miércoles, 27 de enero de 2010

Cuidado peatones: "a cualquiera le puede pasar".

De veras que fastidia escuchar a esos imbéciles que tácitamente justifican la posibilidad de atropellar a los peatones, con el cuento de "a cualquiera le puede pasar". Se nota el intento, no sé si consciente o no, de curarse en lo sano, e inclusive, me atrevería a decir que existe un deseo mojigato de acolitar la posición de la principal imputada en el accidente que le costó la vida a la joven Nathalia Emme. ¿Serían estas personas tan comprensivas y laxas, si el peatón atropellado, bajo las circunstancias del caso en cuestión, fuera parte de su entorno familiar o de amistades?, o entonces sí, reaccionarían con indignación y enojo ante los abusos criminales y la impunidad de la “gente importante”.

Algunos, no escatiman en repetir una y otra vez que se trató de un simple accidente de tráfico de esos que lamentablemente suceden. Pero, las cosas no son tan simples. Todos hemos visto las velocísimas caravanas de la “gente importante”; la manera en que cruzan las avenidas en sus bólidos irrespetando toda norma de tráfico, con la excusa de que, una vez más, son “gente importante”. No importa arrollar a algún peatón “imprudente”, ni tampoco causar un accidente a otros vehículos. No, lo que importa es que, “la gente importa” se haga notar a los demás; manifestar las prebendas que gozan por su condición de “gente importante”; que los pobres diablos que se envilecieron hasta la máxima sordidez con el objeto de pasar a engrosar las infames filas de la “gente importante”, puedan mostrarse ante los demás aunque sea de una manera grotesca y alevosa. Y si eso implica atropellar de vez en cuando a un “simple e imprudente” peatón, pues que se le va hacer, “a cualquier gente importante le puede pasar”.


Pero las cosas no son como a la “gente importante” y sus testaferros les gustaría hacer parecer. Este no es el caso de un peatón irresponsable con tendencias suicidas que irreflexivamente se lanzó a chocar el vehículo de un conductor sensato que viajaba en la vía correspondiente y a una velocidad moderada. No, no es el caso; aunque ciertos imbéciles gacetilleros y politiqueros pretendan repetir hasta el cansancio que se trata de un simple accidente más, seguramente para imponer esa versión de los hechos a la chusma que los ve con ojos amorosos.


Este accidente tiene un par de componentes fundamentales, el abuso de la burocracia y el terrorismo de Estado; condiciones viles ejercidas por los que se consideran dueños del sistema, o “los dueños del circo”, para usar una frase más popular; aquellos que piensan que están por encima del bien y del mal, y por lo mismo, que imaginan puedan hacer lo que les dé la regalada gana; esos que piensan que siempre tendrán la razón porque el sistema les pertenece, aunque las evidencias los desmientan; aquellos pocos, que imaginan, estar por fuera de la ley, o mejor que se creen “la Ley”. Esa es la gran diferencia que los gacetilleros y los politiqueros ignoran o pretenden ignorar.

Todos sabemos muy bien que, de haber sido una persona común y corriente la que manejaba el vehículo, una persona sin padrinos, un individuo para nada “importante”, el tratamiento que hubiera recibido de parte de las diferentes autoridades habría sido totalmente diferente al recibido por la esposa del Fiscal.

Con algo de incredulidad y decepción en unos casos, pero desprecio en otros, he escuchado y leído las opiniones de algunas personas que aceptan con cierta credulidad las versiones de los abogados, politicastros y fiscales, defensores de la principal inculpada en el atropellamiento. Directa o indirectamente, estas personas, le dan crédito a la versión de los principales sospechosos y de los fiscales serviles con su Jefe. A pesar de no haber estado en el lugar de los hechos, estas personas, por diferentes motivos, dan crédito a suposiciones, hipótesis y versiones, que fortifican la defensa y las interpretaciones interesadas de los abogados de la esposa del Fiscal General. Pero estas personas además de olvidar una cosa fundamental, ellos no estuvieron en el lugar de los hechos, ignoran las versiones de los testigos del accidente que sí estuvieron en aquel lugar, y constataron directamente como se desarrollaron lo hechos. Resulta ilógico y digamos un tanto incomprensible, en unos casos, que estas personas, le den un rango de credibilidad a las suposiciones e hipótesis de la supuesta infractora, mientras soslayan o apenas consideran las opiniones de los testigos que señalan con certeza que la esposa del Fiscal manejaba el vehículo; pero, esa actitud dudosa es muy comprensible en, ésos, cuyo único interés es encubrir la verdad de los hechos, y a través de esa infamia, rescatar de las sanciones establecidas en la Ley a la principal imputada.


Dudo mucho que las personas que en ese momento se encontraban en aquel fatídico lugar, hayan sido parte de una conspiración dirigida a “desestabilizar la Fiscalía”; o que, aquellos ciudadanos hayan sido un grupo de poseídos por la tristemente famosa “Justicia Indígena”, y que, de golpe y porrazo buscaran castigar inconscientemente a una “inocente santa”. Difícil creer que se haya tratado de un conciliábulo de agentes colombianos de Uribe, o espías cubanos de Castro, en contra de la esposa del Fiscal. Imposible que hayan sido un montón de sádicos ansiosos por torturar y destruir. No, difícil creer esas versiones. Las personas que transitaban por aquellas zonas eran civiles comunes y corrientes, ocupados en sus asuntos personales, que, impresionados por la violencia del hecho que se desarrollaba ante sus ojos, montaron en cólera y posterior furia al observar el infame encubrimiento que se intentaba desarrollar cínica y perversamente ante sus espantadas miradas. Personas normales, no “gente importante”, cuya palabra merece ser considerada y respetada. ¿A quién deberíamos dar más crédito, a quienes fueron testigos del hecho sin ser parte del mismo, o a una de las partes, la acusada, que escandalosamente tiene el respaldo incondicional de las autoridades que irónicamente deben realizar una investigación imparcial?


Es en verdad indignante la forma en que los gacetilleros y politiqueros se refieren al accidente en sí, “a cualquiera nos puede pasar”, dicen, como si se tratara de algo común y normal. Con una falta absoluta de respeto por la víctima, el peatón, y con una indolencia inaudita por el dolor de los familiares y amigos, “la gente importante”, aquellos que tácitamente declararon inocente a la imputada, esos mismos, se atreven a disque solidarizarse con la familia de la víctima; no sin antes satanizar a quienes exigen justicia.

Por ahí, un canalla, famoso por ser un mentiroso compulsivo, se atreve a retar con la siguiente “adivinanza”: “¿usted cree que un sencillo policía va a arruinar su carrera policial, ¡su vida! por echarse encima una muerte por defender a alguien, una muerte que no cometió?; a mí me parece eso muy difícil”.


Yo no sé si haya algún “sencillo policía” que se impute un crimen que no cometió. Pero lo que sí está demostrado es que hay gente ruin que está dispuesta a cometer los peores delitos que se puedan imaginar con tal de quedar bien con sus amos, con tal de recibir una palmada en la nuca, además de un suculento premio económico; eso cualquier persona inteligente lo sabe. Esta sucia “adivinanza” simplemente está dirigida a generar dudas, y demuestra la obscena capacidad de manipulación de quien la plantea.


