lunes, 28 de diciembre de 2009

La metamorfosis de una cucaracha socialista en una cucaracha burguesa.

Hace un par de semanas fui testigo de un fenómeno que generalmente no se observa con mucha frecuencia, aunque tampoco es excepcional. Se trataba de la tácita renuncia de un vago bolchevique a su…… como llamarla “ideología de izquierda radical”; y su bautismo como un virtual neo conservador del new age.

El mencionado evento se desarrolló en uno de los noticieros de Teleamazonas; el entrevistador Jorge Ortiz, el entrevistado el patriota disque defensor de los Derechos Humanos, Gustavo Larrea, más conocido como, “el Comandante Juan”, entre sus socios y amigos íntimos.

El diálogo en principio se dirigió al escandaloso caso de Angostura. Frente a los cuestionamientos de Ortiz, el ex ministro Gustavo Larrea, hijo de velasquista, fiel a su condición de politiquero profesional, se limitó a negar cualquier vinculación, aludiendo al típico cuento chino de su interés por encontrar una salida pacífica que permitiera la libertad de los secuestrados por la Guerrilla de las Farc. Cuestionó las fuentes que lo vinculaban en situaciones bastante comprometedoras, descalificó a los miembros de la fuerza pública que realizaron aquellos informes y adicionalmente se declaró víctima de persecución política, irónicamente en el gobierno que le ha garantizado impunidad. Nada nuevo, en realidad.

Un cosa que, sin embargo, es interesante en este asunto, y que ya se ha comentado, pero que voy a molestarme en volver a tocar, es que, Gustavo Larrea, personaje que siempre se jacta de su lucha incansable a favor de los Derechos Humanos de su jorga de amigos y socios de similar calaña, tenía como hombre de confianza, su subsecretario de Gobierno, a nada más y nada menos que Ignacio Chauvín, más conocido por su nombre de farra como “Comandante Nacho”; personaje que siempre se ha jactado de tener por amistades a los secuestradores de los personas a quien Larrea siempre dice, en labor humanitaria, pretendía liberar. Cómo que algo no cuadra, ¿verdad? Tú no pones como subsecretario de Gobierno a alguien que tiene amoríos, afectos y sentimientos a favor de personajes que secuestran a otras por motivos descarnados. No lo pones salvo que estés interesado en que ese tipo, esté, precisamente en aquel lugar estratégico para volver factibles tus metas u objetivos encubiertos.

Pero no es sobre el escándalo de Angostura, que pretendo comentar, no, nos salgamos del tema. Siguiendo con la entrevista, Ortiz entonces, le hace notar, que Larrea, en el pasado, fue un elemento más de un grupo denominado MIR, del cual formaron parte muchos individuos que incursionaron en prácticas violentas y actividades delincuenciales, disfrazadas con el sucio manto de una seudo ideología. Frente a estos hechos incuestionables, el mofletudo Larrea, inició el proceso de transformación, no de mono en hombre, como decía Engels, sino, de vago socialista en pipón burgués capitalista. Por su propia boca muere el pez dice un axioma popular; bueno en este caso, el comandante Juan se denunció, desenmascaró y presentó a sí mismo, como un miserable guiñapo humano.

Tácitamente gritó: “¡no soy comunista, ni marxista leninista, ni guevarista, ni bolchevique, ni nada que denuncie mi anterior pasado nauseabundo!”. Con garbo correano se definió como un: “Un hombre de izquierda moderna….”. “Izquierda” así se definen políticamente estas ratas, “de izquierda”, “de centro izquierda”, “de izquierda centralizada”, “de izquierda izquierdizada”, así se define el hijo de velasquista, “de izquierda moderna”. Me pregunto, ¿sería la misma ideología que lo llevó a formar parte del gobierno de Bucaram?, o es que involucionó o revolucionó de aquellas épocas a las actuales.

De repente a lo bruto, el hijo de velasquista, se lanza una retahíla de frases demagógicas en las que, las palabras Democracia y Libertad, son canturreadas una y otra vez. Hasta que finalmente la mentira parió al cinismo, “no creo en la estatización de medios de producción”, gruñó. ¡Qué bárbaro!, ¡qué pelmazo! Y enseguida, el tipejo pretende definir ese grosero cuento chino que se hace llamar Socialismo del Siglo XXI, negándolo como “estatización de la economía”, pero calificándolo de: “Socialización de la Economía”.

