miércoles, 28 de enero de 2009
¡Populacho, me da asco tus míseras estupideces!
El Dilema de Repudiar al Populacho, era el titular que inicialmente encabezaría este comentario, pero, consideré que, más justo y expresivo era aquel que finalmente terminó siendo escogido: Populacho, me da asco tus míseras estupideces.
¿Por qué decidí tocar este tema en particular? Por una experiencia de muy mal gusto que enfrenté, hoy, miércoles, 28 de enero del 2009, y que a continuación paso a describir.
Hoy en la mañana, luego de descargar un par de revistas, decidí visitar el comisariato Aki, para abastecerme de algunos productos. Y así fue. Una vez que coloqué el último artículo, una botella de dos litros de aceite comestible, procedí a dirigirme a una de las cajas para cancelar el importe de mis compras.
Un par de cajeros atendían en ese momento a los pocos clientes que, en dos escasas colas esperaban poder pagar la adquisición de sus respectivos productos. Escogí una de ellas, la que parecía menos numerosa y esperé pacientemente mi turno.
Sería cuestión de un minuto, cuando una mujer menopáusica, agarrando por la mano a una niña de quizá cuatro años, apareció abruptamente diciendo lo siguiente: “Yo estaba detrás de la señora”. Y sin mediar escrúpulo alguno se abalanzó al inicio de la fila. Una persona que estaba frente a mí, molesta supongo, se retiró de la cola. Yo también estaba delante de aquella señora, dije, señalando a una persona que había terminado de pagar y se retiraba con sus cosas. La vieja chancluda, me miró agresivamente y me dijo: “que no ve que estoy con la niña”. La próxima vez, traeré a mi nena, le respondí, mirándola. Aquí quiero aclarar que soy soltero y no tengo hijos, por lo menos que yo sepa. De manera que cuando me refería a mi nena, mencionaba a la pebeta de veinte y tantos años que alguna vez me amó, sin jamás confesarlo.
Pero sigamos con el asunto en cuestión. La vieja después de mis palabras, moviéndose toscamente, me gritó: “¡entonces siga, pues siga!”, retirando sus tres tereques de la mesa del cajero. No, siga no más usted, por favor, le dije con tono sarcástico, aunque reconozco que la cosa informe esa, no entendió dicho sarcasmo. La repugnante arpía entonces con mirada torva me gritó: “¡entonces que me jode!” ¿Entonces que me jode?, que boquita, le dije y decidí, ante el silencio de la fiel representante del vulgo grotesco, guardar reserva de mi enojo.
Que sensación tan desagradable tener que mirar a ese esperpento desabrido frente a mí. La cosa nauseabunda trascendía putrefacción humana. Cabreado y desconcertado, salí del local y mientras caminaba el recuerdo del cinismo de la mujerzuela descarada deambulaba en mi cabeza.
De repente, multitud de ideas se entrecruzaban en mi mente, expresiones y sentencias, juicios y divagaciones como los siguientes: Ahora entiendo porque les patean en Europa. Comprendo porque los gringos se oponen cada vez más y más a su presencia en el País del norte. Creen que allá les van a tolerar sus patanerías y majaderías, como aquí. Se imaginan que sus estupideces criollas quedarán en la impunidad, como aquí. ¡Qué bestialidad!, hermano. No son capaces de respetar una cola, una fila, una maldita e insignificante fila, son capaces de respetar. Por un centavo, por un mísero centavo se hacen conocer. Choros de los vueltos. ¡Qué bárbaro! El paso cebra para estas bestias sirve para todo, menos para que los peatones puedan cruzar con un mínimo de seguridad. La luz roja del semáforo, significa exactamente lo mismo que el verde o el amarillo. Da igual, da lo mismo, que importa atropellar a una pobre persona que en su vida les hizo absolutamente nada. Pero ¿por que no hacerlo?, acaso no está en su naturaleza vil, destruir, violar, agredir, maltratar. ¡Por qué no ser consecuentes con su condición miserable, si tienen la sucia y efectiva posibilidad de jactarse de su bribonería! Para qué hacer la fila, como los tontos. Para qué detenerse ante una luz roja si puedes atropellar a un ingenuo y después darte a la fuga. Si te agarran siempre puedes contar con la ayuda de algún abogado exitoso y unos cuantos perjuros y culpar al peatón o comprar al juez. Por qué no jugar a los arrancones y salir acelerado, ni bien el verde se transforma en rojo, ¡qué importa que los tontos estén cruzando por esas líneas apenas visibles y mal pintadas! ¡Qué importa!, para qué son tontos. Así se expresan y así actúan los vivísimos, bien vivísimos, son los muy hijos de la valienta……………..