Qué irónico y sádico al mismo tiempo que, la expresión “a cualquiera le puede pasar”, significa para unos pocos, la “gente importante”: cínica impunidad. Mientras que para muchos se revela fatalmente como: cruel injusticia.


Cuidado peatones, cuidado, peatones del Ecuador, cuidado; la “gente importante” una y otra vez ha amenazado, “a cualquiera le puede pasar”; cuidado peatones del Ecuador, la “gente importante” ha amenazado.


La objetividad engañosa de vuecelencia Rafael Correa.

lunes, 25 de enero de 2010

Sobre demagogia, manipulación y encubrimiento.

Qué es la demagogia, según el diccionario, es la degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder. Así, cuando los politicastros adulan descaradamente al pueblo, o dicen lo que a la gente le gustaría escuchar, aunque en el fondo piensen diametralmente lo opuesto.

Un ejemplo de esta perversión la vemos cuando los politiqueros frente a un acto evidente y desvergonzado de corrupción, recurren al paroxismo mentiroso, para impresionar a la gente y sobre todo ganarse la confianza y el favor de la torpe chusma. De manera que no es de sorprenderse que los políticos corruptos terminen cuestionando públicamente la corrupción en general, cuando en la intimidad de la burocracia son sus principales causantes, protectores y beneficiarios.

Qué es la manipulación, entre otras definiciones, es la acción y efecto de intervenir con medios hábiles y, a veces, arteros, en la política, en el mercado, en la información, etc., con distorsión de la verdad o la justicia, y al servicio de intereses particulares. Estratagemas muy comunes sobre todo en países donde predominan la injusticia, la estupidez y la mentira, como nuestro querido Ecuador por ejemplo.

Una herramienta muy usada para manipular es la caja para tontos, o más comúnmente conocida como Televisión. Desde aquel medio, el hombre común y corriente, adicto a la caja para tontos, recibe horas y horas de adiestramiento que terminan convirtiéndolo en una virtual máquina dispuesta a obedecer lo que los dueños de la caja electrónica establezcan. Es así que si un arlequín vocifera una verdad a medias canturreándola como algo incuestionable, la chusma estúpida se traga esa mentira y la defiende a capa y espada. Pero, si un hombre, ajeno a esa falsa realidad, denuncia una verdad incuestionable que desnude aquella infame mentira, la chusma alienada y sumisa a sus amos, rechaza tal desengaño, se traga la mentira y posiblemente persiga, satanice o simplemente ignore a ese atrevido sacrílego y su “irreverente anatema”. La caja para tontos es sin duda muy útil para quienes desean imponer su visión perfecta de un mundo inmoral.

Llama la atención por ejemplo que cuando aquella manipulación en contra de la sociedad afecta los intereses económicos, de grupos, principalmente, enseguida los testaferros de aquel grupo reclaman por aquella ciertamente alevosa y malintencionada campaña agresora e invasora. Pero, cuando la acometida beneficia a todas las mafias dominantes, nadie, de aquellas organizaciones patrioteras reclama; por aleve y ofensiva que sea contra las masas.

Qué es el encubrimiento, sino, la conducta delictiva consistente en participar en un delito con posterioridad a su ejecución, evitando el descubrimiento de sus autores o auxiliándolos para que obtengan los beneficios de su acción.
Qué definición tan certera para señalar el caso de cierta persona, acusada de atropellar y matar a una joven, por un gran número de testigos ; pero que gracias a su condición de “vaca dorada” de aquella sociedad de castas, condición que le colocaba por encima de la ley, le garantizó impunidad; afortunadamente para ella y por desgracia para los familiares de la víctima, recibió el auxilio incondicional de sus iguales, los criados y capataces de aquel sistema de amos y esclavos, casi dueños de instituciones públicas, caracterizadas por ser lugares donde confluyen los peores vicios de aquella grosera especie.

Consideré necesarios plantear estos antecedentes introductorios, respecto del video que incluyo a continuación y que contiene la entrevista de una cheerleader del periodismo casi farandulero a una politiquera demagoga y encubridora; alternados con ciertos comentarios del titular del blog.


María Paula Romo sobre los fiscales y su comunicado en favor de Pesántez.

domingo, 24 de enero de 2010

El Comunicado de la Ignominia.





Qué decir frente a semejante declaración. Qué decir, si los “pulcros e imparciales” fiscales ya lo dijeron todo. Prácticamente han dictado sentencia, sin siquiera ser jueces. Para qué atreverse a opinar, si los temibles y amenazantes abogados de la todopoderosa Fiscalía ya han hablado.

No creo equivocarme cuando digo que si hubiera un gramo de justicia en este País, los fiscales “solidarios” con el Fiscal General y su esposa, ya habrían sido destituidos. Pero no, recordemos que estamos en en el Ecuador, por lo mismo, mejor esperemos sentados.

A pesar que el patriota comunicado “solidario”, fácilmente podría calificarse como un acto de cobarde y perverso Terrorismo Psicológico, a pesar de aquello, ninguna autoridad, llámese Asamblea, Corte Nacional de Justicia, Defensoría del Pueblo, de la Fiscalía ni hablar, se atreve a actuar con decencia frente a este nuevo acto ruin, que posiblemente quedará en la impunidad, salvo que la Opinión Pública, no permita que tal ignominia se consume. Una vez más la sociedad ecuatoriana tiene la palabra.

En fin, sean ustedes, amigos lectores, luego de leer el comunicado infame y canallesco de los “éticos y solidarios juristas”, quienes saquen sus propias conclusiones. Yo ya lo hice y mi veredicto es de Inocencia, la chica colombiana es Inocente, Nathalia Emme, la víctima del atropellamiento es Inocente, a pesar que los “eméritos y solidarios jurisconsultos” de la componenda digan maliciosa, tramposa y cobardemente lo contrario.

lunes, 18 de enero de 2010

Yasuní, Avatar, y las cóleras codiciosas de Rafael Correa.

Una mezcla de “Pocahontas” y “El último Samurai”, así defino Yo, en términos generales, a la película “Avatar”, del director estadounidense James Cameron. Naturalmente con ciertos ingredientes propios, como por ejemplo la inclusión de la ciencia ficción, y el clásico triunfo del bien sobre el mal, muy característico de aquellas producciones que principalmente buscan entretener y generar simpatías en los cinéfilos. Triunfo que, a pesar de la derrota de las hordas terroristas de alienígenas invasores, no deja de ser pírrico por el grave daño ecológico ocasionado a la flora y fauna propia de aquel ambiente equilibrado, estable y sustentable, hasta la llegada de la civilización colonizadora y progresista.