En el Ecuador han coexistido desde la creación misma del País, modelos como el esclavismo, feudalismo, socialismo y mercantilismo, definido este último como el capitalismo monopólico y codicioso, generalmente llamado conservadurismo mercantilista. Posiblemente en la actualidad, no nos encontremos con la crudeza del esclavismo y feudalismo, pero, es evidente que muchas manifestaciones de aquellos modelos son perfectamente visibles, si no en la forma, sí en el fondo. Pero, si ha existido un modelo que ha predominado conjuntamente con el conservadurismo mercantilista, ese ha sido el socialismo. Ahí está el Sector Público. El sector público o más ampliamente el sector estatal, se manifiesta a través del modelo socialista. Es decir, la estatización de aquellos medios, recursos, derechos, instituciones, etc., etc., etc.; que en teoría, son de todos los ciudadanos, del pueblo, lo que algunos patriotas llaman “socialización de la economía”; pero que en la práctica le pertenecen a las jorgas que controlan dichas instituciones o dichos Estados. Socialismo Puro.

Yo creo que alguien que nació, creció, engordó, apareó, parió, fastidió, rapiñó, etc., a costa de un modelo de producción ineficiente y falaz, lo menos que debería es callarse la bocaza, por haber tenido la posibilidad de cohabitar en semejante estado de cosas, que siendo inmorales, le permitió vivir como pipón burgués, mientras insultaba el estilo de vida del típico pipón burgués. Pero no, el comandante Juan, olvidando que usufructúo de su condición de pipón socialista del sector público; ahora, luego de beneficiarse del Socialismo del siglo XXI, se declara, antimarxista, antileninista y anticomunista, y probablemente antivelasquista, a pesar de ser hijo de velasquista. El miserable mordió “la mano de la hoz y el martillo” que en su momento le dio de tragar. Que figura se traduce, ¿traición?, parece que sí.

En su brusquedad el demagogo define a la “socialización de la economía” como: “Un sistema, de propietarios y productores”. Frente a eso, Ortiz, con razón le señala que ésa, es una característica clásica de un sistema capitalista. Ante la evidente contradicción el hijo de velasquista se limita decir con cínico desparpajo, “llámelo como usted quiera”.

Es increíble, Yo…….a veces ya no encuentro palabras….las cosas que se escuchan en televisión………eh…. bueno………no sé. Uno no entiende por qué la sociedad ecuatoriana tolera tanto. Somos testigos de las mentiras, los fraudes, los engaños, los crímenes, el terrorismo, de los sacrificados patriotas de la partidocracia, y sin embargo, la gran mayoría permanece indolente a esa lacerante realidad. Cuándo finalmente entenderán que los seres humanos tenemos el compromiso con nosotros mismos de instaurar un verdadero gobierno democrático. Cuándo lo comprenderán, o quizá lo saben, pero no les importa, quizá disfrutan viviendo bajo el yugo de la “democracia de la socialización de la economía”.


Gustavo Larrea virtualmente se declara capitalista y anticomunista.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

El narcisismo anticorreano y sus sicarios de conciencia.

El otro día divagaba sobre la realidad política ecuatoriana, tiranizada y monopolizada por el conservadurismo mercantilista y el socialismo consumista; y más específicamente acerca del correísmo pipón y el anticorreísmo patriotero; y llegué a la conclusión, una vez más, de que uno de las principales responsables de esa aciaga realidad es el propio populacho, burgués o guacharnaco, da igual, al final comparten similares responsabilidades.

Los niveles supinos de estupidez, mezclados con ese servilismo perverso, así como el odio ciego y absurdo, de los miembros de la oposición tradicional; generalmente partidocracia chapetona mestiza o populista conservadora, y sus viles testaferros, acolitados por sus respectivas manadas brutales e incondicionales; me permitieron esbozar la siguiente reflexión que debe entenderse metafóricamente: Si mañana Rafael Correa, sale con sus típicos aspavientos y paroxismo demagógicos, que por cierto, tan efectivos resultados le han generado, y critica la corrupción del Gobierno de Rafael Correa, implacable y rudamente; pues, seguro que la chusma anticorreana adulará servilmente a Rafael Correa, por criticar al Gobierno de Rafael Correa.

