lunes, 18 de mayo de 2009

Una más de las notorias contradicciones de este mundo social.

La decisión de otorgarle a Albert Gore el Premio Nobel de la Paz, es algo que quería tocar desde hace mucho tiempo atrás, pero como gran cantidad de cosas en la vida, ora por olvido, ora por desinterés, etc., quedó casi perdido en las oscuridades de mi inconsciencia; pero, si hay una verdad de a kilo, esa es que, hay cosas que tarde o temprano tienen que hacerse porque tienen que hacerse.

Sin embargo, tocar el tema exclusivo del Gran Bobo que acompañó al “fálico narizotas” Clinton en la dirección de Gringolandia por demasiado tiempo, y su sorpresiva nominación y grosera premiación, me pareció un tanto exagerado para abrir un post. De manera que decidí mostrar una más de las estúpidas y groseras sinrazones que son tan comunes en los pantanos sociales del Planeta Azul; lugares oscuros en donde la platinada basura humana es famosa, idolatrada y adulada; mientras que la espiritualidad, los principios morales y la sabiduría son vistos con recelo, temor, odio o indiferencia. Es decir, que mejor alternativa que confrontar la respetable Virtud con el sórdido vicio.

Cuando supe que le habían entregado, al gordo Gore, el premio Nobel de la Paz, me sorprendí, ¡ya lo creo que me sorprendí! No entendía que méritos había hecho el común y aburrido político estadounidense para ser catalogado como un Ícono de la Paz.

Por ahí de repente, apareció un video, ¿qué nombre tenía?, Mentiras verdaderas, o era Verdades a medias, o Verdades incómodas, no lo sé, jamás vi el video y espero no verlo, no me interesa viniendo de quien viene.

Que me late que el Nobel de la Paz, es el premio de consolación que Gore recibió por guardar actitud sumisa, cómplice y cobarde con la escandalosa primera elección de Bush Jr., como presidente de la nación gringa.

Que vergonzoso que el “piggy” Gore haya esperado a salir de sus mediocre vicepresidencia para acordarse de las debilidades de la democracia gringa, si es que se puede, a eso, llamar Democracia, o que de la noche a la mañana, muy de repente, se le haya dado por asumir su esnobismo ecológico.

Si tienen dudas al respecto de la actitud y conducta timorata y compinche del “piggy”, revisen el documental Fahrenheit 911 de Michael Moore, en donde se encontrarán con una serie de evidencias que demuestran que en aquella elección se dieron muchísimas cosas que estaban podridas. Como por ejemplo la imposibilidad de sufragar que muchos afrogringos sufrieron de parte de los republicanos ansiosos por colocar en el poder al “asshole” que sabemos; conspiración que finalmente tuvo éxito. En el documental se ve claramente que Gore pudiendo intervenir a favor de los ciudadanos que eran víctimas del sistema, no lo hizo y más bien fue cómplice de dichas violaciones. Simplemente el político demócrata se arrodilló al sistema y se limitó a obedecerlo, a pesar de que éste claramente lo perjudicó. Y él mismo lo reconoció. Adicionalmente, ni siquiera tuvo la decencia de renunciar o hacerse a una lado de aquella farsa inmoral, sino que, terminó siendo parte de ella.

Sin embargo, de manera abrupta, naturalmente ya fuera del poder, el gordo Gore, todo un millonario por cierto, reinventa el agua tibia y nos viene con el cuento de que él y solo él, descubrió los efectos negativos de la polución industrial y los efectos negativos de la contaminación en el clima del mundo.

Para los gordos burócratas y los desinteresados (entiéndase desinteresados como apáticos), dueños de las elecciones del Nobel: las acciones, investigaciones, esfuerzos y demás actos encomiables llevados a cabo por principios, voluntariamente, valientemente; desarrollados por gran cantidad de ambientalistas, científicos naturalistas, así como hombres y mujeres amantes de la naturaleza, no significan nada, en comparación con la imagen farsante y demagógica del politiquero gringo, que no pudo ser presidente porque le faltó carácter para defender su triunfo y decencia para rechazar al sucio sistema.
Más de un incrédulo se ha preguntado, qué hizo el gordo Gore cuando fue Vicepresidente de la mayor potencia mundial, a favor de la naturaleza y en contra de la polución creada por las industrias y fábricas principalmente estadounidenses. ¿Qué hizo? ¿Se lo preguntaron los dueños de los premios Nobel o simplemente pasaron por alto aquella Verdad Incómoda?