Dudo mucho que Cameron sea un sincero amante de la Naturaleza, sin embargo, a pesar del inmenso contenido comercial que contiene la película, típico producto fundado en la cultura de masas, dirigido fundamentalmente a hacer dinero por encima de cualquier cosa, a pesar de eso, digo, Cameron retrata cruda, pero certeramente, la codicia, ambición, sevicia y terrorismo, propios de la civilización humana que ve en la Naturaleza solamente a la proveedora inagotable de recursos que les permita obtener pingües beneficios económicos.

El director tiene la entereza de denunciar el racismo y el colonialismo enfermizo de las estúpidamente llamadas “razas superiores” en contra de individuos que siendo diferentes en la forma son iguales en el fondo a esos y aquellos (seres vivos). La película protesta por la depredación brutal de la que son objeto los seres vivos de ecosistemas únicos, diferentes, originales, que, interrelacionados entre sí, forman un solo ente viviente, cuya existencia general depende de la coexistencia de cada uno de sus miembros.

“Avatar”, denuncia la indolencia criminal de los grupos sociales, económicos, políticos, que construyen su desequilibrada bonanza comercial y su falso bienestar sobre la destrucción y eliminación de flora y fauna irremplazable. Muestra al hombre de éxito pisoteando los cadáveres de los legítimos dueños de aquellos ambientes perfectamente naturales, cosechando los frutos de la hambrienta minería, gracias a la cual, la maquinaria industrial, bélica, comercial, social, podrá seguir operando y desarrollando los objetivos fundamentales de esta humanidad demente. La película muestra una realidad visible para todos, pero que pocos entienden y a otros nada importa: la desnaturalización y deshumanización del Hombre.

Un aspecto interesante e importante que plantea Cameron es la relación espiritual que los nativos de Pandora tienen con su hábitat. Entre los nativos que tienen la suerte de tener conciencia; que desarrollaron la capacidad de discernir entre lo bueno y lo malo, existe un compromiso voluntario con la flora y sobre todo la fauna. Un ideal ciertamente. Una relación que solamente existe en la fantasía, pues la realidad, presenta al hombre, generalmente, como un cazador inclemente y sanguinario. Inclusive aquel que originariamente forma parte del ecosistema primitivo y que depende de esa depredación marginal para sobrevivir. Si esta agresión implica un acto de desestabilización en el equilibrio natural, la presencia del hombre concupiscente y su explotación depredadora de los recursos naturales gracias a la mojigata y tramposa mentira del “desarrollo sustentable”, es simplemente un holocausto.

Debo señalar que fue fácil vincular las escenas de la película con las realidades ecuatorianas; aquellas relacionadas con la explotación minera y petrolera en nuestro País. Un grupo de facinerosos, famélicos de codicia, ansiosos por saquear los recursos mineros de un País, indolentes a la nefanda contaminación que la explotación petrolera generará; indolentes a la destrucción brutal y sanguinaria de los bosques nativos y de la fauna antiquísima de aquellas zonas naturales. Terroristas ecológicos, expertos en la manipulación publicitaria; personajes inescrupulosos dispuestos a cometer cualquier tropelía con tal de “triunfar en su lucha contra la naturaleza”.

Todo se vale, en la lucha por conseguir dinero a cualquier precio, todo se vale. Infiltrar quintacolumnistas que manipulen sutilmente las decisiones de las comunidades incautas; comprar las voluntades de individuos extrovertidos y ambiciosos con el objeto de cuestionar, competir y desacreditar a los líderes indígenas para generar divisiones en los miembros de aquellas comunidades; usar las fuerzas represora del propio sistema estatal o recurrir a mercenarios para generar miedo y terror en los habitantes de las zonas ambicionadas; y por el último recurrir al asesinato selectivo o al genocidio si es necesario; ¡todo vale!, con tal que el ambiguo progreso siga su paso siniestro y avasallador.

Siempre consideré que la propuesta de Rafael Correa, acerca de solicitar dinero a los países del llamado “primer mundo”, era una oferta embustera y demagógica. No solamente por la ausencia de calidad moral y por lo mismo de credibilidad del vulgar insultador contumaz, de turno en el poder público; sino, porque la propuesta prueba la ausencia de un compromiso sincero a favor de los ecosistemas vírgenes. Una persona que dice, “Yo amo la naturaleza” y acto seguido vocifera, “en seis meses empezamos la explotación de crudo”, es un tipo falaz y protervo cuya palabra no vale nada. Un energúmeno que califica de "ecologismo infantil" a la posibilidad de conservar una reserva natural pletórica de vida, es un individuo desconfiable, incapaz de entender la relación inseparable que existe entre la conservación de esos ecosistemas y la existencia misma del hombre. Un payaso que se cree el dueño del circo, que cínicamente nombra a los testaferros de los amos de la depredación codiciosa, supuestamente para que defiendan los ambientes naturales e interpongan sus “buenos oficios” ante los tetrarcas del “primer mundo”, no merece sino, el repudio de aquellos ecuatorianos, que teniendo calidad moral, se dan cuenta de esta farsa inmoral.

Volviendo a la película, el final de "Avatar" es el idílico, aquel creado para que los espectadores salgan contentos de las salas de cine; el héroe se reivindica consigo mismo y con su nueva tribu; elimina al malo y sus huestes criminales,………bueno,…….. con algo de ayuda; salva a Pandora; expulsa al virus alienígeno; y finalmente, se queda con la chica. Entre aceptable y tolerable, diría Yo.

Es agradable ver que de vez en cuando ganan los chicos buenos aunque sea en una película. Que importante y reconfortante para los ecuatorianos sería que nuestra Pandora sea protegida. Que importante sería para la salud moral de los ecuatorianos que los chicos buenos triunfen defendiendo la reserva natural Yasuní. Que importante sería que los ecuatorianos emulemos consciente y voluntariamente la metáfora de Pandora y sus héroes nativos.

La Reserva Ecológica Yasuní, y las cóleras codiciosas del "mudo" Correa.

La destrucción del árbol de la Vida, o una metáfora sobre el terrorismo ecológico.

viernes, 15 de enero de 2010

Atropellamiento a la Justicia.

Creo que los seres humanos jamás debemos perder la capacidad de indignarnos frente a actos a toda vista injustos y brutales. Jamás deberíamos permanecer indolentes frente a cobardes actos de violencia que en complicidad con un sistema estatal plagado de corrupción pretenden imponer la ley del brutalidad y la sinrazón castigando y satanizando a las víctimas de la estúpida, cruel y cobarde violencia, al tiempo que descaradamente ofrecen impunidad a los victimarios simplemente porque son los dueños o los hijos de ese sistema perverso.

Ayer, en horas de la mañana en una avenida de Quito un vehículo perteneciente a un convoy de aquellos que atufadamente suelen cruzar las calles de las ciudades transportando a la gente “importante” del sistema, atropelló a una joven de 26 años de edad, matándola de contado. Uno de los vehículos, el que golpeó a la joven, de acuerdo a versiones de testigos, estaba siendo conducido por la esposa del Fiscal General de la Nación Washington Pesántez, aquel personaje que solía decir que no tiene tiempo para investigar casos de robos de celulares, aquel que suele acompañar al presidente Correa en alguno que otro viaje al exterior. Mientras que, el otro vehículo, le pertenecía a su escolta de seguridad, la que supuestamente por ley, le corresponde a la familia del Fiscal. Ojalá los ciudadanos comunes y corrientes, aquellos que con sus impuestos pagan los sueldos de los fiscales, incluido el de Pesántez, tuvieran también carro del Estado a la puerta y escolta personal. Pero las cosas no son así.

