martes, 9 de junio de 2009

Acerca de las regulaciones en contra de los peatones.



Nótese la pinta con la que el cuarteto de Liverpool cruza aquella calle. Indiferencia y desprecio a la mundanidad; pero al mismo tiempo seguridad y confianza en sí mismos. Sin duda un clásico. Claro que menos mal no pasó por ahí algún hooligan ebrio a bordo de un Austin Morris en cuyo caso John, Paul, George y Ringo, habrían dicho: “¡patitas para que las quiero!”
En este país es fundamental desarrollar el sentido del humor, sobre todo del humor gris y negro; de lo contrario, las personas corremos el riesgo de desarrollar enfermedades psicosomáticas que terminarán por arruinar nuestra salud y calidad de vida.
En virtud de lo ridículo y despectivo de las regulaciones que establecen sanciones en contra de los peatones que cometan el atrevimiento de violar las leyes de tráfico vehicular y ahora peatonal, no hubo más remedio que esbozar una sonrisa de desprecio.
Y es que, es chistoso por ejemplo los argumentos de los "genios" del gobierno correano, en el sentido de que las sanciones contra los peatones son para: “precautelar las vidas de ellos mismos”.
Hace algunas semanas comentaba en un
post, la experiencia molesta que tuve que afrontar con un “angelito” del volante, un imbécil de esos que deambulan con la radio del carro a todo volumen, o de esos que usan el celular mientras conducen, para hacernos creer a los demás que son personas importantes, muy diferentes a los pobres diablos que en realidad son.
Probablemente más de un año hace, que por reclamarle a un chapa de gafas oscuras, botas negras y moto guzzi, su indiferencia ante un tipejo que se había subido al paso cebra ante sus narizotas, recibí un chillido animalesco e ininteligible.
La sensatez y el instinto de conservación me han enseñado que a pesar de que el semáforo esté en rojo, debo esperar a que los dueños de la calle paren sus instrumentos homicidas, y solo entonces cruzar al otro lado de la vereda.
Cuántas veces los peatones hemos tenido que emular a Carl Lewis, y pegar un salto de medalla de oro, cada vez que cruzando por el paso rayado, la luz verde nos ha pillado a mitad de camino, so pena de ser embestidos por los apurados energúmenos con complejo de Fittipaldi estreñido.
¡Qué cosas viejo! Solamente a los vivísimos de este gobierno de imbéciles se les ocurre castigar a las grupos más vulnerables, para disque “cuidarlos y protegerlos”.
Por otro lado, he buscado el registro oficial, el reglamento o ley, que castiga a los peatones y no lo he encontrado por ningún lado. La prensa, tampoco le ha dado mayor importancia. Los diputadillos, ¡ah esos malditos hijos de…! Ni un solo diputadillo del asqueroso Congresillo ha dicho nada absolutamente nada en contra de esa regulación malintencionada en contra de los peatones. Ni uno.
Alguien me decía por ahí que, hasta antes de la presidencia correana, los socialistas si se quejaban de la violencia que sufrían los peatones, porque los pobretes marxistas andaban a “lomo de culebra”; pero, como ahora se mueven a toda velocidad en los modelos del año de la General Motors, pues, las cosas cambiaron radicalmente.
Ayer tanto buscar me encontré un pequeño resumen de las tales reformas en la página web de una gacetilla morlaca. Analicemos algunos resúmenes de la mencionada ley o reglamento:


“Son deberes de los peatones que circulen por vías públicas donde no existan aceras, hacerlo por el costado izquierdo, en sentido contrario a la dirección normal de circulación de los vehículos.”
En primer lugar se nota la calaña de los sujetos que hicieron el reglamento por la forma ambigua en que está redactado este artículo. Costado izquierdo, contrario a normal circulación de vehículos. Es decir, peatón por izquierda, vehículo por derecha. Quizá lo hacen para que no te embistan por la espalda, sino de frente, quizá para que el incidente sea más “personal”.

“Si luego de iniciado el cruce reglamentario, se produjere el cambio de la señal, el peatón tiene derecho a continuar y los conductores respetarán el derecho de vía del transeúnte.”
Justo lo que mencionaba líneas atrás. Pregunto estimado lector, ¿debemos confiar en el buen juicio o la buena voluntad de un tipo al que no conocemos?, ¿debemos poner nuestra vida en manos de la posibilidad de encontrarnos al frente de gente sensible y respetable?, ¿debemos seguir cruzando tranquila y confiadamente independientemente que el verde nos haya alcanzado en mitad de la calle? Antes que respondan, les recuerdo que vivimos en Ecuador.

