Hay imágenes que por la fuerte impresión que nos ocasionan en su momento, se quedan como grabadas en nuestra mente para toda la vida. La variedad e intensidad de éstas, generan en nuestra sensibilidad multitud de emociones, muchas ciertamente encontradas: felicidad, alegría, reflexión, éxtasis; o, tristeza, recogimiento, decepción, indignación, etc. En esta oportunidad quisiera referirme a aquellas que dejan una impronta agradable en nuestra psiquis.
Quizá fue a mediados de 1975 o finales de 1976, para efectos del caso, la fecha exacta carece de importancia; el lugar tampoco tiene trascendencia. Lo cierto es que aquella tarde inidentificable, Yo, apenas un niño, fui al cine. La película que se ofrecía aquel día se llamaba: “El mundo está loco, loco, loco”, o su título original: “It’s a mad mad mad mad World”. Para quienes no la vieron el argumento básicamente consiste en una serie jocosa de peripecias que les suceden a un montón de oportunistas codiciosos desesperados por encontrar un gran botín en efectivo. Tratándose de un clásico de la comedia, “Los Simpson”, tuvieron un episodio basado en aquella; quizá recuerden ustedes a Homero, su “archienemigo” el Gato y la misteriosa desaparición del Zirconio, el saxofón de Lisa y algunas cosas pintorescas más.
Pero, no nos perdamos en las intrincadas y surrealistas locuras del Homero y volvamos al asunto en particular. Durante la mencionada película, en la que inclusive aparecían los Tres Chiflados bastante veteranos por cierto; se desarrolla una escena que como ya mencioné se quedó impresa en mi consciente; el jefe de policía, un anciano interpretado por Spencer Tracy asume la responsabilidad del cuidado del dinero, luego de que éste había sido incautado por él, en su función como autoridad. Por x motivos el hombre sucumbe a la tentación y en un ataque de codicia agarra el maletín repleto de billetes e intenta llevárselo. Me abstendré de relatar el final, que en nada altera el objeto principal de mi narración. En fin, resulta que existe una escena en la que aquel policía veterano y canoso que derramaba seriedad, respeto e hidalguía, pierde el sombrero, que, por influjo del viento va a caer en una amplia, pero, en ese momento, poco transitada avenida. Adivinen quién venía por uno de los carriles; pues, nada más y nada menos que “el típico zoquete” interpretado por Jerry Lewis, que, en un auto de la época transitaba a toda velocidad; el cafre despistado observa al inocente e inerme sombrero al otro lado de la vía y abruptamente se lanza al sendero paralelo, haciendo rechinar las llantas; entonces, conduciendo en contravía, y mostrando una faz de bribonzuelo travieso, agarra derecho y ¡plast!; el pobre sombrero fue a parar al paraíso de los buenos y gentiles sombreros. Mientras el loquillo se alejaba matándose de la risa, el pobre veterano que apenas intentaba recoger su antigua reliquia, en aquel momento ya en mejor vida, apenas alcanzaba a lanzarle un gesto de protesta que más de uno podría interpretar como un: ¡mother fucker!
Aquel recuerdo jocoso me invitó a seguir con atención el trabajo de Jerry Lewis. A medida que iba topándome con sus interpretaciones artísticas terminé por convencerme de que se trataba de un genio de la comedia.
Imposible no sonreír con sus genialidades al mando de una simple y coqueta máquina de escribir invisible. Y que tal, los jocosos sufrimientos que está dispuesto a tolerar con tal de mejorar sus escuálidos músculos, en su deseo de convertirse en un ícono de fortaleza física, imaginando que con eso, conseguirá atraer los afectos de aquella hermosa poesía convertida en la mujer de sus sueños. Como no gozarse de sus interpretaciones como nerd de laboratorio, toda una mezcla de pinky y cerebro, pero sin los apetitos desenfrenados de aquel ratón fanático por: ¡¡conquistar el Mundo!!
Actor de primera, capaz de generar en sus espectadores multitud de sentimientos sobre todo con su lenguaje facial, corporal y gutural. Que capacidad y talento para doblar, guiñar, driblar y deambular literalmente con sus ojos a su entero capricho. ¡Genio!
El video que incluyo, contiene una de las principales escenas de la película “El Profesor Chiflado”, versión original. Recuérdese que Eddy Murphie, incursionó con su propia versión pero, en color “grone”. Eso sí, también bastante chistosa.
Obsérvese la naturalidad de la actitud; la espontaneidad triunfando contra la frustración y la represión abusiva; la felicidad que genera hacer aquello que te gusta y que te abstrae de las miradas hipócritas y plagadas de prejuicio. Talento e ingenio al servicio de la comedia de calidad. ¡De lujo, viejo!
Sin duda, Jerry Lewis ha llevado a la Pantomima y Fonomímica a niveles estelares que pocos comediantes han alcanzado, y a marcado su nombre con letras de oro en el Salón de la Fama de la buena Comedia.
2 comentarios:
jajajajajajaja...buena loco, hay que bestia saludos Saulo Ariel. Ke buena parodia loco. Primera pez que oigo de ese mancito, ya voy a revisar los otros enlaces, tienes razón muy buen comediante el nerd Jerry..... jajajaja....hasta medio parecido a mi, jijijijiji....si yu lider.
Yo crecí viendo a Jery Lewis. Tiene unos shoews excelentes con Dean Martin. Saludos.
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