De acuerdo con testigos del hecho, el vehículo que atropelló a la joven de nacionalidad colombiana, había estado circulando a gran velocidad y en una zona exclusiva del trolebús. En tales circunstancias, los testigos señalan que una vez producido el accidente, la conductora, esposa del Fiscal General, habría salido de su vehículo y procedido a cambiar lugares con su escolta. Hay testigos de aquello.

Debería decir que, la posterior movilización policial dirigida a proteger en los “derechos” de la esposa de Pesantez, fue increíble, por lo alevosa y escandalosa, pero la verdad es que, cada vez que los dueños de este sistema asqueroso y ruin, cometen algún delito o crimen, las fuerzas del Estado, inmediatamente acuden en su defensa para proteger su integridad y “derechos”. No, no es increíble, ni tampoco novedad.


Pero, si es indignante conocer que la esposa de Pesántez haya recuperado la libertad, apenas unas horas después de cometido el crimen; porque hay algo que ciertamente no pueden encubrir; no pueden encubrir el atropellamiento, no pueden encubrir el crimen, por más que infamemente digan que la joven atropellada cruzaba la vía del trole conversando por teléfono.


Igualmente indignante es conocer que la Fiscalía, los fiscales, los subordinados de Pesántez, ignorando las declaraciones públicas de testigos que señalaban a la esposa de Pesántez como la conductora responsable de la muerte de la joven, se atrevan a decir con absoluta ligereza y sin mediar investigación seria, que la esposa del Fiscal General de la Nación no iba conduciendo el vehículo. Seguramente para los fiscales, las palabras de la esposa de Pesántez, valen más que las declaraciones de los testigos y pesan más que la verdad misma. Como que se conforma la figura de prevaricato a pesar de que los abogaditos estos, no son jueces, pero, si emitieron un juicio sospechosamente anticipado e imprudente, y hasta malintencionado, por la injusticia que conlleva contra la víctima.

Me pregunto, que dirá el señor Pedro Restrepo, aquel padre que sufrió en carne propia las infamias de un Estado terrorista, cuando le fueron arrebatados sus hijos por el terrorismo de Estado; cuál será su reacción ahora que forma parte de la Comisión Correana de la seudoverdad, ante este nuevo acto de violencia y encubrimiento en contra de una colombiana inocente. El tiempo lo dirá.

Esto está mal, muy mal, este sistema corrupto está cada vez más cínico, más putrefacto y agresivo. El sistema Judicial y la Fiscalía dan asco, por la calaña inmoral de sus integrantes. En esos ambientes oscuros, siniestros, delincuenciales, La Verdad y La Justicia, sencillamente no existen. En esos tugurios nauseabundos, lugares donde confluyen los apetitos más sórdidos, más denigrantes de la raza humana, las víctimas terminan siendo castigadas, perseguidas o satanizadas; mientras que los verdaderos criminales son protegidos y “reivindicados”. La sentencia inmoral de un juez abyecto le devuelve la “honra” a tanto canalla y miserable que tiene la infausta suerte de contar con padrinos poderoso y peligrosos.


Esto es definitivamente una mierda. Vivimos en un País donde la vida de las personas prácticamente vale poco o nada. Vivimos en un País donde no se respeta nada. Un lugar en donde los patriotas y los dueños del sistema se mueven dentro de la máxima mercantil: “todo se compra y todo se vende”. Un lugar donde cierta gente está dispuesta a arriesgar su inmundo pellejo a favor de acciones perversas, inmorales, ruines; hasta el punto de atribuirse el delito o crimen de otro miserable; pero cuando el teléfono llama al verdadero heroísmo nadie se atreve a contestar, salvo algún idealista incauto o un inocente hombre honesto. ¡Qué cosas no! Dónde estarán esos beatos malditos que se etiquetan de humanistas y que suelen llenarse el hocico criticando a los “pesimistas” y "aguafiestas". Talvez no pueden decir nada porque tienen el hocico lleno de tanto tragar, gracias a este sistema de mierda.

Esposa de Fiscal General Washington Pesántez acusada de atropellar y matar a una joven mujer, recupera libertad a las pocas horas.

miércoles, 13 de enero de 2010

El Opus Gay.


Hace unas cuantas horas en un programa de noticias miraba la rueda de prensa del ex canciller Fánder Falconí, en las que se quejaba entre otras cosas de la fuerte reprimenda que su padrastro político le había encajado el sábado anterior. Prácticamente lo calificó de desleal y desequilibrado aunque naturalmente no usó esas palabras, pues, se nota claramente el temor que despierta en aquellas conciencias cauterizadas el prepotente liderzuelo de Alianza País.

Una vez terminada la rueda de prensa, la soldadesca socialista y las guarichas feministas salieron a expresarle su "solidaridad", pero, dejando en claro la sumisión que le guardan al “mudo” de Carondelet, por lo menos hasta que puedan seguir incrustando sus fauces en el tesoro nacional. Por ahí, siempre con perfil bajo, apareció ese fantoche que responde al nombre de Alberto Acosta, que ni corto ni perezoso le extendió sus afectos al progre socialista que abandonaba, herido en su ego chabacano, el barco inmoral del socialismo correano.

La locutora mientras tanto relataba los hechos señalando que grupos de ecologistas se habían acercado hacia el graduado de la Universidad Católica de Quito, digno representante de aquellas jorgas de vagos que gustan de las etiquetas y los cocteles protocolarios, como gentiles embajadores naturalmente.

Culminada la noticia, el siguiente reportaje presentaba a Roque Sevilla, distinguido politiquero vinculado con el sector empresarial turístico, relacionado estrechamente con la Unión Demócrata Católica o Democracia Popular de los ex presidentes Hurtado Y Mahauad, ambos graduados de la Universidad Católica de Quito. Luego de autoadularse, calificándose de amante de la naturaleza, la calavera con bigotes, que por cierto gusta de las corridas de toros como todo “chapetón de estirpe”, se quejó de que el "mudo" Correa había sido grosero con la comisión que se estaba encargando de obtener los miles de millones con los que el “mudo” chantajeaba a los llamados países del primer mundo, so pena de destrozar el parque natural Yasuní. Que chistoso, ¿verdad?, un representante de la Democracia cristiana, comandando una comisión del “mudo” Correa.

Terminada dicha nota, unos minutos después aparecía el greñudo Norman Wright, en su papel de concejal de Quito, hablando acerca del relleno sanitario de la capital. Otra rata cucurucha vinculada con la Democracia cristiana y la Universidad Católica de Quito. Ya mencioné que el “mudo” Correa es un graduado de colegio y universidad, católicas; ya mencioné que su “padre espiritual” Gustavo Noboa, católico, apostólico y romano, muy probablemente miembro del Opus Dei, es vaca sagrada de la Universidad Católica de Guayaquil. Como que hay una constante, ¿cierto? Como que la constante es la Universidad católica, apostólica y romana. ¿Verdad?