Para los típicos anticorreanos, la condición moral de quien cuestiona o crítica a Correa carece de importancia, lo único que interesa es que censure a Correa, con o sin razón. No interesa que sean pillos, ladrones, mentirosos, farsantes, demagogos, brutos y hasta asesinos; lo único que importa es que se opongan al Gran Patán. Ignorantemente ejercen aquel principio maquiavélico que dice: el fin justifica los medios. Pero lo más grave radica en que están dispuestos a recurrir a la injuria infame, la cobarde violencia y al terrorismo ruin en contra de quienes, pocos por cierto, ejerciendo al derecho a la Libertad de Expresión, opinan y presentan a sus adorados neo capataces y gamonales, como lo que realmente son, personajes comunes y corrientes que llegaron a sobresalir gracias a su falta de escrúpulos, ambición, engaño, codicia y ausencia completa de respeto por los derechos de los demás.


Hasta ahora recuerdo las palabras de Andrés Oppenheimer, famoso sicario de conciencia, que comentando en CNN, horas después de los atentados en las torres del World Trade Center, vomitaba más o menos lo siguiente: “el que no esté de acuerdo con las decisiones del Gobierno de Bush es un defensor de terroristas”. Pues, aquí en Ecuador, los cobardes terroristas y asesinos de conciencia, aquellos que dicen que, “sus días están contados si sigue como hasta ahora”, pretenden imponernos con violencia las consignas de sus infames patrones. Al ritmo de “el que no salta es correísta”, se ataca la Libertad de Expresión de aquellas personas que tienen el derecho a decir lo que piensan, aunque eso signifique expresar lo que muchos, canallas cobardes, no quieren escuchar. Grosera e hipócritamente, éstos, son los que critican los abusos del tiranuelo, hoy, enquistado en Carondelet.

Pero, más grave aún, es que todos los días, todos los días, los sicarios de conciencia, los cobardes terroristas, los dueños de la verdad y los criminales con impunidad garantizada; maltratan, injurian, amenazan, o violentan el derecho de los demás; si no torturan o asesinan; y sin embargo la chusma asquerosa, burguesa o guacharnaca, deliberadamente da las espaldas a esa infame y cruel realidad; o peor todavía defienden, encubren, justifican y festejan las mentiras y brutalidades de sus adorados capataces y amos; y hasta se dan el lujo de escarnecer a quienes cobarde e injustamente son agredidos o insultados, si no algo peor.

Por qué una persona decente, valiente e inteligente debería participar en "política", si por dar una simple opinión, es amenazada por la estupidez y el terrorismo, con el infame, “si sigue así, no durará mucho”. Cómo le pides a una persona honesta que intervenga en “política”, cuando aquel escenario no pasa de ser una asquerosa cloaca saturada por lo peor de una sociedad enferma y corrupta. Cómo.


Una de las razones de la gran popularidad de Rafael Correa se debe a que supo canalizar a su favor; el odio y desprecio que muchas personas sienten por: la partidocracia conservadora; los sectores económicamente opulentos que han sido beneficiarios de esta dictadura inmoral que ha sufrido y sufre el Ecuador; los gacetilleros dorados, verdaderos quintacolumnistas infiltrados en el periodismo profesional; en general, por aquellos patriotas con enormes rabo de paja que se constituyeron en el símbolo de la corrupción. Correa explotó ese desprecio, odio y repulsión; beneficiándose políticamente de aquello. Es así que, tantas cuantas veces aquellos cadáveres insepultos intentaron cuestionar la corrupción del gobierno de Correa, éste, se limitó a recordarle a la sociedad los antecedentes políticos delictivos de aquellos patriotas. Casi que se volvió un concurso asqueroso, una competencia de cual bando tiene rabo de paja más rechoncho y larguirucho. Naturalmente, treinta y tantos años de partidocracia conservadora, impactan más que 3 años de partidocracia socialista. Por lo mismo, Rafael Correa ha salido victorioso en aquel concurso de, “cuál es, más o menos corrupto”. Y seguirá haciéndolo hasta que su corrupción y la de sus testaferros lo vuelvan más repugnante que sus primos de la “derecha”; después de lo cual, el conservadurismo chapetón, volverá al poder. Círculo vicioso, ¿cierto?, amable lector.


