martes, 20 de abril de 2010

El parqueo tarifado en Ibarra.

Cada vez me convenzo más y más que el populacho jamás reaccionará. Es imposible que gente que nació para arrastrarse en la indigencia moral entienda nociones básicas de libertad y dignidad.

Durante la anterior administración municipal de la Izquierda Democrática, con la excusa de dinamizar y alternar el uso de las zonas de parqueo en las principales avenidas y calles comerciales de la ciudad de Ibarra, se implantó un sistema llamado “de parqueo tarifado”, a través del cual las personas que estacionaban sus vehículos en las vías públicas debían pagar una determinada cantidad de dinero por hora o fracción de hora.

Para tal efecto el Municipio contrató a una empresa privada, sin licitación ni concurso, para que brindara tal servicio. A pesar de las dudas que generaban la rapidez en la firma de los contratos y la poca o ninguna discusión del tema por parte de la suciedad y/o sociedad ibarreña, los “dueños del Municipio” procedieron literalmente a adueñarse de las calles centrales de la ciudad.

Un pequeño grupo de ibarreños, principalmente, comerciantes que aparcaban sus vehículos junto a sus negocios se opusieron a tal medida recurriendo a la manifestación pública y la resistencia pacífica. Por dichas protestas recibieron de parte de los burócratas del Municipio encabezados por el pigmeo mental que fungía de alcalde el calificativo de “los tres pelagatos”; apelativo que en lugar de ser rechazado por aquellos, más bien fue aceptado hasta el punto que las publicaciones con las que intermitentemente se dirigían a la ciudadanía terminaron siendo tituladas con aquel insulto despectivo de la corrompida partidocracia socialdemócrata.

El parqueo tarifado terminó siendo consolidado y de esa forma prácticamente se privatizó un servicio o derecho público. Sin embargo, no todos los concejales estaban de acuerdo con aquella decisión, o por lo menos eso decían en esa época; un grupo minoritario, políticos de profesión vinculados con el Socialismo y el Movimiento Popular Democrático; éstos, señalaron con su característica jerga demagógica su oposición total a que se cobre por el estacionamiento en zonas públicas. Entre ellos el actual alcalde, alguien de apellido Martínez, vinculado con el Socialismo.

Terminada la nefasta, corrupta e incompetente administración de la Izquierda Democrática, se apropió del Municipio la coalición de Alianza País y el Socialismo, y en contubernio con una concejala del MPD, lograron la mayoría en el Concejo Municipal y entre sus primeras decisiones procedieron a derogar la ordenanza que creaba el parqueo tarifado.

Pero, hace unos cuantos días, los socialistas, y los comunistas del MPD, así se suelen hacer llamar ellos, decidieron que el parqueo tarifado “siempre sí fue una buena idea para sacar dinero”, y reinstalaron dicha imposición, que aparentemente entrará en vigencia desde mayo del presente año.

Se esgrime la excusa de que ciertas personas se adueñan literalmente de los estacionamientos, que se colocan obstáculos en la vía para impedir que otra persona pueda estacionar su vehículo o que simplemente haciendo gala de bravuconería, cualquier matón hijo de vecino en base de amenazas impide que las personas puedan usar aquel espacio público. Es posible que suceda, nunca faltará algún canalla que quiera apoderarse de algo que es público, de uso general. Es posible que suceda, pero debe ser una excepción; y no es posible que sobre una excepción abusiva se castigue a todos. Son los brutos y solamente los brutos los que deben ser reprimidos y no los demás; pero hazles entender eso a los socialistas del feminismo del siglo XXI.

También, más de un aprendiz de burgués y alguno que otro burócrata zoquete, con aspavientos e histerias propias de guaricha, aducen que no tienen donde estacionarse, al tiempo que se jactan de estar dispuestos a pagar la patriota tarifa. Increíblemente, el asunto del parqueo ha terminado volviéndose un asunto de vanidad y discriminación, porque resulta que ahora los pobres diablos con complejo de ricachos y las viejas chancludas y maquilladas, fieles representantes de la crema acre ibarreña, tienen privilegios frente a los “pobretes que a duras penas les alcanza para pagar un litro de gasolina”. ¡Ah Ibarra, si no fuera por tu clima, si no fuera porque soy nativo ibarreño!

La excusa mencionada anteriormente, es falsa pues, si algo sobra en el centro de Ibarra, son estacionamientos privados. ¿Por qué los pipones de la burocracia pública, incluidos socialistas y/o seudo comunistas, hoy de festín diario, gracias la Gobierno del Feminismo socialista de Rafael Correa, soslayan aquella realidad? Simplemente porque gracias al tarifado de los estacionamientos públicos podrán sacarle dinero a la gente y tendrán una excusa más para inflar la burocracia municipal, con sus amigos y parientes.

Cómo le explicas a un masoquista, que disfruta siendo masacrado, los peligros y perjuicios de aquella conducta antinatural y brutal. Muy difícil, sino imposible. De hecho en el caso particular, a mi que me importa, si al personaje le gusta que le den duro pues problema de él o ella. Pero, el masoquista no puede, ni debe obligar a otros a aceptar tal violencia; ni tampoco se le debe permitir que pretenda imponer a los demás ese tipo de conductas aberrantes, perniciosas y brutales; es decir aquel intento por imponer violencia debe ser firmemente rechazado. Si alguien quiere joderse, ¡que se joda!, él o ella, pero que no jodan a los demás.

Pues bien, en Ibarra hay “masoquistas” que quieren obligar a los demás a practicar esas conductas estúpidas y degeneradas a través de la tácita dictadura de un Estado parcial, llamado Municipio, dirigido por personajes de moral turbia y apetitos desbocados. Y, lo triste y despreciable del asunto es que la mayoría acepta con sumisión y torpe voluntad tal violencia.

Dicen que: “solo hace falta que un buen hombre mire para otro lado para que los malos triunfen”. Yo le digo al señor o señora que dijo eso: venga a Ibarra y constate, mire la suciedad, observe la corrupción, huela la podredumbre, sienta la indolencia, busque a los hombres buenos que le ayudaran a chocar contra un sistema dominado por personajes sin Dios ni ley, ¡venga!, intente limpiar todas las deyecciones tradicionales de una mayoría de sociedad satisfecha con ser explotada y maltratada por una jorga minúscula de miserables sátrapas, ¡venga y constate!, quizá la realidad le obligue a replantearse sus objetivos, y la verdad le sugiera buscar metas y derroteros que valgan la pena, en cualquier caso, ¡venga!, me comprometo a invitar la primera botella de whisky.

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