Las realidades apuntan a que estamos gobernados por los representantes del curuchupismo progresista; por los llamados seguidores de la Teología de la Liberación. Curuchupas disque sensibilizados que pretenden hacernos creer que luchan por los pobres, aunque su lucha difícilmente ha conseguido sacar de la pobreza y la ignorancia a la gran mayoría de católicos, apostólicos y romanos, que viven en la indigencia, sino todo lo contrario, hundirlos más al incluir el terrible ingrediente de la violencia.

En su mayoría los curuchupas progres, son los hijos de los curuchupas conservadores que antaño desfilaban emulando pacíficamente al Ku klux Klan estadounidense, con las banderitas moradas y rojizas del club racista Tradición, Familia y Propiedad o del Opus Dei. La gran mayoría graduados de las Universidades católicas de Quito y Guayaquil. Individuos que vieron en la porquería de socialismo una excusa y una herramienta efectivas que, finalmente les permitió acceder al poder, y a través de éste, a la riqueza económica, que es, al final, a lo que tiende todo curuchupa llámese o no, “libertario” o “socialista”.

Unida a esta nueva marea escatológica curuchupa, una suerte de instituciones y grupos sociales se han manifestado, arguyendo haber sido pisoteadas o maltratadas en el pasado. Entre éstos, los grupos homosexuales y lésbicos.

Quiero ser muy claro en señalar que lo que hagan las personas con sus vidas en la intimidad de sus hogares libre y voluntariamente es problema de ellas y solamente de ellas. La vida sexual de los seres humanos es un asunto privado, que les incumbe exclusivamente a cada uno de ellos. Lo que hagan los homosexuales o lesbianas en sus casas es su problema; por lo tanto, es un asunto que no me importa, no me interesa y sobre lo que no quiero saber nada. En lo que a mí respecta, la vida sexual de las personas es privada. Privada.

Pero me parece inmoral y asqueroso que la corriente progre curuchupa pretenda imponer una conducta anormal y antinatural como si se tratase de algo natural y perfectamente practicable. Señalar que la homosexualidad es una conducta normal es inmoral debido a las terribles repercusiones que dichas declaraciones pueden tener en niños y adolescentes, inconscientes de los daños emocionales y en general psicológicos que dichas prácticas pueden tener en sus mentes. Permitir que un grupo de individuos ridículos y trastornados desfilen desnudos o semidesnudos públicamente mientras desarrollan una suerte de bailes escandalosos, rimbombantes y vulgares, agrede la sensibilidad de las personas, y ataca los derechos de los niños, adolescentes y adultos en general a disfrutar de ambientes pacíficos y agradables. Si estas personas dicen que fueron agredidas en el pasado que dirijan sus reclamos a quienes los agredieron, pero, por favor, que no se desquiten con quienes nada les han hecho. Respeto básico por favor, respeto básico, nada más. Si quieren mostrar sus proezas "artísticas" y sus "autodeterminaciones" que vayan a un coliseo cerrado y ahí sí que hagan lo que les venga en gana.

Al igual que algunos ecuatorianos, me ha repugnado constatar como descaradamente los progres curuchupas pretenden imponer la homosexualidad a la sociedad en general, como si se tratara de una conducta o cultura similar a la heterosexual. Con repudio he observado que las lacras de Alianza País, el brazo político del Curuchupismo Progresista, han establecido "derechos positivos", que en realidad son verdaderos privilegios discriminatorios a favor de homosexuales y lesbianas, violando completamente el principio de Igualdad de todos ante la Ley.

Prácticamente en este país, ser una adulto joven y heterosexual, es casi un delito, pues, te pone en inferioridad de condiciones respecto de los demás, con el agravante de que si reclamas tus derechos los hijos y nietos del curuchupismo rancio te insultan diciéndote machista.

Si la tendencia curuchupa progresista se mantiene, realmente que las cosas se pintan muy mal para este País, lo digo porque la rueda de prensa de Fánder Falconí, y los posteriores abrazos y ósculos de las guarichas y la soldadesca socialista progre, conjuntamente con la presencia del lambón Alberto Acosta suenan a una potencial candidatura a la presidencia del mojigato Falconí.

Este supuesto distanciamiento entre las comadres puede ser simplemente una estrategia de los progres curuchupas para desarrollar un plan B en caso de que el “mudo” Correa caiga en desgracia definitivamente frente al pueblo. Cuidado ecuatorianos, nos venden el cuento de que Falconí es el ecologista conciliador, puro y honesto, que se enfrentó al Tirano por defender la naturaleza. Cuidado nos empiezan a vender el cuento chino de Fánder Presidente.

Ya basta de imposiciones progres; ya basta de ataques contra el “machismo”. Hay cosas que definitivamente son demasiado modernas para mi gusto. Llámenme anacrónico, pero, al igual que el león gusta de jugar con la leona, este perro prefiere felizmente jugar con su perra.

domingo, 10 de enero de 2010

Corregidor incorregible.

Muchas veces, sorprendido, he tenido que editar los post ingresados. Y es que, a pesar de las revisiones que suelo hacer antes de subir mis opiniones a las paredes de la cueva, ciertas equivocaciones gramaticales, ortográficas, de sintaxis, e incluso ciertas omisiones o excesos, se cuelan irreverentemente. Ni modo esas cosas pasan, menos mal siempre tienes la posibilidad de corregir.

Algo muy similar sucede cuando imprimes un comentario en algún foro, o blog particular; en principio, cuando observas el comentario antes de mandarlo daría la impresión que todo está en regla, pero, “¡oh desgracia ingrata!”, cuando revisas la opinión registrada resulta que te comiste una s, o una z, una tilde, o mandaste una coma en más o menos que de alguna manera alteró el sentido original de la opinión, etc.… Frente a esas circunstancias, no queda más que: eliminar tal registro si tienes esa opción o decir indiferentemente, ¡qué chuchas!, y dejar el comentario tal como está.

Sin embargo, a pesar de estas realidades, de estos errores casuales, coyunturales, condicionales, que se presentan irremediablemente, y de los eventuales “dejar hacer y dejar pasar” que en mi opinión no deben constituirse en norma general, sino en mera excepción, unida al compromiso de poner más atención en la redacción de la opinión; debo protestar mi más firme rechazo a las manifestaciones de ciertos autoproclamados inquisidores del idioma de Cervantes, suerte de miembros premiados de la Real Academia de la Lengüeta, que sin el menor escrúpulo se dan a la innoble tarea de recordarnos nuestra condición humana; claro que mejor harían estos preclaros pedantes en prestar más atención a sus vicios y beaterías en lugar de fijarse con insolente ahínco en los errores y debilidades de los demás.

