viernes, 4 de diciembre de 2009

Los patriotas de la tortura brava.


El día de ayer en el camal de torturas de Iñaquito, un patriota de esos comunes y corrientes, de esos que suelen vociferar o gruñir en lugar de hablar, durante un receso de la sanguinaria faena, decidió aprovechar la oportunidad para hacer campaña política y ganar protagonismo, criticando al “mudo” Correa. Lo hizo, siguiendo el ejemplo de varios guayaquileños que semanas atrás denunciaron a Correa a través de pancartas que decían: “Guayaquil declara persona no grata a Rafael Correa”. Este patriota que se había preparado de antemano, en un momento dado sacó a relucir una cartulina que decía más o menos lo que sus hermanas guayaquileñas.

Parece ser que muchos correístas verdeaguados, ecologistas de cabaret, disfrutan mucho de la tortura en contra de los animales; pues, uno de ellos, un pobre diablo de apellido Roldán, que ha llegado tener cierta notoriedad debido a su natural bravuconería y alcahuetería a favor del “mudo”, estaba también gozando del espectáculo de sadismo inconmensurable. Claro, la prostituta insolente, al ver que el patriota ofendía la “majestad” de su “macho”, se lanzó cual ariete a reclamar la demagogia del chauvinista anticorreísta, obviamente con su integridad perfectamente garantizada por la policía que lo custodiaba. El resultado, no pasó de ser el típico circo barato dirigido a manipular los amores de la torpe chusma.

El día de ayer, en el camal de Iñaquito, se manifestaron, una vez más, una serie de escenas bochornosas, sicalípticas y desgraciadas, que definitivamente reflejan la verdadera realidad de un país, de una sociedad, de un sistema, completamente enfermos.

Individuos carentes de sensibilidad, alienados y subordinados a tradiciones demenciales y ruines; enfrentados, a otros, diferentes en forma, pero exactamente iguales, en el fondo. Cómo entender que un grupo de personas que reclama por justicia, libertad, sensatez, y demás derechos ciertamente válidos, desde esas mismas gradas, festejen el martirio de una animal atemorizado y desesperado por sobrevivir; grupos de quiteños y ecuatorianos saturados de complejos y prejuicios, personas indolentes al sufrimiento de un animal que nada les ha hecho, y que, escandalosamente, al amparo del trago y su ausencia de escrúpulos, se constituyen en cómplices de un acto aberrante que ofende el buen nombre de Quito, constituyéndose en una lacra infame que agrede la silueta hermosa de esa ciudad cosmopolita.

La chusma oligarca y el populacho burgués no pueden renunciar a su responsabilidad en la desgracia del País. Los chapetones mestizos pusieron presidentes conservadores, colocaron dictadores fascistas, se beneficiaron de la corrupción de esas dictaduras; se enriquecieron descaradamente gracias a esos botines. Pero, con el tiempo, facilitaron y cultivaron el ascenso de sus primos socialistas y seudocomunistas al poder. El curuchupismo ecuatoriano es uno de los principales responsables del ascenso de Alianza País; son cómplices de la corrupción de Correa; pertenecen a una misma matriz perversa, La Partidocracia.

Tristemente el drama sanguinario que se vive en el camal de Iñaquito, se convierte en una metáfora; una alegoría que golpea la sensibilidad de la gente decente, que agrede las fibras más íntimas del ser, que le hace a uno avergonzarse de formar parte de la especie humana, de compartir características físicas similares a las de aquellas bestias bípedas, hambrientas de sangre, vileza y trago. Ahí están los patriotas, curuchupas avergonzados de su herencia india, amigos del mercantilismo conservador, mercaderes de la codicia disfrazados por su lengua feroz de “liberales”, disque enemigos del comunismo; por allá, los pipones del socialismo, las prostitutas del capitalismo puro, jactándose de su comunismo tiránico mientras engordan gracias al consumismo; todos gritando al unísono, “¡Ole, ole, ole, ole, matador!”; compitiendo entre sí , a ver cual se emborracha más rápido o cual arroja más improperios a las “distinguidas” madres de sus opositores “políticos”; abajo, en aquel círculo maldito, un grotesco jifero, un ampuloso torturador que con gestos homosexuales y degenerados se mueve al ritmo de los adulos de capitalistas y socialistas que rugen de placer malsano; más allá, un montón de carnes sanguinolentas, todavía sensibles, vivamente destrozadas, asaeteadas, crispadas de dolor; atemorizadas por la brutal violencia, nerviosas por los infames insultos, ignorante de las razones por las cuales era víctima de aquella monstruosa sevicia; ¡nada!, casi nada quedaba de aquel hermoso animal, de aquel milagro de fuerza, dinámica y gallardía; ¡no, en realidad, nada!, nada quedaba; el bruto amoral de dorados honorarios había cumplido con la misión encomendada por aquel hato impío de falsos humanos; la brutalidad y perversidad habían triunfado una vez más; socialistas y capitalistas, se retiraban, luego, felices de haber dado rienda suelta a sus bajas pasiones; habían masacrado una vez más, la esperanza y la virtud. Pero, qué importaba el dolor ajeno, el sufrimiento y la consolidación de la barbarie, si esas bestias humanizadas, finalmente habían sido consecuentes con su naturaleza y tradición.