La sociedad ecuatoriana, en su mayoría, salvo algunos elementos honorables, vale poco menos que popo de gato. Es duro, pero, cierto. Duro pero cierto. Jamás lo escucharán públicamente del hocico de los politiqueros, pero sí lo oirán en sus bacanales y orgías, cuando rudamente desprecien a esa chusma grotesca, gracias a la cual están pletóricos de riqueza y gordura.
Sí, es una verdad de a kilo, los mismos ignorantones que chillaban y vociferaban a favor de Bucaram, después por Mahuad y Gutiérrez; ahora gritan y graznan violentamente por el Gran Farsante. ¿Por qué no va ser insolente la asquerosa chusma? Pero, si nada más y nada menos que, el propio Presidente, sí el mismísimo Rrrrafa, recurre diaria y permanentemente a la majadería, patanería y a la patriótica viveza criolla, como sus principales herramientas de “estadista”. Y le ha dado resultado. Claro que le ha funcionado ¡Cómo no lo van a emular! ¡Cómo no lo van a copiar! ¡Acaso el zángano no ha salido bien librado de sus fechorías! ¡Claro que deben imitarlo! Para qué hacer filas, licitaciones y contrataciones públicas. Para qué respetar al peatón si puedes atropellarlo o declarar el estado de emergencia y quitar las garantías individuales. Para qué carajos reclamar por el centavo de menos y por los millones y millones de dólares desaparecidos por arte de la magia económica de los pipones dorados. Y si por ahí aparece un atrevido, de esos pocos locos e ingenuos que todavía creen en la honradez y las buenas costumbres, pues hay que enfrentarlo con violencia y descaro, con agresividad y sinvergüencería. Así lo manda el amado Tirano, aquel que todo lo sabe.
Así fui, meditando y divagando por algunas cuadras más, muchas cuadras más, hasta que finalmente conseguí controlar mis emociones. ¡Qué cosas no! Este es el País que verdaderamente tenemos. No la sociedad sublime que los patrioteros y sus testaferros pregonan en sus discursos demagógicos. Créanme, porque tengo evidencias y pruebas irrefutables. Ustedes, sí ustedes, son testigos de la infamia e ignominia que sucede en este pequeño Estado.
¡Qué cosas no! ¡Qué cosas! Que dilema tan capcioso, éste, de enfrentar la estupidez alevosa. ¡Qué bárbaro! Sea cual sea la decisión que adoptes, ora la indiferencia, ora el reclamo frontal, la mayoría de las veces la estupidez grotesca, tristemente, se sale con la suya. ¡Qué difícil es no deprimirse en esta cloaca, mal llamada sociedad! No es nada fácil convivir con gente que no tiene nada que perder. ¡El País ya es de ellos! Tristemente, ¡El País ya es de ellos! Aunque quizá, siempre lo fue y siempre lo será.
¿Por qué decidí tocar este tema en particular? Por una experiencia de muy mal gusto que enfrenté, hoy, miércoles, 28 de enero del 2009, y que a continuación paso a describir.
Hoy en la mañana, luego de descargar un par de revistas, decidí visitar el comisariato Aki, para abastecerme de algunos productos. Y así fue. Una vez que coloqué el último artículo, una botella de dos litros de aceite comestible, procedí a dirigirme a una de las cajas para cancelar el importe de mis compras.
Un par de cajeros atendían en ese momento a los pocos clientes que, en dos escasas colas esperaban poder pagar la adquisición de sus respectivos productos. Escogí una de ellas, la que parecía menos numerosa y esperé pacientemente mi turno.