Pero, el asunto toma ribetes ridículos y gozosamente groseros cuando, estos geniecillos angustiados, en su desesperación por pasar como intelectuales ante los demás, incurren en correcciones trastornadas y desvencijadas, destrozando lo bueno e imponiendo lo malo, induciendo en la duda o el error al inocente que fue víctima de sus malévolas e ignorantonas sabiondeces; más grave todavía cuando aquel estaba en lo cierto y el engreído ganapán en lo falso.

Pues bien, la semana anterior se dio un hecho real que fácilmente encaja en las características mencionadas en el párrafo anterior. El lugar, el set de entrevistas del Canal Teleamazonas; los actores, Jorge Ortiz entrevistador y Macarena Valarezo actual concejal de Quito; el tema, el dictamen acusatorio del Fiscal de Pichincha en contra del ex alcalde de Quito y actual asambleísta Paco Moncayo, acusado de peculado por haber entregado garantías municipales a favor del consorcio privado encargado de construir el terminal aéreo.

La entrevista inició con un Jorge Ortiz presentando a Valarezo como “la mayor opositora al proyecto” del nuevo Aeropuerto de Quito, ante lo cual Valarezo, rechazó tal “sentencia”, señalando que simplemente se oponía a las ilegalidades que se habían presentado; y enseguida empezó a explicar sus argumentaciones que le impulsaron a denunciar las ambigüedades legales, financieras y económicas de ese proyecto polémico, que por cierto Rafael Correa, hace algún tiempo atrás se atrevió a catalogar de algo así como “gran robo”, dando a entender que quienes estaban detrás de tan promocionada construcción eran simplemente una pandilla de ladrones; lo dijo el “mudo”.

Momentos después Ortiz cuestionaba a Valarezo, por qué el Fiscal se abstenía de vincular a los demás concejales en ese tiempo - entre los cuales estaban el actual alcalde Augusto Barrera -, que habían votado para entregar las garantías a favor de la empresa privada concesionaria. Valarezo, entonces, reconoce el “olvido” del fiscal y dice: “…..traje el orden del día”. Inmediatamente Don Georgie, como gato sobre la pobre ratoncita se lanza sobradamente con la siguiente aclaración: “…..perdón, es la orden del día en femenino según el diccionario de……algo con lo cual me paso peliando y perdiendo, pero es la orden del día”. Ante semejante y segura corrección, Valarezo, que aclaro, no es santa de mi devoción debido a sus apetitos religiosos a favor de las brutales masacres en el coso de Iñaquito, da marcha atrás a pesar de estar en lo correcto y atiende la imposición gramatical del intemperante y nada abochornado Jorgito.

Pero hablemos con evidencias; el diccionario de la Real Academia a la que por supuesto no pertenece Jorge Ortiz, señala: Orden del día.
1. m. Determinación de lo que en el día de que se trata deba ser objeto de las discusiones o tareas de una asamblea o corporación. 2. f. Mil. La que diariamente se da a los cuerpos de un ejército o guarnición señalando el servicio que han de prestar las tropas.

Pero una sola fuente podría levantar suspicacias de modo que veamos que dice el Pequeño Larrousse: La orden del día.- La dada diariamente a los cuerpos de un ejército. // El orden del día.- Lista de asuntos que se han de tratar en una junta.

Demostrado que: “La orden del día” (femenino) se usa cuando tiene que ver con las tareas planeadas para cada día en la milicia; y, “El orden del día”, (masculino) cuando se refiere a la secuencia de puntos administrativos, o de otro tipo, que debe tratar un colegiado, un concejo, o una asamblea, en general.

No es la primera vez que Ortiz se lanza este tipo de fanfarronadas intelectualoides; solo que en esta ocasión, no solo que corrigió mal sino que, principalmente, cuestionó lo que estaba bien. Doble error. Unas cuantas preguntas se me vienen a la mente, ¿por qué don Georgie, no esperó a terminar la entrevista para “corregirle”, más todavía considerando que hasta fue tuteado por Valarezo, lo que implica cierta amistad o afinidad?, ¿por qué ese afán personalísimo de buscar notoriedad a cualquier precio?

Lo increíble es que, con todo este de tipo de folklorismos típicamente ecuatorianos, de excesos y limitaciones, de prejuicios y brusquedades, por largo Jorge Ortiz es el único periodista entrevistador o presentador de noticias de los medios tradicionales que más o menos ha realizado su trabajo en cuanto a denunciar y perseguir la corrupción del Gobierno del “mudo” Correa. Un tanto patético sin duda, aunque no tanto, considerando que en otros canales tenemos a cheerleaders importadas, arqueros jubilados, y payasos mercenarios desempeñando el papel de periodistas “independientes, libres y honestos”. ¡Qué bonita prensa!, ¿verdad?

Esperemos que Ortiz retire del orden del día sus incorrecciones gramaticales; y si va a continuar con sus “cruzadas” a favor del “buen hablar y bien escribir”, por lo menos antes de corregir a sus invitados que tenga la plena certeza de estar en lo correcto, para evitar que una vez más reedite el ridículo caso de “la orden del día” que no era hembra si no macho.


Jorge Ortiz y "la orden del día".

jueves, 7 de enero de 2010

Los editoriales nigüentos de Diario El Telégrafo.

Hay ocasiones en que de repente, quizá por causas del azar o del destino, te encuentras con ciertas perlas escritas que te hacen considerar seriamente la teoría de la evolución, pues, de golpe y porrazo un fiel y evidente imbécil que fácilmente podría pasar por el eslabón perdido, se manifiesta a través de un libelo grosero, vulgar y pedante.

Es así que hace una semana mientras manipulaba un montón de papeles intrascendentes llegó a mis manos una página del Diario “libre, independiente y honesto”, El Telégrafo. Posiblemente dicha página habría pasado desapercibida si no fuera porque a vuelo de águila mi vista percibió cierto titular, que más o menos decía: ¿Por qué Ibarra es ciudad blanca?

Junto al título, se encontraba el rostro de un pelmazo, del que fácilmente se puede concluir es un asqueroso alcahuete del “mudo” Correa, pues solo así se explica que libere sus verbosidades en el primer periódico público del tiranuelo censurador; burdo penco con prejuicio de historiador bolivariano, de ésos, que todavía narran los cuentos patrioteros de la Manuela y el Simón.


Supongo que este bufoncillo debe ser ibarreño, de hecho en más de una ocasión lo he visto en las calles ocupando espacio físico sin mayor notoriedad que la de su oblonga figura. En más de una oportunidad también, buscando algo decente que ver en la televisión me he encontrado con las cantaletas patrioteras de este caballerito, en el canal de la Universidad Técnica del Norte, aunque en realidad la propiedad de dicho medio le corresponde a un politiquero asqueroso, tácito dueño de aquel centro; ex emepedista, y que actualmente por cuestiones de negocios, se ha vuelto incondicional correísta.