Típico narcisista anticorreano es este personaje que responde a los nombres de Carlos Vera, sobre quien preferiría no comentar. Baste decir que, quienes fuimos testigos de la intolerancia, alevosía, egomanía y prepotencia de sus monólogos; o de sus entrevistas en donde, él, era la estrella y el dueño de la verdad; o sus arrebatos de furia en contra del personal de planta; o su paso “glorioso” por el gobierno de Durán Ballén; o su periodismo “imparcial e independiente”; conocemos de sobra la calaña de este sujeto.

Pero sí quisiera decir que, después del discurso del 26 de noviembre del 2009, en Quito, parque del Ejido, sector del Arbolito; estoy casi seguro que Rafael Correa luego de matarse de risa, debió frotarse las manos, ante la perspectiva de un enfrentamiento político con el “señorito del cabello al viento”. No creo equivocarme, dados los antecedentes y realidades, cuando digo que, durante la campaña de revocatoria del mandato, si llega a darse, el “mudo” Correa barrerá el piso con el “James Dean” guacharnaco. Eso, se verá reflejado en las urnas con una aplastante victoria; lo que se constituirá en un voluminoso espaldarazo durante las siguientes elecciones para presidente, con la consecuente, posible y casi garantizada reelección del “mudo”. Que vamos a hacer, así están las cosas, más todavía, cuando la oposición anticorreana y sus sicarios de conciencia, hacen campaña a favor de Rafael de Carondelet.



Con estos enemigos, ¡para qué amigos!:


domingo, 13 de diciembre de 2009

Woody Allen y sus "Bananas".

La sala de espera del consultorio de un psiquiatra; sentados en un gran diván, una madre histérica mira con gesto desesperado a su pequeño hijo, quizá de cinco o seis años de edad. El niño, con unas enormes gafas, observa ensimismado la nada, está preocupado, como si tuviera sobre sus pequeñas y escuálidas espaldas todos los problemas de este mundo. Momentos atrás había sido regañado por su madre con un poco maternal sacudón y un grosero apelativo. Siente que está solo, que es dueño de un secreto que todos los demás deben conocer, pero que aparentemente, son incapaces de comprender, o sencillamente no les interesa. Los gritos y reclamos de su madre solo lo angustian y deprimen más; pero, no acallan la voz de su fuero más íntimo que lo impulsan a mascullar todo ese torrente de verdades y protestas que saturan su desesperanzada conciencia. Consciente de que es férreamente vigilado por los ojos de su furibunda madre, se atreve a denunciar tristemente:

- Pero,…………el Universo está expandiéndose.

A lo cual la madre le responde de inmediato con un tiránico grito:

- ¡Y a vos que te importa!