2 comentarios:

nelsonesteban76 dijo...

Saludos amigo Saulo,

Un placer visitarte a los tiempos, muy buen post, definitivamente la Feria no es más que la brutalidad extrema e ignorante de un grupejo de hijos de su pucta madre que gozan al ver despedazar a un animal.

Si bien es cierto apenas el 10% de los asistentes entienden lo que significa esa mierda, el otro 90% no es más que un grupo de aomplejados alcoholicos y zorras que lucen de sus mejores galas de hacendados, disfrazados para cumplir con un requisito social para ser "nice" en la ciudad de Quito.

Me irrita de hecho el maltrato a los animales, pero más me irrita el saber que esa mierda jamás se prohibirá porque tienen suficiente mercado de mediocres, acomplejados, maricones y zorras más unos cuantos salvajes desadaptados que llenan esa plaza para vitorear a un asesino de un animal indefenso, maltratado y vejado.

Hace pocos días me enviaron un correo electrónico que concienciaba a la gente sobre la naturaleza y los animales y una de las frases decía: "...hasta que gozamos de la oportunidad de amar a algun animalito, nuestra alma permanece dormida.....". Bien dicho!

Insisto, buen post amigo Saulo.

Saulo Ariel dijo...

Estimado Nelson, como siempre un gusto contar con tus interesantes comentarios.
Efectivamente, bastante tiempo que no te reportabas; espero que, tanto tu vida privada como profesional marchen viento en popa.
Sobre tus opiniones muy de acuerdo.
El otro día leía los orígenes religiosos con que los gachupines y los chapetones mestizos pretenden divinizar la tortura del toro, verdaderas metáforas inmorales y perversas, dirigidas a justificar la sanguinaria barbarie.
Realmente la alegoría es siniestra; el cuento de la búsqueda de la iluminación, con sus parafernalias turbias, maquillajes ampulosos y sus carnicerías amorales(tauromaquia), con el consecuente martirio de los vicios(toro), es perverso, ruín, estúpido. El "greñas" Einstein, ya lo dijo: ".....la estupidez humana no conoce límites".
Que persona mínimamente inteligente puede comparar a un animal pintón, fuerte y elegante como el toro, con el vicio, una característica exclusivamente humana; nadie. Solamente incurren en esa grotesca infamia aquellos que encubren sus vicios con dos avemarías y un par de rosarios.
Es decir que, según los católicos amantes de la barbarie y el trago disoluto, éllos, solo puede acceder a su "iluminación católica" exclusivamente a través del martirio de un inocente. Automáticamente se me viene a la mente la figura de Jesucristo.
Tienes razón cuando dices que la mayoría de borrachos palurdos, ni siquiera saben que se trata de una fiesta religiosa católica. Por que no me sorprende esta relación afectiva entre el sadismo y la religión; hay que recordar que Jesús, fue crucificado entre otras razones por atacar el mercantilismo rapaz de la religión judía de aquella época.
Yo creo que pedir sensibilidad o reflexión a este tipo de gentuza prejuiciosa, violenta, ignorantona, racista, alcohólica, es definitivamente perder el tiempo y la paciencia.
Hace unos días le escuchaba a un estúpido infeliz decir que "todos los que rechazan las corridas de toros son correístas". Que se puede decir de semejante bastardo; están dispuestos a todo con tal de mantener su "derecho a la barbarie".
En fin, nefandos folklorismos típicamente chapetones que esperemos alguna vez sean definitivamente eliminados de estas tierras ecuatorianas.
Un gusto, estimado Steve, espero poder leer en el futuro alguna de tus irreverentes y concluyentes opiniones en tu blog de librepensador.
Que estés bien.