Sería cuestión de un minuto, cuando una mujer menopáusica, agarrando por la mano a una niña de quizá cuatro años, apareció abruptamente diciendo lo siguiente: “Yo estaba detrás de la señora”. Y sin mediar escrúpulo alguno se abalanzó al inicio de la fila. Una persona que estaba frente a mí, molesta supongo, se retiró de la cola. Yo también estaba delante de aquella señora, dije, señalando a una persona que había terminado de pagar y se retiraba con sus cosas. La vieja chancluda, me miró agresivamente y me dijo: “que no ve que estoy con la niña”. La próxima vez, traeré a mi nena, le respondí, mirándola. Aquí quiero aclarar que soy soltero y no tengo hijos, por lo menos que yo sepa. De manera que cuando me refería a mi nena, mencionaba a la pebeta de veinte y tantos años que alguna vez me amó, sin jamás confesarlo.
Pero sigamos con el asunto en cuestión. La vieja después de mis palabras, moviéndose toscamente, me gritó: “¡entonces siga, pues siga!”, retirando sus tres tereques de la mesa del cajero. No, siga no más usted, por favor, le dije con tono sarcástico, aunque reconozco que la cosa informe esa, no entendió dicho sarcasmo. La repugnante arpía entonces con mirada torva me gritó: “¡entonces que me jode!” ¿Entonces que me jode?, que boquita, le dije y decidí, ante el silencio de la fiel representante del vulgo grotesco, guardar reserva de mi enojo.
Que sensación tan desagradable tener que mirar a ese esperpento desabrido frente a mí. La cosa nauseabunda trascendía putrefacción humana. Cabreado y desconcertado, salí del local y mientras caminaba el recuerdo del cinismo de la mujerzuela descarada deambulaba en mi cabeza.
De repente, multitud de ideas se entrecruzaban en mi mente, expresiones y sentencias, juicios y divagaciones como los siguientes: Ahora entiendo porque les patean en Europa. Comprendo porque los gringos se oponen cada vez más y más a su presencia en el País del norte. Creen que allá les van a tolerar sus patanerías y majaderías, como aquí. Se imaginan que sus estupideces criollas quedarán en la impunidad, como aquí. ¡Qué bestialidad!, hermano. No son capaces de respetar una cola, una fila, una maldita e insignificante fila, son capaces de respetar. Por un centavo, por un mísero centavo se hacen conocer. Choros de los vueltos. ¡Qué bárbaro! El paso cebra para estas bestias sirve para todo, menos para que los peatones puedan cruzar con un mínimo de seguridad. La luz roja del semáforo, significa exactamente lo mismo que el verde o el amarillo. Da igual, da lo mismo, que importa atropellar a una pobre persona que en su vida les hizo absolutamente nada. Pero ¿por que no hacerlo?, acaso no está en su naturaleza vil, destruir, violar, agredir, maltratar. ¡Por qué no ser consecuentes con su condición miserable, si tienen la sucia y efectiva posibilidad de jactarse de su bribonería! Para qué hacer la fila, como los tontos. Para qué detenerse ante una luz roja si puedes atropellar a un ingenuo y después darte a la fuga. Si te agarran siempre puedes contar con la ayuda de algún abogado exitoso y unos cuantos perjuros y culpar al peatón o comprar al juez. Por qué no jugar a los arrancones y salir acelerado, ni bien el verde se transforma en rojo, ¡qué importa que los tontos estén cruzando por esas líneas apenas visibles y mal pintadas! ¡Qué importa!, para qué son tontos. Así se expresan y así actúan los vivísimos, bien vivísimos, son los muy hijos de la valienta……………..
La sociedad ecuatoriana, en su mayoría, salvo algunos elementos honorables, vale poco menos que popo de gato. Es duro, pero, cierto. Duro pero cierto. Jamás lo escucharán públicamente del hocico de los politiqueros, pero sí lo oirán en sus bacanales y orgías, cuando rudamente desprecien a esa chusma grotesca, gracias a la cual están pletóricos de riqueza y gordura.