Cuando supe que Dian Fossey había sido asesinada, una mezcla de emociones se adueñaron de mí: incredulidad, decepción, tristeza, pero también indignación. No podía entender como la raza humana capaz de producir seres majestuosos con calidades y valores tan sublimes como integridad, sensibilidad, solidaridad, respeto y amor; también podía degenerar en despreciables pestes semovientes que se arrastraban exclusivamente en la búsqueda de una víctima inocente o un ser digno, en donde clavar sus infames garras y viles colmillos para saciar su sed insaciable de codicia, sevicia y ruindad.


Que notoria es la responsabilidad de aquellos “famosos y famosas”, de los dueños de los dorados homenajes, de los comensales de aquellos banquetes millonarios del jet set internacional; en aquellos actos perversos que se cometen en contra de la dignidad e integridad, manifestada físicamente en aquellas personas que han hecho de sus principios morales un verdadero apostolado práctico.

No, para los dueños de los premios Nobel, Dian Fossy no se merecía tal galardón, pero sí el pipón Gore. Como que aquellos magos de la Literatura que han recibido en su momento aquel premio debieran sentirse un tanto ofendidos de recibir, en su momento, aquel homenaje.

La entrega del Nobel de la Paz, a Albert Gore, ofende la calidad y decencia de los trabajos y acciones de quienes realmente se esforzaron por conseguir un mundo mejor; muchas veces a riesgo de sus vidas; muchas veces pagando con sus vidas sus inocentes sueños de un Paraíso en esta tierra.

En cualquier caso, la opinión favorable y valiente de un hombre honesto a favor de las acciones generosas y sublimes de aquellos hombres y mujeres libres, vale infinitamente muchísimo más que cualquier miserable premio mundano o que las muestras de servilismo, adulación, e ignorante sumisión de las enormes manadas de gaznápiros en favor de las famosas creaciones humanizadas de la moda, el glamour, la depravación, la mentira y la maldad.

Ciertamente las cualidades de la virtud y sus magnánimas doncellas y sublimes hijos; nada, pero que nada, tienen que ver con los malsanos virus que deambulan en los miasmas mundanos del vicio y el crimen, muchas veces disfrazados de burda sensiblería y morboso éxito. Muy cierto.





Pdta.: A pesar del desagrado que me causaba incluir la fotografía de Gore y Bush Jr., par de farsantes, mediocre y siniestro, respectivamente, opté por incluirlos para hacer más palmaria, todavía, la contradicción. Por una lado la corrupción y la miseria humana representadas en las vergonzosas imágenes de dos de sus bastardos más visibles y reputados; y por otro, la riqueza humana y la majestad moral de Dian y la confraternidad con sus Gorilas en la Niebla.



1 comentario:

nelsonesteban76 dijo...

Saulo,

Realmente esos comités de elección y selección de los “ciudadanos ejemplo” del mundo no son más que clubes sociales de gente llena de compromisos y de esnobs y lamebotas cuyo trabajo es expresar una sonrisa muchas veces fingida en nombre de “lo mejor para el mundo”.
Al Gore no es la excepción, es parte de un gobierno plagado de corrupción y mediocridad y es parte de un sistema democrático totalmente falso, miembro de una democracia fingida y poco incluyente.
Me asombra, como a ti, la nominación y premiación, más que nada al premio de paz ya que en su documental nada se habla de la paz, no es más que una retórica utópica sobre el calentamiento global, con varios argumentos válidos, pero hipócrita viniendo de una persona que lleva un nivel de vida de tanto derroche que insulta con su consumo de recursos y energía al planeta y a las personas que de una u otra manera nos preocupamos por el ambiente.
Que USA es uno de los más grandes aportantes a la contaminación es un hecho, utilizan aun métodos de producción obsoletos, en su mayoría a base de combustibles fósiles, ya que son más económicos, tanto así que es el único de los países poderosos que nunca le dio la gana de firmar el protocolo de Kyoto.
Acerca de muchos individuos que de forma sincera contribuyen con el bienestar de nuestro maltratado y prostituido planeta, es tal cual muchos de los fenómenos sociales en los que se debe tener cierto poder o influencia para que el mundo se entere de su presencia y se tenga un espacio público, mientras no son nada y tienen que limitarte a ver que miles de mediocres tienen el espacio que les corresponde, tal como mencionas a Dian Fossey.