“En las ciudades los peatones deberán cruzar la calzada por las zonas demarcadas debiendo los conductores detener la marcha de los vehículos antes de la zona de cruce peatonal. En vías urbanas y rurales donde no existan cruces peatonales marcados, podrán cruzar la calzada cuando no haya vehículos muy próximos.”
Es que es increíble. Supongamos que un ingenuo peatón sigue al pie de la letra este artículo, y cruza por las “zonas demarcadas” imaginando que los vehículos inevitablemente se detendrán ante el ejercicio de su derecho. Qué pasa si eso no sucede y un maldito canalla se le va encima. Los miserables que redactaron la ley van a mover un dedo para ayudarle a esa pobre víctima de sus leguleyadas, gastarán de sus bolsillos medio centavo para cubrir los gastos médicos de ese pobre hombre o mujer, saldrán ellos a capturarle al bruto que lo atropelló. Aunque como se dan las cosas en este país, a lo mejor, la víctima termine siendo culpable del “accidente”. Las cosas en la realidad son muy diferentes; son los peatones los que tristemente tienen que esperar a que los dueños de las calles tengan la bondad de detener sus “bólidos”. Como si por un vulgar reglamentucho las cosas fueran a cambiar.

“Es prohibido circular o detenerse en la calzada de las vías abiertas al tránsito vehicular. Cruzar las avenidas y calles de los centros poblados, por sitios que no sean las intersecciones o zonas señaladas para el efecto.”
Si las calzadas van a estar abiertas al tráfico vehicular, entonces por dónde caminamos, pues, ¡chambones!

“En caso de infracción el transeúnte deberá entregar su cédula de identidad al policía. Si no la tiene a mano, el agente tiene la obligación de acompañar al infractor a adonde sea necesario para obtener la cédula y así poder entregar la boleta de infracción.”
Este es el artículo que más me molesta. En mi ciudad, mi ciudad nativa, suelo salir con mi cédula de identidad exclusivamente cuando tengo que usarla para algún trámite en el que me exijan tal documento. Sin embargo, ahora, por obra y gracia de la revolución correana, cada vez que tenga que salir a comprar una coca cola donde la vecina, deberé primero cerciorarme que tengo la dichosa cédula a mano. ¿Qué sucede si no cuentas con la cédula en ese momento? Pues, sorpréndete, no es que “te acompañan a donde sea necesario”, ¡te llevan en cana!, hasta que puedas presentar aquel documento. Imagínense ahora la policía que a cada momento nos dice que no cuenta con el personal y los recursos suficientes para enfrentar la violencia de la delincuencia contumaz, deberá perder el tiempo “acompañando” o metiendo en chirola al pobre ciudadano que olvidó salir con su cédula en su propia ciudad, en su propio país. ¡Qué tal! Solo en Ecuador y talvez en Cuba.
Pero es que adicionalmente, los muy malnacidos se atreven a multarnos; insisto, disque para “precautelar nuestra integridad física”. ¡Qué poca madre de estos hijos……!

No estoy en contra de que se legisle a efectos de crear conciencia, orden y respeto en los peatones, pero no es atacándolos furibundamente como si fueran delincuentes que se va a lograr aquello.
Los peatones no salen a la calle a atropellar a los vehículos. Los peatones no tienen una armadura tipo Ironman que los proteja de los impactos contra un objeto contundente que se mueve a gran velocidad. En un “choque” entre un vehículo y una persona, siempre pierde el peatón. Antes de sancionar a los sectores vulnerables primero debió iniciarse un proceso efectivo para culturizar a los conductores, haciéndoles notar que ellos también en algún momento serán peatones y se beneficiarán del respeto a las normas que regulen el tráfico en general; seguido de severas sanciones a los conductores agresivos e irresponsables que abundan en las carreteras de este país.
Pero, qué podemos esperar los ecuatorianos y más específicamente los peatones, acaso no somos gobernados por los “inteligentes, honrados y eficientes” seguidores del socialismo del siglo XXI.
¡Qué bárbaro!, viejo, ¡qué bárbaro!

6 comentarios:

Anónimo dijo...