Pues bien, este seudohistoriador, cuyo nombre no voy mencionar pues su insignificancia así lo exige, tuvo la patriota idea de dedicar el espacio editorial indigno (que Vuecelencia otorga a quienes socialistamente le besan el trasero, literal o simbólicamente) a la innoble tarea de promocionar de manera trastornada a la augusta e inocente Ibarra, con una serie de interpretaciones históricas malintencionadas, y burdas suposiciones estúpidas que ciertamente ofenden la reputación de la Blanca Ciudad.

Sin el menor pudor y haciendo gala de una incontinencia absoluta este caradura con un sentido del humor propio de cretinos se refirió de la siguiente manera, y cito textualmente: “…..Caso curioso, a los payaneses, al igual que a los ibarreños, también se los conoce como patojos por un hecho: las niguas. Había tantas en Ibarra –debido a los corrales de cerdos- que los ibarreños andaban por las calles con los pies en el aire, por lo que los pícaros de antaño nos pusieron ese mote. Obviamente, había que pintar las casas con cal para ahuyentar a los bichos, tal como sucede en los árboles del parque, bañados de cal para que no entre la polilla.

La “anécdota” que cuenta este pedazo de estúpido, hasta me causa risa, no por lo injuriosa, sino porque es en extremo tonta y ridícula, más todavía considerando que viene de un ibarreño, o supuestamente ibarreño. Seguramente los ancestros de este grandísimo pelmazo, en aquellas remotas épocas, eran conocidos como los “nigüentos” o “los patojos”, debido a su poca higiene o por el gusto de contar como mascotas a aquellos diminutos bichos; es por eso y no por otra razón que este acomplejado pretendió encubrir sus frustraciones o temores salpicando a todos los ibarreños con sus muy particulares y ancestrales tradiciones familiares.

Cierto es que el calificativo de “cerdos nigüentos” se constituye en un apelativo muy justo y expresivo de las condiciones de la clase politiquera que asola la ciudad de Ibarra, incluidos ciertos segmentos de sociedad ibarreña que suele jactarse descaradamente de su “hidalguía” y orígenes chapetones, entiéndase naturaleza bastarda; y me refiero específicamente a ciertas hordas que durante las fiestas del 28 de Septiembre, suelen salir disfrazados de andaluces a montar en modestos y humillados corceles para desfilar por las calles céntricas de la urbe, como intentando recordar aquellas épocas en que sus ancestros curuchupas explotaban a los indios a látigo e insulto, o a bala si era necesario. Aunque tampoco se puede descartar la presencia de más de algún arribista cuyos abuelos servían en calidad de arcaicos senescales, brutales capataces o bestias de carga de los señoritos y gamonales que tan generosamente disfrutaban de los frutos de su condición de infames explotadores. Sin duda que estos grupos de la crema y nata acre ibarreña pueden sentirse identificados con el mencionado editorial, en cuyo caso, en su derecho están de así hacerlo.

Pero, incluir en la historia, la leyenda y la cultura de una ciudad tan respetable como Ibarra, - y enfatizo respetable por el pequeño número de ibarreños y ecuatorianos decentes y honestos que habitan en esta urbe - una suerte de recuerdos y mitos calenturientos e injuriosos, es sencillamente infamante y reprensible desde todo punto de vista.

Considerar en el patrimonio histórico y cultural de una ciudad como Ibarra, las maledicencias, injurias y los agravios de un grupúsculo de inmundos bolonios que seguramente se limitaban a existir cumpliendo sus funciones instintivas básicas, es una reverenda estupidez, exclusiva de un pobre bobo carente del más mínimo y decente sentido común.

Es conocido por algunos que los orígenes de las ciudades o pueblos implican la destrucción de la naturaleza; es decir la hecatombe de un sistema natural equilibrado. Cuando los humanos virales destrozan un sistema ecológico, la naturaleza a través de sus elementos intenta de alguna manera defenderse de aquellos actos de brutalidad. Lo que los humanos llaman condiciones insalubres debido a la presencia de pantanos, selvas vírgenes y flora o fauna nativa, son en realidad ecosistemas antiquísimos perfectamente sustentables. Por lo mismo si una comunidad humana se asienta en zonas donde existe una ambiente nativo es lógico que tenga que soportar las respuestas de los dueños naturales de aquellas zonas. Los monstruos en ese ataque colonizador no son los zancudos, ni las “alimañas”, sino el hombre “civilizado”.

Por otro lado es también conocido por muchas personas que en el pasado no muy remoto, hablemos del siglo anterior solamente, sobre todo en los países tercermundistas, las sociedades y sus gobiernos no se caracterizaban precisamente por darle atención prioritaria al asunto de la salud pública y las consecuencias problemáticas que dichas omisiones, muchas veces criminales, significaban. Alcantarillas, agua potable, aseo personal básico, desparasitaciones, socialización de culturas sanitarias, etc., eran casi desconocidas en el siglo XIX y buena parte del siglo XX. Por lo mismo, no era de extrañarse que plagas de pulgas, garrapatas, piojos, ratas, etc., saturasen no solamente los pequeños pueblos, sino, las grandes ciudades, con las correspondientes propagaciones de terribles enfermedades que asolaban aquellas poblaciones. Lamentablemente, aquellas plagas y aquellas pestes eran una constante en todas las ciudades del Ecuador y probablemente en toda América Latina.

Jamás, bajo ningún sentido una persona racional podría atreverse a definir burlescamente las condiciones o debilidades de los pueblos, recurriendo a calificativos deshonrosos. Podría alguien inteligente burlarse de las desgracias que sufren los habitantes del Guasmo guayaquileño debido al dengue. Podría un ecuatoriano con más de una neurona calificar despectivamente a los esmeraldeños o a los habitantes del oriente ecuatoriano que han sufrido o sufren las terribles consecuencias del paludismo. Podría alguien tener la infamia de burlarse de las consecuencias de la pobreza o de la indigencia. Pues sí, desgraciadamente hay canallas y miserables que lo hacen, para vergüenza de los ecuatorianos decentes, lamentablemente hay bribones de ese tipo.

Desde hace muchísimo tiempo atrás, Yo, dejé de revisar las páginas editoriales de los diarios de este país. De hecho, hace algún tiempo que no compro ningún periódico. Y si alguna vez reviso algún comentario de los “dueños de la verdad” conservadores o socialistas, es debido a que la fortuna o la fatalidad quisieron mostrarme aquellas mentiras o verdades a medias, ora para reír, ora para despreciar, aquellas percepciones tan decidoras de quienes las expelieron.


Debo decir que las apreciaciones ignorantonas y vulgares del reputado historiadorzuelo ibarreño, no deberían sorprenderme, considerando sus afectos ideológicos; como ya mencioné, en Diario El Telégrafo, solamente escriben los patriotas incondicionales al “mudo” censurador. Solo en un periódico como, el primer diario público de Correa, pueden escribir personajes con semejante “clarividencia, perspicacia y sutileza”. ¡Solo intelectuales del socialismo del siglo XXI! Dónde más se podrían encontrar esos editoriales nigüentos, sino en las puercas páginas del “primer diario público”, y talvez en El Comercio o El Universo.

domingo, 3 de enero de 2010

Contradicciones.