Sí, es una verdad de a kilo, los mismos ignorantones que chillaban y vociferaban a favor de Bucaram, después por Mahuad y Gutiérrez; ahora gritan y graznan violentamente por el Gran Farsante. ¿Por qué no va ser insolente la asquerosa chusma? Pero, si nada más y nada menos que, el propio Presidente, sí el mismísimo Rrrrafa, recurre diaria y permanentemente a la majadería, patanería y a la patriótica viveza criolla, como sus principales herramientas de “estadista”. Y le ha dado resultado. Claro que le ha funcionado ¡Cómo no lo van a emular! ¡Cómo no lo van a copiar! ¡Acaso el zángano no ha salido bien librado de sus fechorías! ¡Claro que deben imitarlo! Para qué hacer filas, licitaciones y contrataciones públicas. Para qué respetar al peatón si puedes atropellarlo o declarar el estado de emergencia y quitar las garantías individuales. Para qué carajos reclamar por el centavo de menos y por los millones y millones de dólares desaparecidos por arte de la magia económica de los pipones dorados. Y si por ahí aparece un atrevido, de esos pocos locos e ingenuos que todavía creen en la honradez y las buenas costumbres, pues hay que enfrentarlo con violencia y descaro, con agresividad y sinvergüencería. Así lo manda el amado Tirano, aquel que todo lo sabe.
Así fui, meditando y divagando por algunas cuadras más, muchas cuadras más, hasta que finalmente conseguí controlar mis emociones. ¡Qué cosas no! Este es el País que verdaderamente tenemos. No la sociedad sublime que los patrioteros y sus testaferros pregonan en sus discursos demagógicos. Créanme, porque tengo evidencias y pruebas irrefutables. Ustedes, sí ustedes, son testigos de la infamia e ignominia que sucede en este pequeño Estado.
¡Qué cosas no! ¡Qué cosas! Que dilema tan capcioso, éste, de enfrentar la estupidez alevosa. ¡Qué bárbaro! Sea cual sea la decisión que adoptes, ora la indiferencia, ora el reclamo frontal, la mayoría de las veces la estupidez grotesca, tristemente, se sale con la suya. ¡Qué difícil es no deprimirse en esta cloaca, mal llamada sociedad! No es nada fácil convivir con gente que no tiene nada que perder. ¡El País ya es de ellos! Tristemente, ¡El País ya es de ellos! Aunque quizá, siempre lo fue y siempre lo será.
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9 comentarios:
ahora entenderás por qué la democracia me parece tan despreciable ¿se supone que tenemos que agachar la cabeza ante una mayoría de balurdos que ponen a un balurdo igual a ellos?
Meritocracia -sugeriría- Saulo Ariel, que de nuevo los más meritorios sean vistos con respeto y educación, que los demagogos sean visto con desprecio, que el resentimiento social no sea la norma y que la búsqueda de éxito bienhabido sea de nuevo objeto de admiración.
Ya basta de masa ignoranta y que encima se crea con derechos, derechos que primero habrán de ganárselos demostrando educación, trabajo y honestidad.
Gracias por tu participación.
A ver. Estamos de acuerdo en que tanto la chusma oligarca, como la masa estúpida, no pasan de ser un montón de balurdos.
No estoy de acuerdo con la crítica que haces de la Democracia. El Ecuador nunca ha vivido en Democracia. Desde la creación del Estado Ecuatoriano, ha sido la Dictadura, la constante. Milicos, oligarcas, politiqueros, a su turno se han beneficiado de la supina ignorancia de este pueblo para a través de la violencia o el engaño apropiarse del Poder.
La farsa de periódicamente asistir a votar, no necesariamente significa Democracia. Lo que hemos vivido últimamente lo definiría como una Farsacracia o una Dictadura Electoral.
Señalas a la Meritocracia. Pero, quién decidiría lo que es meritorio. Quién establecería las los estándares dignos de merito.
En mi caso sigo creyendo en la Democracia: ciudadanos decentes , inteligentes y conscientes dirigiendo el Estado, en favor de los probos intereses generales, de los justos intereses nacionales.
Quizá, solo un ideal, pero como dice el Profesor Fansworth, un hombre puede soñar,.... un hombre puede soñar.