EL OTRO DIA MIENRAS CONDUCIA TUVE QUE FRENAR A RAYA PORQUE UN LONGO DE MIERDA SE CRUZÓ CON EL CEMAFORO EN VERDE. SE PASAN NO MAS COMO SI ESTUVIERAN EN LA CASA. ENCIMA EL INDIO MAS BRAVO. LA LEY ESTA BIEN OJALA GOLPENDOLES EL BOLSILLO APRENDAN Y VEAN EL CEMAFORO ANTES DE CRUZAR.

Hellkar dijo...

Realmente no es culpa casi nunca coincidimos en los criterios, la verdad está bien que se hayan creado leyes para cruzar las calles y para transitar. Si tenemos claro como se hace y lo respetamos bajamos el índice de accidentes obviamente tanto peatones como conductores.

El maldito problema es que como latinoamericanos que somos tenemos la idea putrefacta de que las leyes sirven para criticar al resto y para no cumplirlas nosotros!

El irrespeto a las leyes es por ambas partes peatones y conductores los primeros por cruzar por donde les da la gana y no por donde debería ser y los otros por poner un ejemplo por girar sus vehículos sin usar direccionales. (Eso por poner un ejemplo de cada parte, no porque sean los únicos).

Otra cuestión, cual es el inconveniente de llevar la cédula a todo lado que vamos, si nos molestamos por sacar las gafas para vernos guapos o el celular para apantallar.. (o bueno para usarlo igualmente) que tengo pueede pesar un rectángulo de papel emplasticado, para mi es tratar de ahogarse en un vaso de agua.

Ahora, si nos enteramos que cosas hay que hacer y ya ponemos el pesimismo de chuta si cruzo como debo como confío en que el resto respete, obviamente lo mejor entonces es no hacer leyes para que nadie las infrinja...

¿Es esto algo lógico? La verdad no creo.

Hellkar dijo...

* Donde dice que tengo puede debería decir que tanto puede

Anónimo dijo...

Las leyes estan bien pero yo lo que le veo complicado es como hacer para que todos las cumplamos como dice hellkar somos malenseñados toditicos.

nelsonesteban76 dijo...

Saludos Amigo Saulo,

Comparto contigo la inquietud de los peatones que no hemos recibido la respectiva información sobre los nuevos cambios, es más, ni siquiera se ha hecho una campaña para informar sobre alguna página web o algo así para encontrar esta valiosa informaciónm y digo valiosa porque si no la sabemos o nos matan o nos multan.

Por otro lado muchas de las leyes que nos rigen son inapropiadas para nuestra realidad, de pronto pueden ser prácticas y necesarias en avenidas como la 10 de Agosto en Quito o la 9 de Octubre en Guayaquil, pero no en pequeñas calles de Riobamba, Guaranda, Guamote o Atacames, entonces????

Pero debo decirte también, que aunque no es la forma correcta, es imperante una medida que controle la irresponsabilidad de los conductores Y DE LOS PEATONES, el hecho de estar en desventaja en un lamentable accidente por el volumen con el que se impactan, no les exime de responsabilidad cuando se te avalanzan en los cruces o te torean esquivando los retrovisores, solo como ejemplo: http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/5-707-accidentes-de-transito-76209-76209.html.

Saludos Amigo Saulo

Saulo Ariel dijo...

Hellkar aquí lo único claro es tu servilismo a favor de las estupideces de tu amado héroe y sus alcahuetes chauvinistas.
Talvez, te molesta no poder conducir en tu Mercedes Benz, a toda velocidad por la 10 de Agosto, sin que tengas que frenar porque algún peatón cometió la imprudencia de cruzar por tu avenida.
El mismo y estancado Hellkar de siempre.
A pesar de que son los conductores los principales causantes del relajo en el tráfico en las calles y del irrespeto a las señales; los malditos criadillos correanos legislan en contra de los peatones. Con esos amigos para qué enemigos. Todos los días en las narices de los chapas los conductores invaden el paso cebra; todos los días se cruzan los semáforos en rojo; todos los días los “pilotos de carreras” lanzan sus bólidos a toda velocidad por las calles y avenidas de las ciudades. Existía legislación anteriormente. Pero a los encargados de hacerla cumplir siempre les ha importado un pepino; es más son los primeros en violar las leyes. ¿Con más legislación se evitará más accidentes? No, para nada. Solamente habrá más injusticias. Por lo mismo no se sorprendan que en un futuro próximo por la torpeza de los cretinos que elaboraron aquella ley asquerosa algún inocente vaya preso o el crimen en contra de algún peatón quede en la impunidad. Pero que les importa, ¡verdad!, que les importa.