Estos primeros días del 2010 han resultado pletóricos de buen sol; días bastante agradables y saludables que esperemos, aunque sea incautamente, que, el bienestar y esperanza que gloriosamente irradian, sean la constante en lo que resta del año en los diferentes ambientes que nos involucran, queramos o no. Sin embargo seamos sinceros, esto del nuevo año es solamente un orden cronológico relativo que nos permite desenvolvernos dentro de un marco referencial más o menos organizado. Hace un par de días nomás, le decía a mi hermano que difícilmente las cosas, o las tendencias, individuales o generales, iban a modificarse, solo por el hecho de cambiar unas cuantas cifras insensibles y repetitivas. El tiempo transcurre, pero muchas cosas se mantienen inalterables, como la personalidad de los individuos y sus apetitos o “ideologías”.

Por ejemplo, el Economista sabiondo, ¡ése!, que menosprecia a raymundo y todo el mundo, simplemente porque gracias a esa estratagema “progresista”, se imagina, puede salir de su propia vulgaridad, ya nos ofreció a los ecuatorianos un adelanto de lo que se nos viene; “derecha estadounidense está financiando a indígenas, militares y trabajadores, para conspirar contra el Gobierno…”, gruñó en los últimos días, primeros de este año.

Una acusación muy grave, tan grave como la acusación de “traidor”, al ex jefe de los servicios secretos del Ejército, lanzada por el mismo Economista pedante. Acusaciones que los “analistas tradicionales” o “los dueños de la opinión pública” común y corriente, suelen catalogar como “políticas”; traduciendo: dirigidas a manipular, embaucar, expoliar, o manosear al pueblo, últimamente conocido como “imaginativo colectivo”, una expresión reinventada seguramente por los sociólogos “progres”. Acusaciones, que terminarán quedando en el olvido debido a una oposición politiquera corrupta e incompetente, una opinión pública tradicional mediocre e inmoral y un “imaginario colectivo” en su mayoría poco imaginativo y consciente.

Que contradictorio que el Economista, que parece desconocer el cuento de Pepito y la maestra, en el cual Pepito prefirió mentir diciendo que su papá era stripper de cabaret de homosexuales, antes que decir la verdad, que era Economista;………. que contradictorio, decía, que el “mudo” Correa critiqué los calificativos que reciben él y sus sátrapas, justos o no; pero al mismo tiempo, vocifere insultos y calumnias en contra de sus opositores políticos o “amigos” entrañables. “Traidor” o “conspirador”, son acusaciones que exigen pruebas contundentes que demuestren dichas afirmaciones, so pena de que el acusador sea considerado un canalla difamador.

Como mencioné en un post anterior, todos, en un momento dado nos convertimos en periodistas, así: cuando ejerciendo el derecho a expresarnos, narramos una verdad que nos consta y sobre la cual podemos dar completa certeza. Aunque bien podríamos decir que: el periodismo ha adoptado en su código de ética, el ejercicio expresivo y libre del hombre justo. Dado que los periodistas, o comunicadores sociales, tienen el deber de presentar informaciones objetivas, veraces y comprobables; entonces, cuando Correa etiqueta de “traidor a la Patria” a tal o cual persona, lo menos que debe hacer es presentar las evidencias que demuestren tal aseveración, con las subsiguientes acciones legales en contra de los imputados, en virtud de su condición de Presidente de la República. Igualmente, Correa, el académico de la sabiondez, debe o debería presentar las verdades que le impulsan a calificar de conspiradores a los “militares, trabajadores e indígenas” que según él, estarían fraguando una conspiración contra su Gobierno, presentando los nombres y apellidos de los conspiradores, y las evidencias que demuestren aquella grave acusación.

Es difícil no vincular las “noticias” presentadas por Correa y la impunidad que estas gozan, con las noticias presentadas por Teleamazonas, la una vinculada con las prospecciones mineras en la Isla Puná con las denuncias de la posible huida de los peces de aquella zona, y la escandalosa novedad del “clandestino” Centro de reciclaje de información electoral en Guayaquil; con la diferencia que estas últimas si fueron severamente sancionadas por los entes de control.

En el caso de Teleamazonas, los excesos y las debilidades, malintencionadas o no, veraces o no, de las informaciones presentadas, le significaron las represalias de los sátrapas del Consejo de Comunicación que se vieron manifestadas, con los tres días de sanción, es decir de salida del aire. Si las informaciones presentadas por uno de los noticieros de Teleamazonas, causaron según Correa y sus criados, una “grave conmoción en la sociedad”; con mayor razón, lanzar acusaciones en contra de, en su momento, los principales responsables de la seguridad externa del país, o sentenciar de “conspiradores” a militares en servicio activo, indígenas y trabajadores, sin mayores evidencias que meros indicios basados en una paranoia enfermiza o estratagema maliciosa, son igualmente irresponsables. Por lo mismo uno esperaría que, alguna entidad pública, ora jurídica, ora administrativa, proceda a exigir explicaciones a su “majestad”, o de lo contrario proceda a sancionar a aquel que injustificadamente presentó públicamente informaciones carentes de objetividad, veracidad o fidelidad; informaciones injuriosas que podrían generar verdadera violencia y conmoción nacional.


Estoy de acuerdo con aquella sentencia que dice: "el Presidente de la República es el primero de los iguales". Su condición de Presidente no lo hace mejor o mayor en cuanto a derechos respecto de cualquier otro ciudadano. Más bien, su espectro de responsabilidades y deberes es muchísimo más amplio que el del ciudadano común, y en virtud de aquellos recibe ciertas prerrogativas, que tienen que ver básicamente con su seguridad personal, pero en cuanto a derechos propiamente, es exactamente igual a cualquier otro ciudadano. Por lo mismo un tratamiento preferencial a favor del primero de los iguales, simplemente demuestra que esa sociedad no vive en Democracia.

Considerando que la sanción a Teleamazonas, justa o no, se hizo efectiva; por extensión, en el caso mencionado de las acusaciones de su “majestad de Carondelet” lo legal, sería que, una vez que, el “mudo” Correa no ha presentado las evidencias que demuestren sus sentencias o informaciones, las instancias respectivas deben o deberían proceder a sancionarlo, con un tapón bucal por el espacio de tres días, e inmediatamente, de oficio, iniciar los procesos legales correspondientes para investigar aquel escándalo. Deberían, si un mínimo de lógica, jurisprudencia y vergüenza hubieran en aquellos entes judiciales saturados de reprensibles prostitutas que se venden al mejor postor.


Si tan solo, la vida política y social en este Ecuador, pudiera asemejarse en algo a los hermosos días saludables, claros, honestos y esperanzadores que la bella Naturaleza nos ofrece en estos días a los nativos y habitantes de Ibarra, que diferentes serían las cosas; que diferentes serían. Pero que le vamos a hacer, unas cosas son, las manifestaciones sublimes de la Naturaleza, y otras, muy diferentes las patriotas expresiones concupiscentes de los hijos de aquella suciedad, más conocida como sociedad.