Hola Saulo: precisamente, lo que llamas Dictadura Electoral es la esencia misma de la democracia (gobierno de las mayorías) en donde con una mayoría de votos en las urnas o la mayoría de votos en un Congreso se impone un determinado modelo, estos modelos impuestos son lo que tenemos ahora y no muy diferentes a los modelos corruptos que tuvimos bajo dictaduras militares y gobiernos electos.
En cuanto a la meritocracia, esta se determina espontáneamente en una sociedad en la forma de mejores ingresos de los más exitosos en proveer bienes y servicios (incluidos los culturales). Me explico: los reggaetoneros gana buen dinero aquí porque tenemos un publico pobre e ignorante incapaz de apreciar música de cámara, pero tenemos esa masa pobre porque los recursos de todos son absorbidos por el Estado y sus beneficiarios políticos, sindicales, empreauricos, burocráticos. Por tanto, más gente pobre significa menos progreso cultural y la razón de por qué pianistas educados hacen mejor carrera en EEUU y Europa que en su propio país.
Ahora, lo que llamas gobierno de ciudadanos decentes (élite) se llamar aristocracia (según la clasificación de aristóteles) y la perversión del gobierno de esta élite se llama Oligarquía. Sin embargo los más meritorios tienden menos a ser políticos, los más meritorios tienden a ser personas productivas (empresarios, científicos, productores culturales) y suelen ser menos involucrados en las mañas de la política, en las cuales son expertos los menos meritorios (activistas, vagos, parásitos, gente sin espíritu emprendedor)
¿la solución? dar al traste con el Estado o al menos impedir que la turba y los inútile que elige tengan poder total sin límites. Y lo mismo aplica para los más meritorios que lleguen al poder, pues el poder corrompe y el poder total corrompe totalmente.
Estamos de acuerdo en que tanto la chusma oligarca, como la masa estúpida, no pasan de ser un montón de balurdos.
Una organización estatal en forma de república supondría estar a medio camino entre la oligarquía de las élites y la tiranía de las masas. Sin embargo, y recordando ahora el artículo que salió ayer en El Comercio (creo), nada nos salva de las oligarquías. Porque aun si crees en una democracia lo más alejada posible de la representativa, o sea una decisionista, vas a ver a unos pocos al mando.
Por eso es que no les creo a los marxistas leninistas cuando te dicen que el comunismo no es que te va a quitar tus nimiedades, sino que más bien va a hacer que la fábrica en la que te sacas el sucio trabajando te pertenezca. (En serio, he visto a marxistas muy inteligentes creerse eso.) Eso simplemente no se sigue, porque asume que los medios de producción van a estar a cargo de todos... y no de unos cuantos en particular, como me dicta el sentido común... Que vayan a ser otros en lugar de los presentes es otra cosa, pero no es que vamos a ganar todos (porque no es así cómo funcionan las relaciones de poder).
Danny, No, la Democracia no es el Gobierno de las mayorías. Una Dictadura, si es popular, puede ser también el Gobierno de las mayorías.
Es importante decir que la Democracia tiene un componente moral que no puede pasarse por alto, el Bienestar del Pueblo. Es decir: Gobierno del Pueblo, por el Pueblo, para el Pueblo; dirigido siempre al Bienestar de éste.
En este País nunca ha habido un Gobierno del…. por…. y para el Pueblo que se preocupe por el bienestar de éste. Solo dictaduras violentas, populistas, nacionalistas o electoreras. Una más corrupta que otra.
Me parece que mencioné ya, que una de las características de la Democracia es la presencia, en la sociedad, si no mayoritariamente, por lo menos considerable, de ciudadanos: decentes, inteligentes y conscientes. Mientras éste último factor no se cumpla, la posibilidad de una verdadera Democracia moralmente representativa quedará simplemente en el ideal.
Sobre la Meritocracia, me parece un concepto que se presta a interpretaciones muy subjetivas. La mano invisible de la que hablan los “clásicos”, realmente no existe. El hombre es la medida de todas las cosas. De manera que plantear una doctrina fundamentada en los gustos y colores, o en apreciaciones particulares o de grupo, me parece muy peligroso, más todavía considerando las realidades del folklore ecuatoriano.
