martes, 17 de febrero de 2009
Por fin una respuesta justa contra el maltrato y violación, infantiles, en una escuela de Quito.
Que satisfactorio resulta mirar que, por fin, algunos padres de familia entienden la necesidad de intervenir activa y justicieramente en la el cuidado y protección de sus hijos. Este es el caso de los padres de familia de los niños de la Escuela Alejandro Cárdenas.
Casos de violación y maltrato contra niños y adolescentes por parte de los mal llamados maestros, son demasiados comunes en la sociedad ecuatoriana. Funestamente, la gran mayoría termina quedando en la impunidad, principalmente por el asqueroso sistema de alcahuetería o “espíritu de cuerpo” de los maistritos y las corruptas autoridades del Ministerio de Educación.
Pero esta vez, en el caso de la escuela en cuestión el asunto parece, irá más allá, de donde a los corruptos miembros de la clase dominada por el MPD les gustaría. ¡Qué conformidad observar como la vieja alcahueta de la Directora, cómplice de la violencia recibía de parte de una madre indignada un buen sacudón! ¡Qué sentimiento tan agradable, éste, de contemplar que todavía existe gente que reacciona contra la estupidez maliciosa con la vehemencia debida!
La violencia en las escuelas, colegios y universidades, no es un asunto nuevo. Se ha dado en el pasado con infame brutalidad, se da en el presente de manera cobarde y seguramente se seguirá presentando, salvo que, principalmente, los padres de familia empiecen a actuar con la firmeza y justicia efectiva en contra de los violadores y cobardes maltratadores.
Como olvidar a la vieja panzona que solía agredirnos, a niños de 6 o 7 años, descargando brutalmente la regla con filo metálico sobre nuestros inocentes dedos o halarnos redundantemente de nuestras acongojadas orejas hasta convertirlas en lastimeras extensiones escarlatas. Que decir del borracho pigmeo que llegaba los lunes oliendo a licor Norteño, del más barato y nauseabundo.
Vagamente recuerdo al director de la Escuela de Contabilidad de la Facultad de C.C. Administrativas de la Universidad Central de hace algunos años, un miserable excremento parlante, de apellido Silva, me parece. Basura que manejaba la Escuela a su licencioso antojo, siempre con la venia de la mamarrachada de Decano y las sanguijuelas del MPD, parásitos de su misma ralea. Delincuentes como el mencionado, abundaban y abundan en la “alma mater” solazándose maltratando a los estudiantes de sus respectivas facultades con absoluta impunidad. Sorpresivamente, que digo sorpresivamente, naturalmente, ahí, no había, ni hay FEUE, ni tampoco FESE que defendiese o defienda los derechos de los estudiantes.
Ciertamente, debo mencionar que salvo las excepciones honestamente rescatables de, uno o dos profesores en el colegio, y dos o tres, quizá cuatro, en la universidad, los demás no pasaban, y pasan, de valer menos que popo de gallina.
Felicito la actuación valiente y honrada de los padres de familia de la Escuela A. Cárdenas. Espero que su ejemplo sea conscientemente seguido por quienes tienen la responsabilidad de velar por la protección y el bienestar de sus hijos. Si los padres no asumen sus responsabilidades para con sus hijos, nadie lo hará por ellos.
Casos de violación y maltrato contra niños y adolescentes por parte de los mal llamados maestros, son demasiados comunes en la sociedad ecuatoriana. Funestamente, la gran mayoría termina quedando en la impunidad, principalmente por el asqueroso sistema de alcahuetería o “espíritu de cuerpo” de los maistritos y las corruptas autoridades del Ministerio de Educación.
Pero esta vez, en el caso de la escuela en cuestión el asunto parece, irá más allá, de donde a los corruptos miembros de la clase dominada por el MPD les gustaría. ¡Qué conformidad observar como la vieja alcahueta de la Directora, cómplice de la violencia recibía de parte de una madre indignada un buen sacudón! ¡Qué sentimiento tan agradable, éste, de contemplar que todavía existe gente que reacciona contra la estupidez maliciosa con la vehemencia debida!
La violencia en las escuelas, colegios y universidades, no es un asunto nuevo. Se ha dado en el pasado con infame brutalidad, se da en el presente de manera cobarde y seguramente se seguirá presentando, salvo que, principalmente, los padres de familia empiecen a actuar con la firmeza y justicia efectiva en contra de los violadores y cobardes maltratadores.
Como olvidar a la vieja panzona que solía agredirnos, a niños de 6 o 7 años, descargando brutalmente la regla con filo metálico sobre nuestros inocentes dedos o halarnos redundantemente de nuestras acongojadas orejas hasta convertirlas en lastimeras extensiones escarlatas. Que decir del borracho pigmeo que llegaba los lunes oliendo a licor Norteño, del más barato y nauseabundo.
Vagamente recuerdo al director de la Escuela de Contabilidad de la Facultad de C.C. Administrativas de la Universidad Central de hace algunos años, un miserable excremento parlante, de apellido Silva, me parece. Basura que manejaba la Escuela a su licencioso antojo, siempre con la venia de la mamarrachada de Decano y las sanguijuelas del MPD, parásitos de su misma ralea. Delincuentes como el mencionado, abundaban y abundan en la “alma mater” solazándose maltratando a los estudiantes de sus respectivas facultades con absoluta impunidad. Sorpresivamente, que digo sorpresivamente, naturalmente, ahí, no había, ni hay FEUE, ni tampoco FESE que defendiese o defienda los derechos de los estudiantes.
Ciertamente, debo mencionar que salvo las excepciones honestamente rescatables de, uno o dos profesores en el colegio, y dos o tres, quizá cuatro, en la universidad, los demás no pasaban, y pasan, de valer menos que popo de gallina.
Felicito la actuación valiente y honrada de los padres de familia de la Escuela A. Cárdenas. Espero que su ejemplo sea conscientemente seguido por quienes tienen la responsabilidad de velar por la protección y el bienestar de sus hijos. Si los padres no asumen sus responsabilidades para con sus hijos, nadie lo hará por ellos.
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4 comentarios:
Saludos! es bueno que hay gente que defiende a los niños ojala haya mas proteccion, nosotros fuimos niños tambien
Yo pondría a los abusadores y los padres de los abusados en la plaza de toros, con un lleno total, para ver cómo cambian los papeles. No hay perdón posible para tales monstruos...
En nuestras manos está no permitir que estos miserables cobardes sigan destruyendo la felicidad, paz y bienestar de los niños.
Si todos los padres de familia asumieran su verdadero rol, pueden estar seguros que el terrorismo y la violencia en las escuelas estarían condenados a desaparecer, ciertamente habría algún canalla, pero, el sistema se encargaría de enfrentarlo y desecharlo, pero para eso los padres de familia deben asumir su responsabilidad, velar permanentemente por el bienestar de sus hijos, si no, para que carajos se meten a asumir tal responsabilidad.
Ya veo porque tienes un odio a los de la UNE y MPD, compañeritos que tapan a los malos elementos que se encuentran en la actidad Educativa. que por espiritu de cuerpo tapan desmanes, acosos sexuales , pero te sigo diciendo si no hay reforma en la justicia todo que de denuncias, jucios si el poder judial no se reforma totalmente el cuello de botella siempre sera juces, fiscales, y abogados corruptos.
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