Una escena de una película de Woody Allen, cuyo nombre francamente no me acuerdo, pero que aún hoy me causa mucha gracia. Una drama satírico extremadamente elocuente, diría Yo. Ahí está el pequeño adulto precoz, cuestionando los misterios del cosmos, deambulando con su pensamiento en las intrincadas infinitudes de la misteriosa existencia. Angustiándose por la depredación de la selva amazónica virgen; acongojándose por la realidad del hombre que tiene en su propio semejante a su más encarnizado enemigo; saludando a su nueva y permanente compañera, una dolorosa y ardiente, gastritis. Junto a él, su madre, una mujer dominante, soberanamente adoradora de las telenovelas y los programas rosados; con un amor propio más pequeño que el átomo más miserable y deprimido que se puede encontrar. Abandonada por el infeliz del marido que vio en la fuga su única alternativa frente a la posibilidad de ser devorado por aquella furia de pies fríos y sexualidad incierta. Quejumbrosa y amargada, resentida y frustrada, por no poseer los enormes pechos de silicona de las modelos que observa en televisión y que tanto envidia; disgustada por lo que ella considera su desafortunada estrella; irritada por no haber tenido la suerte de tener un niño común y corriente de esos tan repetitivos y cansinos, en lugar de ese tan original y según ella extremadamente tonto………………………Pero esperen, que estoy haciendo, a dónde quiero llegar con todo esto, la razón de este post no era vagabundear en las disquisiciones del pensamiento. No, mi intención más bien era, y ciertamente lo será, desde ahora, presentar a su consideración estimado lector el talento de Allan Stewart Konigsberg, más conocido por su nombre comercial como Woody Allen, a través de una secuencia muy interesante y entretenida del filme “Bananas”, 1971; excelente película; escrita, protagonizada y dirigida, por el pelirrojo de pinta desgarbada. No me parece acertado introducir una breve sinopsis de la película, más que nada por consideración a usted amigo lector, quizá el pequeño corto que incluyo le estimule a observar completamente la película, solo decirle que el mayordomo ciertamente no es el asesino. Disfruten del talento de este genial comediante. Ah, y a ver si reconocen al bravucón, un tipo que comenzó como boxeador y luego incursionó, entre otras actividades, en la demolición; un elemento adicional que, en mi opinión, convierte a esta escena en un clásico.

martes, 8 de diciembre de 2009

Los brutales amoríos de los aliados del “mudo” Correa.

Tremenda batalla campal se desarrolló hoy en el edificio principal de la Universidad Central aquel que acoge a la Rectoría de dicha institución; así como en los alrededores del mismo. Debo reconocer que me resultó un tanto sorpresiva la noticia, no tanto por la capacidad brutal y terrorista del MPD, ya común en esos parásitos del sistema educativo, sino por la indefensión y poca capacidad de respuesta del correísta Edgar Samaniego, actual Rector de la Central.

Al típico estilo de “patitas para que las quiero”, el capitán del buque universitario, lo abandonó con una celeridad asombrosa; como si su propia existencia dependiera de aquello, y quizá así haya sido; los patriotas garrotazos en su correísta humanidad, lo advierten.

Las razones de la monumental invasión al H. (h posiblemente por hijuep...$$//$$) Consejo Universitario, radica en la decisión de Edgar Samaniego de apoderarse de uno de los socialistas negocios particulares de la Facultad de Filosofía, los colegios Odilo Aguilar y Manuel María Sánchez. Por cierto, que grosería e insolente infamia que el nombre de la madre de las ciencias, la virtuosa Filosofía, sea mancillada, al designarse a un nido de delincuentes, garroteros, picapedreros y vulgares seudocomunistas, con su ilustre nombre. Facultad de mentiras, violencia y mediocridad, debería llamarse.

Parece ser que Samaniego, ofuscado por el poder, obnubilado por los adulos de sus particulares sátrapas y seducido por la oportunidad de servirle a su majestad Rafael “el mudo” Correa, se olvidó de proteger su trasero. Es que no se puede entender, cómo, las huestes de adolescentes y matones chinos, ingresaron a los pasillos del Edificio Administrativo, sin apenas resistencia salvo por algunos seguidores de Samaniego, y luego de una batalla de “amores encontrados” en la que como efectivos montoneros salieron victoriosos, irrumpen en la sesión del Consejo Administrativo, sin mayores problemas. Increíble. Una cosa es evidente Edgar Samaniego no es capaz de defender a la Universidad Central del Ecuador. Es patente que, ni su propia seguridad fue capaz de garantizar, menos va a poder garantizar la seguridad de estudiantes y profesorado. Por lo mismo lo único que le queda a este tipo es renunciar; Samaniego debe renunciar.

Uno no entiende cómo es posible que colegios públicos, cuyos profesores reciben sueldos del Estado ecuatoriano sean dependientes de facultades y universidades públicas; socialismo en su en su típica expresión. Samaniego no tenía por qué asumir el control de los colegios en cuestión; ni él, ni las ratas del MPD, tenían por qué seguir usufructuando de ese negocio socialista; era el ministerio de Educación quien debía reclamar potestad administrativa sobre esos colegios. ¿Por qué el “mudo” Correa no asumió tal responsabilidad? Porque es un incompetente y un canalla.