Si lo que mencionas, realmente lo dijo Aristóteles, debo decir que discrepo completamente con él, por lo menos respecto del concepto de Democracia. Ahora, es lógico que los ideales en aquella época fueran diferentes de los actuales. Además hay que considerar la parte relativa de lo que, para cada uno, es digno de ser apetecido o alcanzado. Sin dejar de considerar que el amigo Aristóteles no era, y seguramente él lo sabía, el dueño de la verdad.
El problema va más allá de la simple elección de personas. 500 y pico años de estupidez y violencia no se arreglan colocando en el Gobierno a un ricachón o a un “Guayasamín”.
Los palurdos de la masa y los palurdos con complejo de vaca dorada que los manipulan, son el resultado de un sistema social, jurídico, cultural, político, etc., descompuesto y firmemente estancado. Y dudo, que los muchos, así como los pocos, deseen realmente dejar de lado esas estructuras corruptas y caducas.
Saludos quark schiz. Gracias por tus comentarios.
Si en algo se parecen las dictaduras oligarcas con las socialistas o comunistas, es precisamente en el hecho de que una jorga muy reducida, calificada de élite, siempre traga viciosamente, mientras las grandes mayorías sobreviven en condiciones difíciles o imposibles.
Es lógico que alguien deba dirigir el Estado. El problema radica en que, y hablemos de la Dictadura electorera, mientras el Pueblo elige representantes para que éstos se ocupen de generar ambientes de bienestar, en la práctica sus delegados terminan hundiéndose en la corrupción y traficando con las mafias o élites, a costa del bienestar del Pueblo.
Que bueno que te des cuenta acerca de la farsa del comunismo, marxismo…… y todo ese cuento falaz y engañoso de la Dictadura del Proletariado. Así como los oligarcas y sus testaferros se desgañitan vociferando acerca de las bondades de la Dictadura de la Inversión Extranjera, así también los seudo comunistas chillan grandilocuentemente mencionando el paraíso terrenal que traerá la Dictadura del Partido Único.
Algo que llama la atención, es cierta disposición tosca y maquiavélica de los socialistas y seudo comunistas ecuatorianos. Con tal de apropiarse del Poder y saciar sus bajos apetitos con los dineros públicos, están dispuestos a bailar al son que toca Marx, Engels y Lenin, sin considerar lo polémicas, anacrónicas, alocadas y absurdas, de tales ideas. Aunque, no hay que olvidar que se trata de patriotas dispuestos a “sacrificarse” por su pueblo.
Yo, en cambio, solo me atrevo a emitir calificativos (como los de chancludo) en contra de mi propia y apestosa persona. Sí, se me hace muy difícl juzgar los actos de los otros por más pestilentes que estos parezcan. Ya
Pero que diablos se cree este sujeto..."por eso les patean en Europa".
Alguna vez habria estado en Europa y en Estados Unidos???
A diferencia lo que es tu basura de pais tu incluido..porque es tuyo y no haces nada para cambiarlo...aparte de quejarte y lamentarte...aqui si se respetan las leyes.
Aqui hay ciertos energumenos que por suerte no son mayoria los que andan pegando a gente extranjera y son los extremistas fascistas derechistas arrodillados a la iglesia catolica y que tienen un tufo nostalgico al diempo de Francisco Franco, Musolini, Hitler y su pureza de raza.
Mejor ni vengas no vaya a ser que tu que haces la fila y no eres capaz de putear a quien se te mete delante te puedan pegar algunos de estos cabezas rapadas y mas aun si eres "piel canela"
¡¡¡Ufa!!, y este hombrecito de dónde salió, tranquilo Shiry, no sé desde donde escribes y francamente no me importa.
Puedes estar seguro que si voy a darme una vuelta por Europa o EEUU., no será para tolerar las majaderías de ningún zopenco "carapálida" o para traerles y llevarles sumisamente el papel higiénico a los "patroncitos del viejo continente".
Dicen que, el peor enemigo del ecuatoriano inmigrante, es el mismo ecuatoriano inmigrante; el jovencito Shiry, como que confirma esa sentencia.
Ni modo, folklore ecuatoriano.
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