jueves, 12 de marzo de 2009

Slumdog Millionaire.




Días antes de la premiación de los óscares, deambulaba, Yo, por muchos locales de venta de películas, buscando entre otras, aquellas que habían sido nominadas por la Academia de Gringolandia. Infructuosamente debo decir. De manera que no tuve más remedio que esperar hasta que los susodichos filmes estuvieran en la cartelera pirata.

A través de las informaciones de prensa, me enteré que por ahí, una película hindú amenazaba con destronar a las típicas y millonarias producciones de Hollywood. De manera que cuando conocí que Slumdog Millionaire había sido la gran triunfadora, en realidad, no me tomó de sorpresa. Aunque, las intervenciones tramposas de las mafias corporativas que dominan el negocio del cine, casi siempre, están volando como arpías funestas, moviendo los hilos a favor de sus favoritos, como ya sucedió en Titanic de James Cameron, una película aburrida y rescatable, exclusivamente, en los efectos especiales del final del largometraje.Como es natural, luego de su premiación, fue relativamente fácil conseguir el filme indio.

La película retrata con suma claridad y dureza las realidades contradictorias de una sociedad indolente, en donde el tener dinero se constituye en el principio y fin de la existencia de la mayoría de los individuos de esas sociedades enfermas. Muestra la condición humana en su verdadera dimensión, desde la maldad ignorante hasta la planificada perversidad consciente y voluntaria.

Pero también ofrece aspectos que son fundamentales como el libre albedrío, porque resulta que a pesar de tanta estupidez, violencia y maldad, al final somos nosotros los que terminamos decidiendo que camino escogemos y que tipo de personas somos o queremos ser.

Hay, sin embargo, un mensaje que me parece trascendental y que la película presenta con claridad meridiana: El triunfo de la Inocencia sobre la Maldad. Y es que a pesar de todas las presiones, vejaciones o infamias a las que pueda estar sujeto un hombre justo por parte de tanto hijo de mala madre que anda suelto por este mundo social de porquería, a pesar de todo, el hombre de convicciones morales siempre será: un Hombre Justo.

Pueden cargarse todo, tienen el poder, la impunidad y la malicia para hacerlo, pero jamás, jamás podrán apropiarse de la Inocencia.

Sin duda, esta vez, la Academia de Gringolandia le atinó a la mejor película.

1 comentario:

Anónimo dijo...

YA LA VI BUENA PELICULA LA RECOMIENDO