Nótese que, mientras en la Universidad Central, correístas y emepedistas se masacran, bueno, en realidad emepedistas masacran a samanieguistas; en la suciedad de Asamblea el MPD y Alianza País, duermen juntos en la misma cama sodomita e incestuosa. Una verdad evidente.

Nótese también que las estratagemas brutales usadas hoy en la mañana por los matones del MPD, son las mismas que los mismos carroñeros del MPD y los garroteros de Alianza País encabezados entre otros, por el ex invasor de tierras ajenas, César Rodríguez, actualmente asambleístas correano, utilizaron para obtener la famosa consulta popular que dio lugar a la funestamente recordada Asamblea de Montecristi, que en mala hora parió la Constitución Correana. Acuérdense de las salvajes golpizas a varios diputados; recuerden las irrupciones violentas al Tribunal Supremo Electoral, al Tribunal Constitucional, con agresiones y destrucción de propiedad pública; todas realizadas por los delincuentes de Alianza País y el MPD.

Irónicamente, los que se beneficiaron del terrorismo del MPD, ahora de seguro, como típicos socialistas hipócritas que son, reclamarán las acciones que antes aplaudieron. El terrorismo y el heroísmo, son conceptos que se alternan inmoralmente de acuerdo a las groseras conveniencias de estos genuinos patriotas de buche y lengua.

Seguramente “el mudo” se aprovechará de este escándalo; vociferará, insultará, culpará al imperialismo yanky o talvez al chino, porque ya explotó el escandaloso préstamo de la venta irregular de petróleo, y necesita esconderse de su propia corrupción; justificará su pretendida y tramposa revolución universitaria; adulará las engañosas bondades de su proyecto de ley con la que pretende adueñarse de las universidades. Créanme que hasta me surge la duda, acerca de si, esto fue planificado. Estos patriotas son capaces de todo. Pescan a río revuelto, así como los ladrones equilibristas de Fabián Alarcón, con la huida de Bucaram; o los delincuentes forajidos, luego de la “valiente” salida de Gutiérrez. Estas ratas nacionalistas son capaces de eso y más.

Muchas personas, sabíamos que las universidades en el País andaban mal; la violencia que se desarrolló hoy en la Universidad Central es un parámetro que permite calificar la calidad de educación de ese centro. Aquello demuestra que los pipones que realizaron la inquisición a las diferentes universidades del País no pasan de ser un grupo de vagos corruptos que se limitaron a valorar los afectos a favor del “mudo” Correa y en función de aquello emitieron las respectivas calificaciones. La Universidad Central dominada y sometida por décadas por los delincuentes del MPD, con calidad A, Universidad de primer nivel, de verás que da risa. Pobre Universidad Central, no ha cambiado nada, sigue de mal en peor; y por qué debería cambiar si a los patriotas de la mentira y la demagogia les conviene que siga sacando generaciones y generaciones de esclavos y criados.

viernes, 4 de diciembre de 2009

Los patriotas de la tortura brava.


El día de ayer en el camal de torturas de Iñaquito, un patriota de esos comunes y corrientes, de esos que suelen vociferar o gruñir en lugar de hablar, durante un receso de la sanguinaria faena, decidió aprovechar la oportunidad para hacer campaña política y ganar protagonismo, criticando al “mudo” Correa. Lo hizo, siguiendo el ejemplo de varios guayaquileños que semanas atrás denunciaron a Correa a través de pancartas que decían: “Guayaquil declara persona no grata a Rafael Correa”. Este patriota que se había preparado de antemano, en un momento dado sacó a relucir una cartulina que decía más o menos lo que sus hermanas guayaquileñas.

Parece ser que muchos correístas verdeaguados, ecologistas de cabaret, disfrutan mucho de la tortura en contra de los animales; pues, uno de ellos, un pobre diablo de apellido Roldán, que ha llegado tener cierta notoriedad debido a su natural bravuconería y alcahuetería a favor del “mudo”, estaba también gozando del espectáculo de sadismo inconmensurable. Claro, la prostituta insolente, al ver que el patriota ofendía la “majestad” de su “macho”, se lanzó cual ariete a reclamar la demagogia del chauvinista anticorreísta, obviamente con su integridad perfectamente garantizada por la policía que lo custodiaba. El resultado, no pasó de ser el típico circo barato dirigido a manipular los amores de la torpe chusma.

