banqueros a los que Correa calificó de usureros. Ahora el Señor de los Patiños, pretende, en un acto que alguien, un tanto desconfiado, podría calificar de un casi salvataje financiero, pretende digo, comprar con dinero de los afiliados del IESS, la cartera hipotecaria de los tales bancos. ¿De dónde acá el Tirano se toma esas atribuciones con dinero ajeno? Además, sería interesante saber el estado de dichos créditos y sobre todo la factibilidad de cobro de los mismos.

Por otro lado, con el cuento de pretender castigar a la vieja Armijos y los pipones del Banco Central, reduciéndoles sus jubilaciones inmorales, se intenta encubrir las verdaderas intenciones de disponer a libre voluntad de los dineros de los afiliados, insisto, de los dineros de los actuales afiliados.

Cabe señalar que, de ninguna manera se ha hecho una desparasitación de la burocracia corrupta del IESS. Todos los gobiernos, todos, metieron a sus respectivos parias a medrar inmoralmente de los dineros de los afiliados. He ahí una de las razones de la corrupción predominante en aquella institución. Pero como en el Gobierno de la Involución ciudadana, los pillos y sapos tienen derecho a ser pillos y sapos, porque, gracias a esas “virtudes” llevan el pan a sus hogares, ¡pues, naturalmente!, hay que garantizarles su pillaje y bribonería. Acaso los pipones, no son incondicionales socialistas y seudo comunistas, ciertamente lo son, además de que son votos fijos en las próximas elecciones fraudulentas. Mientras tanto, a los afiliados, a cambio de su dinero se les ofrece servicios denigrantes y tratos ofensivos.

¿Quiénes serán los futuros administradores, dirigentes y masa laboral del neo Banco del Afiliado? Pues, naturalmente, los seguidores del Amado Líder, Gran Camarada y Héroe de Dayuma ; ya saben: los socialistas de pipa, emepedistas de garrote, comunistas de bambalina, neovelasquistas, chauvinistas y todos aquellos politiqueros tránsfugas que estén dispuestos a inclinarse ante el Temible y adorado Tirano.

También se habla de vender ciertas empresas, inversiones y activos, independientemente que sean improductivos o productivos, da igual. Pero lo contradictorio, radica en que, la doctrina del Velasco Ibarra del siglo XXI, nos dice que las privatizaciones son malas, por donde se las vea. Es decir, cuando el Tirano, que dice saberlo todo, privatiza, está bien, pero cuando privatizan los curuchupas, está mal, a pesar de que las condiciones de los negociados puedan ser prácticamente las mismas.

Me imagino que algún zoquete dirá: “¿Y qué quieres, qué vayan las ratas de PSC o la democracia curuchupa? ¡Oligarca has de ser!”

No, no es eso lo que quiero, así como tampoco quiero que el IESS siga siendo botín de los gobiernos de turno y los sindicatos públicos mafiosos.

Finalmente, una crítica a los viejos corruptos de las asociaciones y sindicatos de jubilados, no a la masa de jubilados, víctimas ingenuas tanto del sistema infame de seguridad social como de sus propios falsos líderes. La gerontocracia sindical habla de defender los recursos de “afiliados y jubilados”, pero se olvidan que la plata de los jubilados, de los actuales jubilados, hace mucho tiempo atrás que fue saqueada por las ratas, del gobierno de turno, que llegaron a despilfarrar y robar en aquella institución y obviamente, por las prebendas inmorales de sus sindicatos parásitos. Esa plata, la plata de los jubilados es historia. El IESS, funciona con el dinero de los actuales afiliados cotizantes. Lo triste es que los actuales afiliados, cuando se jubilen, vivirán a costa de los aportes de los afiliados de aquel futuro incierto.

¡Qué cosas, no! Perlas patriotas que suceden en las tierras olvidadas del País de las Manuelitas.