miércoles, 21 de abril de 2010

La Prensa Ecuatoriana.

Una sentencia que me parece debe ser considerada una verdad irrefutable es aquella que señala lo siguiente: “La honestidad y decencia de los dueños de un medio de comunicación es directamente proporcional a la honradez, valentía, veracidad e imparcialidad de los noticieros (por ende de los periodistas) de aquel medio". Es decir, un noticiero que pondera y privilegia la verdad por sobre todas las cosas es ciertamente propiedad de un hombre honesto; verdad tan cierta, como que un noticiero dirigido por gacetilleros mezquinos, simplemente refleja la indigencia humana del dueño de aquel medio. Considerando lo que sucede actualmente en el País con la totalidad de la prensa ecuatoriana es fácil concluir que los periodistas (si nos atrevemos audazmente a llamar periodistas a esos vulgares locutorcillos de gestos rebuscados), en realidad son simples polichinelas que se limitan a repetir lo que les ordena el dueño del teatro.

Ya en alguna oportunidad un hombre inteligente mencionó que: “si en este País hubiera verdadero, honesto y valiente periodismo investigativo, el tiranuelo Rafael Correa y su gobierno corrompido, habría caído, hace ya, muchos meses atrás”.

Como ya se mencionó anteriormente, la calidad de los noticieros y los contenidos de los diarios, reflejan la calidad moral de sus dueños; por lo mismo, un noticiero o un diario falaz, sesgado, parcial, mentiroso, y dependiente de los intereses económicos o apetitos inmorales de sus accionistas, jamás informará con veracidad, valentía y honradez. Hasta cierto punto, exigir a estos medios, públicos o privados, un trabajo veraz, es una verdadera candidez, pues es lógico que no lo van a hacer, por obvias razones.

Las evidencias que demuestran la paupérrima calidad de la prensa ecuatoriana tradicional son muchísimas y se presentan a diario. Por ejemplo, días atrás la prensa informó que cierto personaje guayaquileño había fallecido. De manera reiterada los medios tradicionales difundieron aquella noticia al tiempo que exaltaban grandilocuentemente las supuestas dotes artísticas de ese individuo que laboraba en un canal de televisión guayaco, y que había alcanzado en su ciudad cierta notoriedad por sus incursiones en la declamación demagógica y populachera.

Pero sospechosamente, la prensa tradicional se olvidó de mencionar que ese personaje fue parte de uno de los gobiernos más corruptos de los últimos tiempos, quizá solo superado por las inmoralidades del Gobierno de Jamil Mahuad, y definitivamente por las corruptelas del Gobierno feminista de Rafael Correa. Hasta hoy recuerdo como, el día en que Abdalá Bucaram fue expulsado del Poder, horas de la noche, cuando la suerte estaba echada, y los patriotas roldocistas salían en desbandada del Palacio de Carondelet, algunos cargando sacos de yute, que testigos presenciales señalan estaban repletos de dinero, el mencionado “vate” guacharnaco que durante aquel Gobierno desempeñaba tareas de comunicación pública, una especie de vocero oficial, había salido a la calle García Moreno y desde ahí, emocionado, insultaba y puteaba redundantemente como alcohólico de cantina barata, a la prensa que filmaba y fotografiaba la huida de los patriotas roldocistas y bucaramistas. Es decir, ayer, puteaba y carajeaba a periodistas y fotógrafos, y hoy es recordado sensibleramente por la prensa tradicional, que lo homenajea descaradamente, quien sabe, hasta por los mismos a los que en su momento puteó de manera desvergonzada. Esa es la prensa ecuatoriana y esos son los héroes populares, aquellos que, interesadamente, son encubiertos con calificativos como: “patán del noble corazón”.

Hace algunos días no más, los ecuatorianos nos enteramos a través del Miami Herald periódico estadounidense, de una denuncia realizada por un ecuatoriano que decepcionado por la indiferencia y menosprecio, bastante sospechosos, de la prensa nacional, tuvo que viajar a un País extraño a realizar su denuncia. Esa realidad, la de un ecuatoriano buscando ayuda en la prensa extranjera, fuera de su propio País, para hacer conocer sus denuncias a la sociedad ecuatoriana, son una prueba fehaciente de la calaña de prensa que existe en Ecuador.

A uno le llama la atención que determinadas noticias, muy promocionadas en algunos medios, y que ciertamente deben ser conocidas por la sociedad, son ignoradas o soslayadas por otros. También es fácil observar que hechos noticiosos que deberían ser profundamente investigados, apenas son, brevemente susurrados, mientras que otros temas notoriamente superfluos, vulgares, pomposos y ridículos como por ejemplo la vida social de los “famosos” son explotados, cernidos y desnudados al revés y al derecho en una suerte de periodismo pornográfico.

¿Qué hacer frente a esta desesperante, decepcionante y desgraciada realidad? Los noticieros de televisión o radio y los diarios, públicos o privados, no van a cambiar su línea editorial chueca, ni tampoco la verdad y el periodismo honesto serán prioridad. No, los intereses de los accionistas de esos medios siempre prevalecerán frente al derecho de la sociedad de acceder a información veraz sobre todos los asuntos públicos que se desarrollan en el País y que directa o indirectamente les incumbe. Quizá la solución correcta sea apagar la televisión, o mirar las versiones alternas de la “verdad” ofrecidas por los medios públicos y privados, conscientes de los verdaderos intereses de unos y otros, al tiempo que sacamos nuestras propias conclusiones. Y cuando hablo de “sacar conclusiones”, me refiero a que definitivamente la prensa ecuatoriana vale mierda.

1 comentario:

Dennis dijo...

Si no empezamos a reaccionar pueblo protestando y prensa investigando y denunciando eticamente la corrupcion del machote hocicón la cosa se va a poner color de mandingo.
Miren lo que ya paso en Cuba y lo que esta pasando en Venezuela.
De continuar asi vamos a repetir los errores de esos pueblos.