El día de ayer, en el camal de Iñaquito, se manifestaron, una vez más, una serie de escenas bochornosas, sicalípticas y desgraciadas, que definitivamente reflejan la verdadera realidad de un país, de una sociedad, de un sistema, completamente enfermos.

Individuos carentes de sensibilidad, alienados y subordinados a tradiciones demenciales y ruines; enfrentados, a otros, diferentes en forma, pero exactamente iguales, en el fondo. Cómo entender que un grupo de personas que reclama por justicia, libertad, sensatez, y demás derechos ciertamente válidos, desde esas mismas gradas, festejen el martirio de una animal atemorizado y desesperado por sobrevivir; grupos de quiteños y ecuatorianos saturados de complejos y prejuicios, personas indolentes al sufrimiento de un animal que nada les ha hecho, y que, escandalosamente, al amparo del trago y su ausencia de escrúpulos, se constituyen en cómplices de un acto aberrante que ofende el buen nombre de Quito, constituyéndose en una lacra infame que agrede la silueta hermosa de esa ciudad cosmopolita.

La chusma oligarca y el populacho burgués no pueden renunciar a su responsabilidad en la desgracia del País. Los chapetones mestizos pusieron presidentes conservadores, colocaron dictadores fascistas, se beneficiaron de la corrupción de esas dictaduras; se enriquecieron descaradamente gracias a esos botines. Pero, con el tiempo, facilitaron y cultivaron el ascenso de sus primos socialistas y seudocomunistas al poder. El curuchupismo ecuatoriano es uno de los principales responsables del ascenso de Alianza País; son cómplices de la corrupción de Correa; pertenecen a una misma matriz perversa, La Partidocracia.

Tristemente el drama sanguinario que se vive en el camal de Iñaquito, se convierte en una metáfora; una alegoría que golpea la sensibilidad de la gente decente, que agrede las fibras más íntimas del ser, que le hace a uno avergonzarse de formar parte de la especie humana, de compartir características físicas similares a las de aquellas bestias bípedas, hambrientas de sangre, vileza y trago. Ahí están los patriotas, curuchupas avergonzados de su herencia india, amigos del mercantilismo conservador, mercaderes de la codicia disfrazados por su lengua feroz de “liberales”, disque enemigos del comunismo; por allá, los pipones del socialismo, las prostitutas del capitalismo puro, jactándose de su comunismo tiránico mientras engordan gracias al consumismo; todos gritando al unísono, “¡Ole, ole, ole, ole, matador!”; compitiendo entre sí , a ver cual se emborracha más rápido o cual arroja más improperios a las “distinguidas” madres de sus opositores “políticos”; abajo, en aquel círculo maldito, un grotesco jifero, un ampuloso torturador que con gestos homosexuales y degenerados se mueve al ritmo de los adulos de capitalistas y socialistas que rugen de placer malsano; más allá, un montón de carnes sanguinolentas, todavía sensibles, vivamente destrozadas, asaeteadas, crispadas de dolor; atemorizadas por la brutal violencia, nerviosas por los infames insultos, ignorante de las razones por las cuales era víctima de aquella monstruosa sevicia; ¡nada!, casi nada quedaba de aquel hermoso animal, de aquel milagro de fuerza, dinámica y gallardía; ¡no, en realidad, nada!, nada quedaba; el bruto amoral de dorados honorarios había cumplido con la misión encomendada por aquel hato impío de falsos humanos; la brutalidad y perversidad habían triunfado una vez más; socialistas y capitalistas, se retiraban, luego, felices de haber dado rienda suelta a sus bajas pasiones; habían masacrado una vez más, la esperanza y la virtud. Pero, qué importaba el dolor ajeno, el sufrimiento y la consolidación de la barbarie, si esas bestias humanizadas, finalmente habían sido consecuentes con su naturaleza y tradición.